El ministro de Economía, Luis Caputo, anunció que bajarán los aranceles a la importación de indumentaria, calzado y telas, luego de conocerse el índice de inflación de febrero. La decisión puso en alerta al sector, que denuncia “hace veinte meses que nuestros precios suben por debajo del IPC”. Luego de un año crítico en materia de ventas como fue 2024, la baja de aranceles aporta nuevas amenazas na la producción y el empleo. Las empresas y sindicatos del sector, e inclusive la Unión Industrial Argentina (UIA) rechazaron la medida, que aún no se activó.

“Con el objetivo de bajar los precios locales y aumentar la competencia, vamos a rebajar los impuestos a la importación de ropa, calzado y telas”, indicó Caputo en su cuenta de la red social X. El decreto reducirá los aranceles de ropa y calzado, que pasarán de 35 a 20 por ciento, de telas de 26 a 18 por ciento y de los distintos hilados de 18 a 12, 14 y 16 por ciento

“Bajaron fuerte los aranceles al producto terminado por el solo hecho de beneficiar a la gente que compra ropa cara en el shopping. Esa ropa ya se importa –el 70 por ciento de la ropa es shoppings es importada, otro 25 por ciento se hace con telas importadas-. Nuestra participación en este mercado es ínfima: menor al 4 por ciento”, sostiene Marco Meloni, empresario textil y vicepresidente de Industriales PyMEs Argentinos (IPA).

La industria textil tampoco aporta, en estos tiempos, a subir la tasa de inflación. “Hace veinte meses que nuestros precios suben por debajo del IPC”, agrega el empresario. Sin embargo, la baja de aranceles se decidió como respuesta ante un nivel de la inflación en estos meses por encima de lo esperado.

El sector textil es característico de la industria pyme y reúne unas 24.000 empresas registradas repartidas por todo el país. Abarca desde la obtención de materias primas como el algodón, hasta la tejeduría e hilandería (que suman unas 4.300 firmas) y el acabado y confección de productos textiles e indumentaria (otras 4.000 firmas). Participan unos 540.000 trabajadores, con mayor participación de empleo femenino (69 por ciento).

Usualmente se compara el precio de venta de la ropa en shoppings en Argentina versus otros países de la región, y los precios de venta en el país resultan más caros, pero esto se explica menos por los costos de producción que por los impuestos nacionales, provinciales y municipales que paga la ropa. Un gráfico difundida desde el sector apunta que el 50 por ciento del precio de venta final son impuestos, mientras el 2 a 3 por ciento lo explican los aranceles. 

La baja de aranceles no sólo beneficiará a la ropa cara e importada, sino que facilitará también la importación de ropa muy barata, que se fabrica en condiciones de trabajo esclavo en otros países. “En Bangladesh o India, las personas mueren hacinadas por las condiciones de producción, donde las terminaciones se realizan con amoníaco, que está prohibido, en lugar de utilizar los auxiliares correspondientes”, denuncia Meloni.

Otra problemática es el contrabando fronterizo, que fomenta la informalidad e ilegalidad mediante marcas fraudulentas y el ingreso hormiga. “El gobierno no puede desconocer el ingreso de medias y otros productos textiles provenientes de Chile, Bolivia y  Paraguay a través del contrabando de mercadería", advierte el dirigente empresario.

Más costos y menos ventas

Como en otros sectores manufactureros, con la apreciación cambiaria y la suba de los precios en pesos, el costo de producir en dólares creció en el rubro textil. En lugar de compensar estas desventajas, el gobierno recurre a la apertura del comercio, "una situación que nos hace recordar a los años ´70 o ´90, que termino por llevar a las empresas a la quiebra".

Meloni estima que los costos en dólares subieron un 150 por ciento, con aumentos en la logística (la nafta y el gasoil) y los servicios públicos regulados.

La decisión de una mayor apertura a la competencia externa llega luego de pasar un año como 2024, marcado por la caída masiva en las ventas y la producción del sector textil. En una reciente encuesta de la Fundación Pro Tejer para evaluar la coyuntura, el 62 por ciento de las empresas reportó caídas interanuales en las ventas y el 67 por ciento disminución de la producción. "Esta crisis está impactando en forma conjunta en todos los rubros de la cadena de valor: desde la fabricación de hilados, telas, indumentaria y la comercialización de máquinas, insumos y bienes finales", detalla el informe.

A su vez, al preguntar a los empresarios sobre las razones que explican la caída de la producción, un 80 por ciento coincide en identificar al poder adquisitivo de la población como factor relevante.

Reclamo empresario

Luego de conocerse la decisión del gobierno, 29 asociaciones de empresarios y trabajadores del sector textil se manifestaron en contra de la baja de los aranceles mediante una carta pública. El texto fue breve pero la convocatoria importante, allí señalan: “La cadena de valor textil, indumentaria y calzado de todo el país unida, empresarios y trabajadores, no comparten que la baja de aranceles a la importación sea la solución. Primero debemos bajar impuestos para los que producen en el país y luego, diseñar una estrategia de integración comercial, para no profundizar la caída de la producción industrial y la pérdida de empleo, y beneficiar a los consumidores”.

También la UIA lanzó su propio comunicado donde advierten que con la baja de aranceles “la competencia frente a las importaciones de bienes finales se torna desigual y desleal”, y aclaran que “es preocupante que la agenda de integración comercial no esté acompañada de una agenda de competitividad dentro del país”.