La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner compartió el domingo por la noche una cena con intendentes del conurbano bonaerense y referentes de La Cámpora. Allí dijo que "está dispuesta a jugar", y ser candidata a diputada provincial por la Tercera sección electoral. Según comentan quienes formaron parte del encuentro que se hizo en el municipio de Ezeiza, su candidatura dependerá de si el gobernador Axel Kicillof, con quién la Cámpora está enfrentado, "sigue con la idea de desdoblar la elección". Esa es la pelea por la que, en este momento, se enfrentan al interior del peronismo las distintas tribus. Mientras el gobernador y varios intendentes quieren que las elecciones provinciales se desenganchen de las nacionales y sean antes, La Cámpora y CFK quieren que sean el mismo día. El massismo busca que las provinciales después de las nacionales. El telón de fondo de la pelea es la disputa por "la lapicera", y por el liderazgo del peronismo en el futuro. 

Cerca del gobernador bonaerense algunos de los intendentes que lo acompañan argumentan que están cansados "del método", que se viene utilizando hace varias elecciones para el cierre de listas y de que "la lapicera" la manejen La Cámpora, con Máximo Kirchner a la cabeza, y, por supuesto, Cristina. Ellos consideran que son pocos los diputados y senadores que responden a Kicillof en la Legislatura bonaerense y que eso debe cambiar. En esa línea, creen que hay intendentes que miden mejor que lo que mediría Cristina o un candidato de ella en sus distritos y que, por eso, si la elección se desdobla y la provincial es antes de la nacional, les iría bien y podrían sumar más bancas para Kicillof en la Legislatura. 

Además, en el entorno del gobernador analizan que en elecciones concurrentes suele votar el 30 por ciento menos del padrón en las categorías menores. En esta elección, por otro lado, habrá dos sistemas distintos de votación. Desde La Libertad Avanza, en tanto, también querrían que la elección sea concurrente. Quieren nacionalizar la discusión ya que no tienen estructura suficiente para competir con "el aparato" de los intendentes del peronismo. Al no tener figuras relevantes, ni tampoco gestión para mostrar, les conviene engancharse a las figuras nacionales. 

En ese contexto, Cristina dijo en la reunión que encabezó el domingo por la noche que, si Kicillof adelanta la elección, ella está dispuesta a jugar como candidata provincial. En ese caso, habría una ruptura del kirchnerismo con Kicillof y con los sectores que le responden. "Axel lo tiene que definir, pero no hay ninguna chance de que la elección sea concurrente", opina uno de los intendentes que reporta a La Plata y agrega que "no pasa nada", si la ruptura finalmente se concreta porque "Milei está mal, lo económico empeora y nosotros tenemos que discutir si tenemos o no futuro".

En el marco de la discusión por la concurrencia o no de la elección, este lunes explotó a cielo abierto la pelea entre La Cámpora y CFK con la gobernación bonaerense. Teresa García, que estuvo sentada al lado de Cristina en la cena del domingo, se enfrentó a Carlos Bianco, ministro de gobierno bonaerense. Bianco dijo en una conferencia de prensa que La Cámpora, mediante el proyecto de ley que presentó García para que las elecciones sean concurrentes, intenta "avanzar sobre las atribuciones del gobernador", y García lo mandó a leer los fundamentos del proyecto (ver aparte).

Desde el sector que quiere que las elecciones sean concurrentes argumentan que los 45 intendentes que ellos contabilizaron que quieren desdoblar --de los 84 peronistas--, en las PASO obtuvieron 1.303.262 votos y que el total de votos de Kicillof al ser reelecto por UxP fue de 4.330.382. Y espetan: "Muchos municipios, no tantos votos". 

Desde el massismo se suman en contra de los deseos del gobernador y añaden que "el desdoblamiento sería un suicidio político". Cerca del tigrense consideran que adelantar las elecciones provinciales sería dejar que el gobierno nacional ataque de manera brutal al gobernador con, entre otras cosas, el uso de casos de inseguridad para la campaña.

En el asado del domingo, al que Máximo Kirchner le pidió a CFK que asista, estuvieron, además de él y Teresa García, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, el de Lomas de Zamora, Federico Otermín, el de Hurlingham, Damial Selci, la de Moreno, Mariel Fernández, el de Marcedes, Juan Ustarroz, el de Luján, Leonardo Boto, la de Cañuelas, Marisa Fassi, el de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini, el de Lanús, Julián Álvarez y, a último momento, llegó el de Merlo, Gustavo Menéndez. Oscar Parrilli, mano derecha de CFK, estaba invitado, pero como viajó a Neuquén no pudo llegar. 

La reunión que encabezó la expresidenta se dio horas antes de que su abogado, Carlos Beraldi, diera una conferencia de prensa en la que dijo que ella "nunca tiene miedo", y en la que aseguró que no hay posibilidad de que la sentencia de la Corte se resuelva "entre gallos y medianoche salvo que se trate de una operación política". La última aparición en público de CFK fue hace dos sábados, cuando participó del cierre de un encuentro educativo en la Facultad de Sociales de la UBA. Allí, la expresidenta opinó que Argentina vive un "descomposición institucional que abarca a los tres poderes del Estado", y que la tarea del peronismo a futuro debe ser la de repensar "una nueva estatalidad".