Las imágenes son muy contradictorias. El Gobierno logró dominar la calle y sancionar la aprobación del acuerdo con el Fondo Monetario, en el Congreso vallado que ofreció un espectáculo asimilable a cualquier cosa que no sea la democracia. Y a la vez, ese retrato habla de una degradación que le pasa facturas al oficialismo.
Se cruzan el serrucho descendente de los Milei y la ansiedad de que surja un