Pizza bien entendida
El Lunfardo es una nueva pizzería en el barrio de Santa Rita, que nació casi de casualidad, pero que rápidamente ganó brillo, presencia y futuro a costa de una pizza porteña bien hecha en un ambiente joven, relajado y con buenas ideas por detrás. “El lugar arrancó como cocina de producción de Argot, el restaurante que tenemos enfrente. Pronto entendimos que teníamos todo para hacer una pizzería”, cuenta Alejo Benítez, uno de los creadores. Ese “todo” refiere, más que nada, a conocimiento y técnica: Kenya, su pareja y socia, es panadera; se suma el trabajo de Claudio Carrizo, también panadero. Y como asesor y maestro, un amigo de ellos, Héctor Yépez, quien supo ser dueño del restaurante Ña Serapia. “Nos pusimos a probar decenas de pizzerías. Es un producto que nos encanta y que tiene en Buenos Aires enormes representantes. Pero muchas veces, por el volumen que trabajan, las pizzerías no logran ponerle el tiempo y el detalle a las masas. Acá, con tanto panadero presente, desarrollamos una pizza que está buenísima”, sigue Alejo.
Ya desde el nombre, el lugar evidencia su ADN porteño. Y la pizza mantiene ese compromiso: al molde, con piso crocante y buena cantidad de ingredientes por encima. Acá no se trata de emular estilos contemporáneos sino de repensar la tradición. El personal es joven, informal, vestido con camisetas que emulan a las de fútbol. Hay mesitas en la vereda y otras dentro, en un local de piso en damero, cartelería de neón y cocina abierta. La empanada de carne picante con pasas de uva es excelente, jugosa, repleta de sabor ($2600). Entre las pizzas, las más ricas son las que apuestan a la exageración: la de cuatro quesos ($24000), generosa y potente; la de papa y muzza ($18000), mezclando tradiciones. Hay también de longaniza, napolitana, de jamón y morrón, entre más sabores, además la polémica con palmitos ($24000) o la de ananá, jamón y cerezas ($24000). Como bien indica el mandato local, se pueden pedir porciones sueltas (fugazzeta rellena a $3600) y pizzas “mitad y mitad¨.
El Lunfardo entiende su lugar en el mundo: un mundo redondo, definido por la muzza.
El Lunfardo queda en Elpidio Gonzales 2764. Horario de atención: todos los días de 19 a 23:30. Instagram: @el_lunfardo.
Temas conocidos
El lugar se llama Aspen, nombre que recuerda a uno de los diales más conocidos de la FM argentina. “Le pusimos así porque acá hacemos todos clásicos”, explican risueños sus dos socios, Patricio y Joaquín. El primero es cocinero, con amplia experiencia en lugares de renombre. El segundo es un biólogo que en los últimos años se acercó a la gastronomía: trabajó en el laboratorio de producción del restaurante Las Flores y acaba de publicar el libro Botánica para comer, por Siglo XXI. Juntos, en Aspen, armaron su primera propuesta independiente, un restaurante muy simple y pequeño, que apuesta a precios amigables con platos ricos pensados para el almuerzo cotidiano.
La carta es corta y está escrita en una pizarra. Por fuera de cualquier ambición experimental, la oferta recorre todos sabores conocidos. Hay tortilla de papas a $6000, buñuelos de verdura fritos a $6500, empanadas a $2500, además de ensaladas ($6500) y tartas ($5500) que van cambiando día a día. Los sándwiches se van convirtiendo en clásicos: hay de milanesa en PBT a $10000 y un prensado vegetariano a $8500. “Todo el tiempo estamos mirando costos, pensando cómo ofrecer algo que tenga calidad, que sea hecho por nosotros, pero sin que se nos escape el precio. Es un lugar pensado para el barrio, acá viene gente a almorzar todos los días, competimos con los chinos que venden por peso o con la vianda que se pueden traer de sus casas. Tenemos que ser muy prolijos con esto”, dice Joaquín. También hay siempre un plato del día, que suele estar entre lo más pedido por los flamantes clientes que, de a poco, se convierten en habitués.
El local está en una tranquila esquina de Villa Crespo, sobre la cada vez más gastronómica calle Darwin, ocupando una amplia vereda. Entre Patricio y Joaquín se encargan de todo: cocina, servicio, limpieza. La cocina a la vista está reluciente, dejando en claro la profesionalidad del cocinero. Como los buenos clásicos, Aspen no intenta ser una moda fulgurante pasajera, sino un lugar para adoptar y hacerlo propio.
Aspen queda en Juan Ramírez de Velasco 1201. Horario de atención: lunes a viernes de 12 a 17. Instagram: @aspen.ba.
Bodegón canchero
Jekyll y Hyde. Batman y Bruce Wayne. Luz y sombra. Así se puede pensar a Olla 7, reverso gastronómico de Ácido, restaurante hipster y rockero que sabe hacer tanto ruido sobre la avenida Forest, en Chacarita. La idea es así: en 2023 Ácido abrió sus puertas, convirtiéndose en un éxito inmediato. El lugar abre de lunes a viernes, de noche. Y ahora, aprovechando los tiempos no usados, nace Olla 7, bodegón porteño conducido por los mismos dueños (Dalila Vázquez y Nicolás Tykock) para los mediodías de jueves a domingo y las noches de los sábados.
El cambio estético entre Ácido y Olla 7 es mínimo, pero contundente: mantiene las mesas, las sillas, la vajilla de abuela, la cocina abierta, el personal joven; pero para el bodegón suma manteles y servilletas de tela, gesto clásico que le da impronta de tradición. Se suma un menú típico, de tapas rígidas y el nombre de los platos impreso en papel.
Todavía muy nuevo, en Olla 7 están definiendo su oferta, con algunos altibajos pero con muchos aciertos. Entre las entradas, es generosa (compartible) y muy rica la lengua a la vinagreta, cortada muy fina y que suma ensalada de papas por encima ($11000). Y son geniales las croquetas de mejillones, de costra crujiente con relleno cremoso y alimonado ($5000, tres croquetas). Hay rabas, tortilla de papa, empanada de carne, entre otras opciones.
De los principales, hay pollo a la aceituna ($19000), milanesa de ojo de bife ($20000), bife ancho a la plancha ($19000). Pero donde realmente brilla Olla 7 es cuando ponen firma propia, como en los fantásticos tortellini de seso y verduras con salsa de langostinos ($24000), un plato que sale solo fin de semana y que apunta a convertirse en estrella. Se suman las mismas papas fritas de Ácido, ya marca registrada ($12000, grandes, cremosas, doradas), entre más guarniciones. Y postres como la copa con helado y frutas frescas a $7500.
Olla 7 es una linda idea, que aprovecha la clientela ganada de Ácido para tener sus mesas llenas desde la apertura. Un bodegón con alma canchera, que irá ganando solidez a lo largo de sus primeros meses de vida.
Olla 7 queda en Charlone 999. Horario de atención: jueves a domingos de 12:30 a 15; sábados también de 20 a 23:30. Instagram: @olla7_bodegon.