Las actrices chilenas Patricia Rivadeneira y Alexandra Von Hummel traerán al escenario del Teatro Picadero su exitosa versión del ensayo Teoría King Kong, de Virgine Despentes; una obra que plantea, sobre todo, preguntas: "Cuando las cosas son importantes estamos en una incertidumbre total. Las certezas son pura mentira, no existen, es como la manera que nos enseñaron porque es más fácil para vivir, al parecer, pero cuando empezai a vivir te dai cuenta de que todo es incierto, y que ahí hay que moverse", expresa Von Hummel, también directora de Una mujer llena de vicios, que se podrá ver este sábado y domingo, a las 20 y a las 18 respectivamente, en Enrique Santos Discépolo 1857.

Detrás de escena hay un intercambio entre países. Hacer una obra con el provocador ensayo de Despentes fue idea de Rivadeneira, quien había participado, en Chile, de la adaptación argentina del libro, aquí estrenada en el Teatro Cervantes en 2020. La propuesta de la dupla chilena es distinta, pues se aleja de la lectura performática, poniendo en escena a dos mujeres que podrían ser la misma persona, trazando un recorrido vital a través de sus voces y exponiendo una conversación que "va y viene, avanza y retrocede", a tono con un planteo de la autora francesa: "Lo mismo que nos desfigura nos constituye".

"No hay una historia, son situaciones dramáticas en que las dos mujeres se preguntan sobre ciertas cosas. Hablan como si estuvieran en un lugar donde ya no tienen nada que hacer", explica Von Hummel. "Hay textos más largos que toman parte de la cosa teórica, que son muy interesantes y uno no quiere dejarlos afuera. Pero esto no es un resumen del libro. Es lo que nos pasó a nosotras luego de leerlo y querer poner en escena momentos que nos parecían importantes de investigar. Para mí, el teatro es un ejercicio de pensamiento escénico. En vez de pensar escribiendo, pienso haciendo."

Hasta ahora era otra la actriz que compartía escenario con Rivadeneira, Antonia Zegers. No podía viajar y Von Hummel tomó su lugar para estas presentaciones en CABA. La actriz, docente y directora es cofundadora de La María, compañía relevante en el teatro chileno contemporáneo, y ha actuado en series y películas. "Ya me había pasado una vez de haber dirigido una obra y tener que reemplazar a una actriz porque tenía pérdida, estaba embarazada, no pudo actuar el último fin de semana y la hice yo. Me tiré a la piscina. Dirijo mucho desde lo actoral, no desde tener una idea antes y pedirles a las actrices que se sumen a eso. Entonces, también, mientras estoy dirigiendo es como que estoy actuando. Se me hace natural. Es un placer y un vértigo súper entretenido", cuenta. Rivadeneira es, aparte de actriz, gestora cultural, y es ampliamente conocida en su país por su trabajo en cine, teatro y TV.

"Esta obra es súper gozosa a pesar de lo denso", define Von Hummel. En tal sentido, replica el carácter del famoso libro publicado en 2006, muy revolucionario en su momento, acerca de una violación vivida por la autora a sus 17 años, su decisión de prostituirse y de dirigir películas pornográficas. Con dramaturgia de Manuela OyarzúnUna mujer... estrenó en julio de 2024 en el teatro Nescafé de las Artes, luego pasó por el Centro Cultural Gabriela Mistral y el Festival Internacional Teatro a Mil entre otros espacios y eventos.

-¿Qué sentido le das a llevar al teatro este libro?
-Había leído Teoría King Kong hacía bastante tiempo y cuando me llamó la Paty para dirigir lo releí. Cuando uno lee de nuevo lee distinto, sobre todo sabiendo que la iba a hacer. A pesar de que es muy duro es también muy conmovedor cómo ella revisa su historia, la repasa, porque escribe este libro 20 años después de que fue violada. Se demora mucho tiempo en procesarlo. Luego de la violación se prostituye y siente que recupera el control sobre su cuerpo; decide cuándo, con quién y dónde. Y luego hace películas pornográficas y también tiene una mirada al respecto. Es una historia que lamentablemente nos toca todas. Cuando empezai a hablar te dai cuenta de que todas tenemos algo que decir al respecto. Todas han pasado por un tipo de experiencia, entonces me parece que es importante ponerlo en escena para volver a discutirlo y no solamente para hacer una conversación o discusión entre mujeres, sino para que sea una discusión abierta y que pasa por otro lugar. En el teatro las cosas no pasan mentalmente nada más. La reflexión parte de una experiencia sensible, sensorial, que primero afecta al sistema nervioso y después pensás. Las cosas primero te remueven y porque te remueven piensas. Entonces empezamos a ver cómo hacer este libro que es un ensayo y que por lo tanto tiene harto de contenido teórico, claro, pesado, espeso. Hay un tiempo presente en el teatro que exige tiempo y cuerpo, y en el fondo tanta reflexión hay que pasarla al cuerpo.

-¿Qué efecto genera que sean dos las actrices en escena?
-Pensamos que son la misma mujer en dos cuerpos. La que fue, la que está siendo y la que va a ser. De alguna manera esto también pasa en el libro. En el teatro uno toma decisiones y después encuentra la relación. Creo en la inteligencia del deseo, en las decisiones que se basan en el deseo, nomás, porque sí, y después le encontrás el sentido. Es como mágico. 

-¿Cómo resolvieron el hecho de trabajar con un texto que es un ensayo?
-Lo dividimos en los tres capítulos -la prostitución, la pornografía y la violación-. El capítulo sobre King Kong está incluido en el de la pornografía. Ibamos probando y de repente dije "van a ser señoras vestidas a lo Coco Chanel", porque me parecía que la vibración entre este discurso punketa de la Virgine y este otro espacio semiconservador era atractivo; cómo estas mujeres asumían ese discurso en otro lugar. Que sean dos nos permite poner en escena y en el cuerpo la contradicción; "quiero hacer esto" dice una, "pero, pero", dice la otra, entonces se ponen en aprietos constantemente. La discusión se vuelve más compleja, porque no es solo un discurso, sino que son preguntas en torno a esa mirada. 

-El libro tiene sus años y el feminismo siempre se reinventa, ¿cómo se plasma esto en la puesta?
-Sí, el libro tiene varios años, ya las cosas son distintas. No nos interesaba hacer un panfleto, sino la posibilidad de que hubiera varias preguntas y que sea quien lo ve quien se lleva algo y piensa en algo en particular, sin la necesidad de que esto se entienda súper claramente. Convocamos al público a un espacio donde nosotras nos hacemos preguntas, nos arrinconamos. No sé qué quiero decir. Quiero pasar por las preguntas. Ponerme ahí donde no entiendo, no estoy de acuerdo, o pienso que es más complejo que lo que dice. Por ejemplo: ella pone súper en valor a la prostitución como un espacio donde recupera su cuerpo, pero uno puede decir "tampoco vamos a hacer una apología de la prostitución", porque si alguien quiere ejercerla libremente todo bien, pero si solamente lo hace por motivos económicos y no le queda otra, las condiciones son pésimas. 

-En Argentina hay un ataque constante al feminismo desde el gobierno, un retroceso en políticas de género y una legitimación de los discursos machistas. ¿Qué te produce el hecho de traer la obra en este contexto?
-Es impresionante porque, por ejemplo, no está ocurriendo ese movimiento en Chile en este momento, esto de que esté la ultraderecha ahí como punteando, rankeando, diciendo cosas tremendas. Pero aquí no hay ni ley de aborto. Ir a un país donde está más avanzado en eso y que estén retrocediendo derechos... es tremendo. Está pasando con todas las ultraderechas en el mundo que están retrocediendo los derechos para nosotras. Es insolente: lo dicen claramente y sin ninguna vergüenza, como si no hubiera un contrapeso. Bueno, están en el poder, y llegaron porque la gente los votó. Nunca pienso en cómo va a funcionar algo cuando voy de gira. Me sorprendo. Tengo la sensación de que el teatro tiene una cosa más transversal, no es de un lugar o de otro, no es de nicho. Cuando trata temas que nos competen a todos y todas entra por algún lado.