El papa Francisco, que el domingo regresó a su residencia en el Vaticano tras más de cinco semanas hospitalizado, se recupera en la Casa de Santa Marta, la residencia donde vive. El pontífice, de 88 años, mantuvo en vilo al mundo por su grave estado de salud. Este martes, su médico de cabecera, Sergio Alfieri, reveló que hubo un momento en el que "se tuvo que decidir entre parar y dejarlo ir o probar con todos los medicamentos y terapias posibles, corriendo un riesgo muy alto". Y admitió: "pensamos que no lo lograríamos".

Durante una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera, el doctor Alfieri, responsable del equipo médico del Papa en el hospital Gemelli, indicó que en ese momento "Francisco sabía que podía morir" y remarcó que "los que estaban a su alrededor tenían lágrimas en los ojos". Bergoglio, quien había sido internado el 14 de febrero por una doble neumonía que puso su vida en peligro dos veces, reconoció que su cuadro era "malo".

Según Alfieri, el peor momento de los 38 días que el pontífice argentino pasó en el hospital fue el 28 de febrero, cuando tuvo un episodio de broncoespasmo
"Por primera vez vi lágrimas en los ojos de algunas personas a su alrededor. Personas que, según pude entender durante este periodo de hospitalización, lo quieren sinceramente, como a un padre. Todos sabíamos que la situación había empeorado aún más, y que existía el riesgo de que no lo lográramos", reveló el profesional, que ya lo había operado con anterioridad.

"Tuvimos que elegir entre parar y dejarlo ir, o forzarlo y probar todos los medicamentos y terapias posibles, corriendo el riesgo muy alto de dañar otros órganos. Y al final tomamos este camino", contó.

Quien tomó la decisión fue "Massimiliano Strappetti, su médico personal, que conoce perfectamente los deseos del Papa", consignó el responsable del equipo médico del pontífice en el hospital Gemelli. Strappetti habría arengado a Francisco: "Intentalo todo, no te rindas. Eso es lo que todos pensábamos también. Y nadie se rindió".

En este marco, el doctor indicó que el pontífice argentino se dio cuenta de que podía morir "porque incluso cuando su condición empeoró, estaba completamente consciente".

"Aquella noche fue terrible. Él sabía, como nosotros, que quizá no sobreviviera a aquella noche. Vimos al hombre que estaba sufriendo. Pero desde el primer día nos pidió que le dijéramos la verdad sobre sus condiciones", añadió.

"Durante días corrimos el riesgo de dañar los riñones y la médula ósea, pero seguimos adelante. Luego el organismo respondió a los tratamientos y la infección pulmonar mejoró", describió.

Después llegó el segundo episodio, en el que el Papa estuvo a punto de morir: "Estábamos saliendo del momento más duro, mientras el Papa comía, vomitó y aspiró. Fue el segundo momento verdaderamente crítico porque en estos casos, si no se rescata con prontitud, existe el riesgo de muerte súbita además de complicaciones en los pulmones que ya eran los órganos más comprometidos. Fue terrible. Realmente pensamos que no lo lograríamos", aseguró.

Alfieri rememoró que, "en el momento más difícil", el Papa lo "tomó de la mano durante unos minutos, buscando consuelo".

También destacó el buen humor del representante de la Iglesia católica durante toda su estancia en el hospital y cuenta: "En cuanto empezó a sentirse mejor, pidió dar una vuelta por la sala. Le preguntamos si quería que cerráramos las habitaciones de los pacientes, pero en lugar de eso, miró a su alrededor en busca de la mirada de los otros pacientes. Se desplazaba en silla de ruedas, un día salió de la habitación cinco veces, quizá más".

Una tarde, el Papa "le entregó el dinero a uno de los colaboradores, y ofreció pizza a quienes lo habían ayudado ese día", afirmó.

Sobre el regreso al Vaticano, a su residencia en Santa Marta, Alfieri comentó que una mañana le dijo: "Sigo vivo, ¿cuándo nos vamos a casa?”. Y sobre los rumores de que había fallecido, explicó que el Papa "siempre estaba informado de lo que ocurría y siempre reaccionaba con su ironía habitual".

Respecto a la nueva etapa de convalecencia,  precisó que habían prescripciones que se deben observar, como evitar el contacto con grupos de personas, o con niños que puedan ser vehículo de nuevos contagios.

"Cuando se fue conversamos y prometimos no desperdiciar el esfuerzo que habíamos realizado. Pero él es el Papa, no somos nosotros los que podemos dictar el comportamiento", concluyó.

La salud y la agenda de actividades del Papa

Tras la internación, Bergoglio se encuentra haciendo rehabilitación al tiempo que trabaja en sus "actividades profesionales" y concelebra la misa, afirmó el martes el Vaticano. 

El Papa continúa su tratamiento farmacológico y la fisioterapia, en especial la rehabilitación respiratoria "para recuperar completamente el uso de la respiración y el habla", apuntó el servicio de prensa del Vaticano en una rueda de prensa, sin especificar cuándo realizará su próxima aparición pública.

El papa concelebra la misa en la capilla situada en la segunda planta del edificio, pero en los últimos dos días no tuvo visitas, "aparte de sus colaboradores más cercanos", precisó el Vaticano.

En tanto, el pontífice no presidirá el miércoles la tradicional audiencia general semanal, y el texto de su catequesis se transmitirá por escrito, informó el Vaticano. La entidad apunta a que "probablemente" tampoco estará presente en la oración del ángelus del domingo.

El domingo pasado fue su primera aparición pública desde su hospitalización, el 14 de febrero. Jorge Mario Bergoglio apareció desde el balcón del hospital en un estado muy debilitado, pero saludó con afecto a una multitud que lo ovacionaba.

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