Así como sucedió el viernes en la versión chilena del festival, el domingo Olivia Rodrigo debió pausar por algunos minutos su participación en Lollapalooza Argentina, poco después de haber comenzado, debido al fervor que desató. “Es mi primera vez acá y deberíamos divertirnos todo lo posible. Nunca vi tanta gente en mi vida”, dijo la cantante, mientras se buscaba la manera de que los fans que estaban aprisionados contra las vallas ubicadas frente al Flow Stage pudieran zafar de la incómoda situación. Una vez que volvió a escena, la música se sentó en el piano y arengó al público para que cantara más fuerte que los trasandinos su hit “Traitor”. Tras la balada, “Bad Idea, Right?", “Love Is Embarrassing”, “Pretty Isn’t Pretty" y “Happier” levantaron el bajón, a partir de un pop que bebe de la energía del indie.

De la misma forma que Miley Cyrus, la artista estadounidense aprovechó su paso por Disney para allanar su carrera musical, que en 2022 pegó el salto cuando recibió siete nominaciones para los premios Grammy, gracias a su álbum debut, Sour (2021). Desde entonces, y hoy con tan sólo 22 años y dos discos (el más reciente es Gust, de 2023), le tocó lidiar con la masividad, tal como lo testimonió en su presentación, donde además tocó su canción favorita, según ella misma reveló, “Enough For You”. A ésta le siguieron el cover de “Don’t Speak”, de la autoría de una de sus mayores influencias, la banda No Doubt, y con ella sola interpretándola con su guitarra eléctrica. Y más tarde, al momento de hacer el bis, se despidió con una seguidilla de éxitos, entre los que sobresalieron “Brutal” y “Good 4 You”.

Tan Biónica. Imagen: Cecilia Salas

Si bien Rodrigo encarnó el clímax de la tercera y última jornada del evento, que en esta décima edición tuvo nuevamente como sede al Hipódromo de San Isidro, el trío electrónico australiano Rüfüs Du Sol se encargó de la despedida en el Samsung Stage, cerca de la medianoche. Algunas horas antes, el mismo escenario recibió al tercer headliner de la fecha, Tan Biónica, tras el anuncio de su reunión en medio de la actuación Chano Moreno Charpentier en Lollapalooza Argentina de 2023. Ahora la banda regresó para despedir su gira “La última noche mágica”, de la mano de sus clásicos y en compañía de invitados del calibre de Nicki Nicole y Airbag; con ellos hicieron “Boquitas pintadas” y “Arruinarse", respectivamente. A contramano de lo que supuso esta serie de shows, el cuarteto advirtió que pronto regresará al ruedo.

Cuando la mayoría de los espectadores (entre los tres días sumaron 300 mil) estaban sumergidos en ese desarrollo, la grilla activó un relato paralelo donde pesó la vanguardia. Secundando al DJ estadounidense Disco Lines y al trío de artistas del sello argentino de techno Central Norte, JPEGMafia subió al Perry’s Stage. Nunca se vio en Buenos Aires a un rapero que llevara al género hasta la quintaesencia de su expresión, derribando imaginarios y formatos. Su soporte sonoro apela por la distorsión del jazz, por la disección del rock y por hacer lógico lo inaudito, como cantar sobre la parte vocal de un sample de R&B. En tanto, su retórica combate al racismo sistémico, transformando a la cultura afro una obra de arte en sí misma, de lo que da fe el tema “New Black History”, incluido en el repertorio.

Benson Boone. Imagen: Cecilia Salas

El neoyorquino irrumpió por el tablado solo y ataviado de negro, como si se tratara de una versión más siniestra de Django, el vaquero de Tarantino, desparramando la tensión o más bien la sensación de descargo. Picanteó al público, armó ronda para el pogo y su vehemencia era tal que puteó al sonidista porque quería más volumen. Apenas terminó el MC (tiene pautado sideshow para este martes, en Niceto Club), en el Alternative Stage aconteció lo más próximo a lo que puede estar un recital de una obra maestra. Lo que ensayó Caribou en tiempo real fue la respuesta a la pobreza que actualmente encierran propuestas como la de Benson Boone: novel figura pop (un Ken con mostacho) que un rato antes, en el Flow Stage, brindó un recital tan de manual y payasesco como las piruetas que daba en el aire entre sus temas.

El proyecto del músico y productor canadiense Daniel Snaith superó años luz lo que hizo en su debut porteño, en 2022, con su grupo. Si esa performance le partió la cabeza a más de uno, esta vuelta reseteó estados emocionales y cognitivos. No sólo se reinventó a sí mismo, sino también a la idea de lo que es una canción. Y para ello recurrió una vez más la electrónica, pero no a los convencionalismos de la escena sino al hueso de su esencia. A partir de esa deconstrucción, armó un sonido futurista, cósmico, marciano, dejando por momentos el sintetizador para sentarse frente a una batería que le servía para mimetizarse con la construcción de su baterista o incluso para desafiarlo. Eso podía decantar en un solo de octapads, que de pronto se transformaba en la base de un techno y más tarde tenía bailando a la multitud.

Nathy Peluso le puso el cuerpo a su presentación. Imagen: Alejandra Morasano


De hecho, lo patentado en esta vuelta tomó distancia de la suerte de rave EDM de su reciente disco, Honey (2024), por lo que “Come Find Me” se tornó más elegante y hasta oscurita. Aunque sostuvo sus frecuencias y profundidades, que tomó prestadas el himno “Sun”, cuyas visuales, enarbolando a un sol negro, fueron tan sólo un apéndice de una narrativa en 360. Pero en el desenlace del festival hubo quienes le pusieron el cuerpo a su show. Una de ellas fue Nathy Peluso, que se bailó todo acompañada por su tridente coreográfico, al calor de un groove capaz de pasar en un chasquido de la sobriedad de un bolero como “Corleone” a la beligerancia del rap “Aprender a amar”. A eso se fueron sumando el R&B “Buenos Aires”, la bachata “Ateo” o el costado dance que sembró a raíz de su BZRP Music Sessions.

Previo a que Peluso pusiera en marcha un breviario del espectáculo de su disco Grasa (2024) en el Samsung Stage, Michael Kiwanuca anunció que cancelaba su actuación por razones de salud. La que también amaneció enferma fue la música noruega Marie Ulven Ringheim, el nombre detrás de Girl in Red. No obstante, pese al resfrío que la perturbaba, apareció con sus carilinas y su indie guitarrero en el Flow Stage para combatir a la tediosa lluvia vespertina. En concordancia con la bajada de línea política de Dum Chica el día anterior, que el domingo aún causaba revuelo, la argentina BB Asul, en el Alternative Stage, se solidarizó con el grupo y redobló la apuesta al invitar a la marcha del 24 de marzo. Y eso terminó de convertir al décimo Lollapalooza en una edición en la que la sorpresa fue la constante.