En su editorial de La Mañana de la 750, Víctor Hugo Morales se hace eco de Adolescencia, la exitosa serie de Netflix grabada en una sola toma que ha causado furor en el mundo del cine, para reflexionar sobre la crisis que ha producido el gobierno de Javier Milei en la Argentina, entre represión, negociaciones en el Congreso, tensión en la calle y el agravamiento de la deuda con el FMI.

Adolescencia infinita, el editorial de Víctor Hugo Morales

Si la Argentina fuese una película filmada en una sola toma, tendría al Congreso como escenario. La continuidad más o menos sería la siguiente: la cámara ve pasar a los jubilados y acompaña a uno de ellos y lo acompaña hasta que un policía le lanza gas pimienta a los ojos. El hombre se revuelca por la molestia y el dolor. La cámara sigue. El viejo se para y a ciegas, va contra la fila de los bullrichistas, y lo sacan con el tonfa aplicado en el estómago.

La cámara se queda con el policía, hace un plano directo del rostro enrojecido del gendarme, lo escruta a través del vidrio del casco, le busca los ojos, no hay nada. Luego lo abandona y se eleva para tomar la esquina, una panorámica mostrando miles de uniformados preparados para una guerra. Se detiene, porque es muy llamativo. En el centro de una ciudad, un verdadero ejército. ¿A qué guerra irán? Recorre la formación y entra al Congreso, donde encuentra en los pasillos a Martín Menem instruyendo a su tropa para hacer lío, para que no se entienda nada de lo que pasa, antes de firmar a ciegas el contrato de muerte lenta con el FMI. Ahora habrá dinero para que las empresas extranjeras puedan sacar dólares, que en este momento el país no tiene.

La cámara se queda con ellos, escarbando en el cinismo de los actores, que no actúan, son como son. Los sigue y entra con ellos al lugar de votación. Después de contar los votos, toma los abrazos de los diputados de Milei, los empresarios ricos del país, el FMI, los radicales y los macristas, todos felices, hasta que entra un tipo de traje negro, les toca el hombro y les hace la clásica seña del pulgar arriba.

Ahora, la cámara se queda con el hombre que camina hacia el exterior, pasa por entre los policías y el viejo que sigue pasándose los dedos por los ojos despesrado, y sube a una camioneta que lo está llevando hacia un edificio impresionante, con una leve sonrisa. Sigue caminando detrás del tipo, que se reúne con otros y cuenta lo sucedido. Dos o tres de ellos hablan por sus celulares, en inglés. La cámara toma todo. Uno de los presentes se para, nos quedamos con él, baja las escaleras, sube a la camioneta y vuelve al Congreso. La camioneta pasa entre los policías. Un viejo está tirado en la vereda. Lo enfocan cuando dice que son unos miserables, pero que seguirán luchando, y que son los que sostienen la moral del pueblo con su lucha.

La cámara busca nuevamente al tipo de la oficina, entra al Congreso, lo busca a Menem chico, y el más chico de los Menem cierra la puerta.

Fin del capítulo. La "adolescencia" de la Argentina es infinita a través del tiempo.