El ahora ex embajador de Sudáfrica en los Estados Unidos Ebrahim Rasool, activista anti-apartheid y político de larga trayectoria, fue declarado persona non grata y expulsado del país por la administración Trump en un contexto de tensiones crecientes entre Washington y Pretoria desde diciembre de 2023, cuando Sudáfrica denunció al Estado de Israel frente a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por violaciones a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio en sus acciones militares contra la población palestina en Gaza.

En una charla para un webinar del Instituto Mapungubwe para la reflexión estratégica (MISTRA), el ex embajador brindó un análisis del estado de las relaciones entre EE.UU. y Sudáfrica sin pelos en la lengua, lo que habría irritado al canciller Marco Rubio precipitando su expulsión.

Nos hubiera gustado volver a casa y tener un recibimiento como este si hubiésemos podido decirles que habíamos logrado rechazar las mentiras sobre un supuesto genocidio blanco en Sudáfrica. Pero no tuvimos éxito en EE.UU. con eso”, dijo Rasool a la multitud, en alusión a la campaña de difamación contra Sudáfrica lanzada por Washington, denunciando “graves violaciones contra los derechos humanos”.

Trump y sus más altos funcionarios, entre ellos Rubio y el amigo de nuestro presidente, Elon Musk, sostuvieron que el gobierno de Cyril Ramaphosa había sancionado leyes que atentaban contra los derechos de la minoría afrikaner (blanca) y que fomentaba la violencia contra esta minoría. Una de las leyes aludidas es la Ley 13 de Expropiación de 2024, que establece que el estado puede confiscar tierras para uso público sin compensación. Esta ley se inscribe en un proyecto de reforma agraria, tema central de la agenda política sudafricana, dado que una ley de 1913 restringió la libertad de la población racializada para comprar y/o alquilar tierras, desencadenando el desplazamiento masivo y forzoso de esas poblaciones, además de la concentración de la riqueza, en beneficio de los afrikaners. Con la sanción de la Ley 13, el temor de los blancos a la restitución de tierras, se reavivó. Irónicamente, el ex embajador Rasool fue víctima directa de las leyes expropiadoras del apartheid. Según dicho sistema Rasool y su familia fueron etiquetados como “coloured” (de color) por lo que, de niño, él y su familia fueron desalojados de su hogar cuando el distrito 6to de Ciudad del Cabo, donde vivían, fue declarado “área para blancos”.

Un joven Ebrahim Rasool junto a Nelson Mandela. Imagen: Anna Zieminski/AFP.


Las acusaciones del gobierno de los EE.UU. revisten gran importancia para el desarrollo económico de Sudáfrica porque “proteger los derechos humanos” es uno de los “rigurosos requisitos de elegibilidad” con los cuales deben cumplir los países africanos que quieran gozar de ciertos privilegios comerciales con EE.UU. bajo el amparo de la Ley de Crecimiento y Oportunidad para África (AGOA). La inclusión en el programa AGOA se renueva todos los años y la permanencia puede ser revocada por el presidente en cualquier momento. Sudáfrica forma parte hace décadas pero su estatus para el 2025 todavía no ha sido confirmado. De hecho, Rasool hizo referencia directa a este asunto:

“Hubiéramos preferido llegar y decirles que ganamos la AGOA pero no lo logramos, no retiramos nuestra denuncia contra Israel en la CIJ porque mientras estamos aquí los bombardeos y las balaceras continúan. Y si Sudáfrica no hubiese ido a la CIJ, Israel no hubiera sido expuesto y los palestinos no tendrían esperanzas.”

Vale recordar que, como ya se reportó en Negrx, el 29 de diciembre de 2023 el gobierno de Sudáfrica presentó una demanda contra el Estado de Israel (Sudáfrica vs Israel) en la CIJ por incumplimiento de la Convención sobre el Genocidio, entendiendo que el Estado de Israel “promueve la destrucción de los palestinos en Gaza, dándoles muerte con una gran variedad de armas, negándoles asistencia humanitaria, provocando condiciones de vida que que tienen por objetivo su destrucción física…

En su alocución para MISTRA, Rasool había hecho énfasis en las continuidades y rupturas observadas entre la administración Biden y la administración Trump. Como elementos novedosos señaló la injerencia en la política local del Reino Unido y Alemania, con Elon Musk y el vicepresidente J.D Vance haciendo campaña por la extrema derecha en ambos países, y la movilización supremacista. Esta última implica la fabricación de un victimismo blanco para atraer a una base blanca a nivel global. De allí que se empeñen en victimizar a la minoría afrikaner, como quedó cristalizado en el decreto del presidente Trump firmado el pasado 7 de febrero.

La expulsión de Rasool forma parte de una serie de medidas para castigar a Sudáfrica por desafiar la politica exterior de EE.UU. Pretoria ha sido un blanco frecuente de las críticas de la Casa Blanca por su firme defensa del multilateralismo y la diplomacia cooperativa y sus iniciativas en torno al fortalecimiento de alianzas estratégicas alternativas a EE.UU. y Europa occidental, como el bloque BRICS (China es, de hecho, el segundo socio comercial de Sudáfrica luego de EE.UU.). Al respecto, el diplomático destacó: “Hubiéramos preferido poder decir que ganamos para uds. acuerdos comerciales, pero hubiéramos dejado a los EE.UU. decidir quiénes deben ser nuestros amigos y quiénes nuestros enemigos”.

El ex embajador, no obstante, trazó una clara distinción entre gobernantes y pueblo; después de todo, el boicot internacional contra la Sudáfrica del apartheid fue un movimiento social global surgido de las bases: “No venimos a decir que somos antiestadounidenses ni que necesitamos a EE.UU. Venimos acá, luego de haber sido declarados persona non grata, a decir que debemos reconstruir y resetear nuestra relación con EE.UU. porque nuestra relación ha sido a veces con la Casa Blanca, a veces con el Congreso, pero siempre ha sido con el pueblo estadounidense. Cuando la Casa Blanca y el Congreso nos declararon terroristas, fueron los trabajadores del puerto de San Francisco los que se negaron a tocar mercancía sudafricana”.

*Politóloga UBA.