"Estoy de pie sobre las ruinas de una casa en la ciudad de Gaza, oteando el horizonte". Así empieza el libro Descolonizando la mente palestina, del académico Haidar Eid. A pesar de esa sensación de tremenda inmediatez, el trabajo que acaba de publicar la editorial catalana Verso no es una crónica ni un trabajo de campo. Es un ensayo político urgente, una toma de posición rigurosa y polémica sobre el conflicto palestino-israelí.

Hay otra referencia ineludible antes de analizar el contenido de este trabajo: en 2023, mientras Eid estaba escribiendo el capítulo final de su libro, el edificio donde vivía con su esposa y sus dos hijas fue bombardeado. El profesor de Literatura Comparada de la Universidad Al-Aqsa terminó de transmitir los últimos párrafos a través de mensajes de audio de whatsapp, mientras huía junto a su familia hacia la ciudad de Rafah. 

El espanto -ante la masacre de la que son víctimas miles de civiles de la Franja de Gaza a manos del ejército de Netanyahu- no enturbia la mirada de Eid, un intelectual que denuncia "genocidio y limpieza étnica" perpetrados por el Estado de Israel y que, al mismo tiempo, critica la "crisis de representación" política que sufren los palestinos. Plantea que la Autoridad Nacional Palestina desempeña el papel de "sargento de prisiones o jefe de presos, regulando la vida de dos millones de reclusos". 

Eid es sudafricano (se doctoró en la Universidad de Johannesburgo) pero de origen palestino. De ahi que señale haber sufrido dos experiencias de apartheid, "uno de los cuales está en el fondo del cubo de la basura de la historia, mientras que el otro está prosperando y disfrutando de la gloria de la supremacía étnico-religiosa, con la ayuda y el apoyo de excolonialistas e imperialistas".

La búsqueda política e intelectual de Eid se inscribe en la línea de Aimé Césaire, Antonio Gramsci, Ghassan Kanafani, Frantz Fanon, Rosa Luxemburgo y, fundamentalmente, Edward Said. En su lógica emancipatoria, condena los Acuerdos de Oslo que establecieron "la solución de los dos Estados", concretada formalmente pero nunca en los hechos. 

Eid vuelve una y otra vez a la analogía con el régimen de apartheid que sufrió Sudáfrica, al marcar las similitudes entre Gaza/Cisjordania y el bantustán (así se denominaban las áreas reservadas a la población negra, con líderes tribales que se autopercibían "gobernantes") sudafricano. El autor, que es miembro del Movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) argumenta que, además, la supuesta "solución de los dos Estados" no contempla ni a las millones de personas que han sido arrojadas durante décadas al destierro ni a los numerosos palestinos que viven en Israel como ciudadanos de tercera clase. 

La propuesta de Eid suena -al calor de las noticias cotidianas que llegan desde Gaza- hermosamente utópica: se trata del restablecimiento de la identidad multicultural de Palestina, a través de un gobierno inclusivo, laico y democrático. "La alternativa está clara: un Estado para todos los habitantes de la Palestina histórica, independientemente de su raza, etnia y religión; uno que no se base en la opresión de una comunidad sobre otra", escribe el autor.  

Como señala el periodista y activista indio-estadounidense Vijay Prashad en el epílogo, Descolonizando la mente palestina "presenta un argumento que parece cada vez menos probable, pero al mismo tiempo cada vez más necesario".