En un documento emitido por la Comisión Episcopal de Pastoral Social, que preside el obispo riojano Dante Braida, la Iglesia Católica expresó una fundada oposición a la iniciativa de baja de edad imputabilidad’ afirmando que “no se trata de bajar la edad de imputabilidad” pero “sí de asumir cambios profundos”.
En un texto cargado de argumentos pero también de estadísticas que le dan sustento, la Comisión de Pastoral Social hace una severa crítica a las “administraciones políticas que (desde hace muchos años) no han sido capaces de crear una cultura del trabajo que incluyera a todos los habitantes y permita a todas las familias del país vivir con dignidad y procurarse los bienes necesarios para un auténtico desarrollo humano, laboral, social, económico y psicoactivo”. Según el organismo eclesiástico esta realidad es la que “ha provocado innumerables problemas entre los que se encuentra la inseguridad y la delincuencia juvenil”.
Tras expresar solidaridad por las víctimas de delitos que comenten menores de edad, señala que “frente a estas situaciones dolorosas se fortalecen las propuestas que hacen foco en los menores, como si fueran los únicos y los numéricamente responsables de los delitos”.
Y se fundamenta la afirmación advirtiendo que “de acuerdo con la estadística oficial del Sistema Nacional de Información Criminal - Sistema Alerta Temprana (SNIC_SAT), del Ministerio de Seguridad Nacional, en 2023 (último dato publicado), en Argentina, los menores inculpados por delitos conforman un porcentaje muy bajo del total”. Se agrega a lo anterior que es necesario “escuchar a todos” dado que “en los debates públicos y mediáticos se escuchan los testimonios de jueces, comunicadores, dirigentes políticos y de ciudadanos ‘de a pie’, por lo general víctimas de delitos”. Sin embargo, sostiene la Pastoral Social, “la realidad es más diversa y la problemática de la delincuencia juvenil está atravesada por una enorme cantidad de factores que hacen necesarias las voces de especialistas como psicólogos, psiquiatras, psicopedagogos y docentes”. Subrayando a su vez que estas opiniones calificadas no aparecen en los debates mediáticos y, por el contrario, “cuando se escuchan estas voces, (y surgen) los abordajes más complejos de la problemática, la propuesta de bajar la edad de imputabilidad no parece ser la más razonable”.
En su argumentación el texto surgido de la Iglesia apunta al “narcotráfico, el consumo de drogas y la falta de oportunidades”. Y señala que “es una idealización creer que la solución de la inseguridad es bajar la edad de imputabilidad y no considerar sus causas”. Por ese motivo se afirma que “es necesario combatir el narco tráfico” aunque “de esto se habla poco”. Se advierte que “el narcotráfico en nuestro país, desde hace décadas, viene ganando territorio y ampliando sus negocios dejando tiradas y destruidas un montón de vidas y familias, particularmente a los jóvenes”.
Tras dar ejemplos acerca de cómo esto afecta a los jóvenes, la Pastoral Social sostiene que muchos de ellos “crecen sin oportunidades de una buena educación o de una necesaria formación laboral, o de contención familiar y social”. Frente a eso se sostiene la necesidad de promover una “cultura del cuidado” que “garantice las condiciones para el desarrollo integral y pleno de cada persona”.
Después de ofrecer una serie de datos basados en estadísticas oficiales mediante los cuales se desestima la idea instalada mediáticamente de que los menores son quienes más participan en hechos delictivos, la Pastoral Social reclama “más lugares para la contención social y educación”. Porque, si se concreta la baja de edad de imputabilidad, se pregunta: “¿dónde van a recluir a los menores? ¿Cuáles son los dispositivos apropiados en las provincias para alojar a adolescentes y jóvenes que delinquen? ¿Qué alternativas reales tenemos para ofrecerles, educarlos y reinsertarlos socialmente?”. Y, atendiendo a la realidad de los establecimientos penitenciarios, “¿En serio creemos que esa es la solución?”
Para la Pastoral Social “no es necesario modificar la edad (hoy en 16 y 17 años), aunque sí es imprescindible un régimen penal juvenil/adolescente que tenga una mirada humana, integral, abierta a la esperanza”.
Pero más allá de ello el documento se interroga acerca de las exigencias que plantea “un proyecto de país inclusivo, fraterno, desarrollado”. Allí se apunta a la necesidad de una reforma urgente del sistema educativo, repensando la estructura de las escuelas, potenciando los lugares de participación y proyección que ya existen como son clubes, polideportivos, capillas, centros vecinales, entre otros.
Y en directo señalamiento a la dirigencia se señala que para ello se reclama “grandeza política” para encarar “un debate serio, un compromiso profundo y la grandeza de pensar políticas públicas a largo plazo y no solo medidas que pueden sonar bien en periodos electorales, pero que se quedan muy cortas”. Dado que -dice Pastoral Social- “la solución de fondo es mucho más compleja que bajar la edad de imputabilidad, requiere un abordaje integral, profundo y a largo plazo”, Para ello. subraya, “¡Es necesaria la grandeza política!” que exige presencia activa del Estado en todos sus niveles, pero también de la dirigencia de los movimientos sociales, de los sindicalistas, de los clubes, de los religiosos, del mundo empresario y de los ciudadanos en general, cada uno desde su lugar aportando “lo que sea necesario para ampliar las oportunidades de educación, de formación, de cercanía con los niños, adolescentes y jóvenes vulnerables”.
El documento concluye señalando que “es imprescindible vencer todo tipo de indiferencia, superar la cultura del descarte y llenar con propuestas superadoras el vacío que dejamos cuando evadimos nuestras responsabilidades como adultos”. Para retomar luego palabras del papa Francisco en el sentido de que “estamos todos en la misma barca y nos salvamos juntos o nos hundimos todos”, subrayando también los valores de solidaridad y compromiso con las causas nobles que se constatan en los jóvenes y “nos inspiran esperanza y nos permiten creer que un futuro mejor es realmente posible si somos capaces de pensar en grande y de caminar juntos”.