Son las 17 y mis hijxs llegan de la escuela. Lxs veo caminar por la casa, en su mundo, con sus auriculares. No se los sacan ni para abrir la heladera. Me saludan con un beso. “¡Hola, ma!, ¿qué tal tu día?”, me pregunta Paul. Respondo que bien, un poco sofocada con este clima. Bella deja su mochila y se queja: “Estoy cansada, quiero que sea viernes”. Entran a sus habitaciones y cierran la puerta.