Primero lo saluda el churrero, después una paciente que hace fila en la guardia y finalmente una de las enfermeras del hospital. Lo que pasa con Fabián Grillo en pocos minutos sobre la vereda de ingreso al Ramos Mejía es el reflejo de un sentimiento compartido por muchos: todos quieren desearle fuerzas y saber cómo está Pablo, su hijo fotógrafo, malherido por un proyectil criminal disparado por unPágina/12