"La memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir libre como el viento", dice la sabia canción de León Gieco. En estos 49 años transcurridos desde aquel golpe de Estado, la Argentina vivió idas y vueltas, avances y retrocesos. En todo este tiempo, hubo un denominador común: mujeres. Son las que lucharon para despertar al pueblo aún en medio del terror. Son las que luego mostraron los peligros que implicaban para la sociedad la desmemoria, el indulto, la obediencia debida y, sobre todo, a los monstruos disfrazados de respetuosos de la institucionalidad que acechaban a la democracia recuperada. Son y fueron las que provocaron que hoy haya en las plazas del país, cientos de miles de argentinos reclamando memoria, verdad, justicia y que no hubo errores ni excesos, sino un plan sistemático de persecución, secuestro, torturas, desaparición y muerte. Pero además que denuncian el intento de destrucción del Estado por parte del gobierno libertario.

En estos casi cincuenta años hubo intentos por impedir que estos crímenes se investigaran. Hubo leyes de autoamnistía, de punto final y hasta indultos. Incluso el gobierno negacionista de Milei resucita un caso, juzgado y condenado, para intentar imponer una nueva teoría, la de un único demonio. Todas fueron desactivándose por "culpa" de esas mujeres que nunca se detuvieron, ni siquiera ante la misma muerte. Las plazas colmadas de este lunes lo demuestran. No solo reclamaron justicia, también sembraron memoria y verdad.

El gobierno libertario no entiende y mucho menos sabe qué hacer con esta capacidad que tiene la memoria de colarse en cada intersticio de la sociedad, flotar en el tiempo, mantenerse incluso como una célula dormida hasta que de repente se activa y espabila a los adormecidos. Esta marea humana --que colmó las plazas del país-- envió un mensaje directo a la Casa Rosada donde les deja en claro que ni los trolls, las redes sociales que dicen controlar e incluso el resucitar viejas teorías lograrán detener el reclamo de verdad y justicia. Y todo por esas mujeres que comenzaron a caminar alrededor de la Pirámide de Mayo.

Ese ejemplo se fue repitiendo sin solución de continuidad en el resto de las provincias. Así comenzaron a aparecer en las plazas de sus ciudades y las rondas se replicaron. A Olga Márquez de Arédez se la podía ver solita con su pañuelo y reclamo de justicia en la plaza de Libertador General San Martín, el territorio de los Blaquier. También están Marina de Curia, "Pirucha" Campopiano, Ana de Díaz, Carmen Mitrovich, Nelly Bianchi, "Nena" Ponce y Sarita Mrad solo algunas de las mujeres que dejaron sus huellas en la Plaza Independencia de Tucumán que nos (me) enseñaron a no olvidar, a reclamar verdad y exigir justicia, ahora y siempre.