Juan Monteverde llega al Concejo Municipal de un actividad en Pérez, con su habitual camisa blanca combinada con un jean. Es la hora de la siesta, si tuviera tiempo para dormirla. Cuando termine la sesión, lo esperará otro acto, esta vez en Granadero Baigorria. El rostro de la encargada de prensa de su espacio político revela el trajín del final de campaña del primer candidato a convencional constituyente de la lista Más por Santa Fe, que combina a buena parte del peronismo santafesino con Ciudad Futura. En una charla con Rosario/12, dijo sobre el clima político que “no es que hay una apatía de la sociedad, no es que la sociedad se derechizó, sino que lo que se derechizó fue la política”, que le habla a una porción del electorado. “Están dejando una enorme porción de la sociedad sin representación”, aseguró. Durante la conversación citará a Perón -“Hay que hablar mucho de las ideas, poco de las cosas y nada de las personas”, dirá-, explicará que si la política “habla casi nada de las cosas de la vida cotidiana y nunca de las ideas, es natural que el pueblo te termine dando la espalda”; y valora como resultado de su campaña “el abrazo del pueblo peronista que empezó en Rosario y que se multiplica por toda la provincia” que, calificará, de “inmenso”.

–Hiciste una presentación en la justicia electoral por falta de difusión oficial sobre las elecciones de constituyentes. ¿Crees que hay una intencionalidad del Gobierno para que no se sepa qué es lo que se va a votar?

–La presentación que hicimos es para obligar al gobernador (Maximiliano Pullaro) a que cumpla la ley, que es la cuestión básica de la democracia, dar a conocer al pueblo de qué se trata esta elección. Eso no es un olvido, no es casual, tiene que ver con todo el proceso de la reforma. Cómo se aprobó la ley, el poco tiempo que se dio para la campaña, que nos hayan sacado las Paso como una herramienta ordenadora que busca fraccionar a la oposición -más los opositores funcionales que trabajan para el oficialismo-, hubo todo un paquete que busca que Pullaro esté solo en esta pelea en términos políticos y que lo único que se discuta sea su reelección. Junto con todos los sectores del peronismo, con los movimientos sociales, con los sindicatos, dijimos “si el poder quiere que esto sea una Constitución cerrada, vamos a abrirla”. Tenemos que cambiar la cultura política, y es tan importante qué hacemos como cómo lo hacemos. Así nació la idea de la Constituyente de la gente. Me parece que parte de la crisis que vivimos es que la política dejó de imaginar y de soñar hace mucho tiempo.

–¿Qué propuestas surgen de esos encuentros?

-En cuanto a las propuestas concretas, por un lado aparece un cómo traducir esta falta de democracia cotidiana en las instituciones públicas. Cómo transformar los Concejos, la consulta popular y el referéndum revocatorio. Y después, los derechos y la forma de garantizarlos, creo que son los viejos sueños y los viejos anhelos que todavía no tienen respuesta. Nos pasó en Cañada de Gómez con una chica que habló de la vivienda. Son cosas tan básicas, y la política dejó de hablar de esas cosas. A mí me parece que ahí está el principal divorcio y la ruptura del pacto social.

-¿Esa sería una explicación de por qué Milei llegó al Gobierno? Esta disociación, ese divorcio, falta de escucha o dificultad de la política tradicional para hablar de determinadas cosas.

-Ahí (en la Constituyente) la gente siente que está haciendo un aporte, que a alguien le importa lo que está diciendo, que su voz vale. Vengo diciendo una frase de Perón: “Hay que hablar mucho de las ideas, poco de las cosas y nada de las personas”. Y si vos revisás los últimos 10 años de la política en Argentina, lo único que hace es hablar de las personas. Entonces, no es raro que si la política solo habla de las personas, habla casi nada de las cosas de la vida cotidiana y nunca de las ideas, es natural que el pueblo te termine dando la espalda.

-Vos plantéas que no hay un desplazamiento social hacia la derecha.

-No es que hay una apatía de la sociedad o que la sociedad se derechizó. Lo que venimos batallando hace tanto tiempo es que la política estaba en otra. Este es un gran momento no sólo para decir, ¿cómo nos juntamos para ganar una elección?, sino cómo empezamos a cambiar la forma en que hacemos política hasta acá. Lo que sí se derechizó fue la política. Porque si la sociedad se derechizó, entonces es un problema en la sociedad, no de la política. ¿Cuál es la opción de la política? O me derechizo junto con la sociedad, que es lo que están haciendo muchos, o espero, sentado, a que la sociedad recapacite, en una situación gorila y elitista. El pueblo siempre tiene razones para elegir. Ser democrático es decir que el pueblo es maravilloso cuando me elije, pero también cuando no me elije. Con este proceso de derechización de la política, hoy el 90 por ciento del espectro le está hablando a un mismo porcentaje del electorado. Y se van sobregirando en el discurso, se van subiendo al clima de época autoritario y están dejando una enorme porción de la sociedad sin representación.

-Ya casi sobre el final de la campaña ¿sentís que los peronistas te aceptaron y los progresistas te perdonaron?

-(Se ríe) Esto es posible porque en el 2023 empezó en Rosario. Porque nos animamos distintos sectores a dejar de competir entre nosotros y a empezar a cooperar. Pasaba algo muy loco: nos encontramos con compañeros y compañeras del peronismo construyendo en los mismos barrios, en los mismos sindicatos, peleando en las calles por las mismas causas. O sea, estábamos 364 días del año peleando juntos. Y un día, en el momento de las elecciones, íbamos separados y competíamos. Ese gesto contracultural que hicimos en el 2023 de decir dejemos de competir entre nosotros, empecemos a cooperar y animémonos a darle la lapicera a la gente para que ordene las candidaturas con la Paso, fue el primero de una nueva cultura política. Para mí es un orgullo que, a la elección siguiente, no solo cumplimos con nuestra palabra y vamos en unidad en Rosario, sino que lo expandimos a toda la provincia. Es la muestra de que no mentíamos cuando decíamos que había una decisión estratégica de rumbo, y la realidad es que el abrazo del pueblo peronista que empezó en Rosario y que se multiplica por toda la provincia, es inmenso. Más allá del resultado -que va a ser muy bueno-, lo que tenemos que cuidar es el proceso político, porque tiene mucho futuro, no solamente para ganar Rosario en el 2027, sino para la provincia y también para la Nación.

-¿Se acabaron para siempre los modos tradicionales de hacer política? ¿Es una cuestión de instrumentos o de nuevas ideas?

-Yo creo que hay un clamor popular para esas transformaciones radicales, para cambios reales y creo que hasta ahora nunca hubo una opción política que esté proponiendo esas cosas. Esta lista de unidad tiene la virtud de que todos fuimos un poquito audaces. Y entendimos que acá no se trata de lo nuevo y de lo viejo, no se trata de tirar a nadie por la ventana, sino que estamos rompiendo con esa dicotomía y entendimos que esos procesos se hacen con lo mejor de las tradiciones políticas, pero también con lo mejor de la innovación. Desperdiciar el voto en las opciones que privilegiaron sus intereses particulares y dividieron, haciéndole más fácil el plan a Milei y a Pullaro, es quitarle fuerza a esta alternativa que surgió en el 2023. Hay un camino y una posibilidad de construcción. Y si hay un camino, dentro de él todos tenemos la oportunidad de expresar nuestras ideas y que también la gente vaya, con su voto, definiendo los liderazgos. El problema es que en Santa Fe no hay un camino. Tenemos que construirlo y es una gran oportunidad, porque la sociedad no se derechizó, sino que hay una crisis de representación. Nuestra lista tiene la valentía de decir lo que pensamos, siempre. Para nosotros las elecciones son plebiscitar nuestras ideas.

-¿Qué diferencias encontrás entre el proceso nacional y el de la provincia? ¿O entre Millei y Pullaro?

 

-Para mí hay una similitud en dos planos. Uno es la intolerancia al que piensa distinto y a la disidencia. Tanto Milei como Pullaro y Javkin hoy son autoritarios porque no toleran al que le dice que no. Y censuran, persiguen a todos aquellos que no están de acuerdo con su política. Cuando decimos que el campo político hoy se divide entre autoritarismo versus democracia, se expresa así, con autoritarismo de distintos grados. Desde (la ministra de Seguridad, Patricia) Bullrich fusilando a un fotógrafo en la plaza del Congreso hasta Javkin censurando a la principal fuerza opositora. No se construye así una democracia mejor, es parte de la batalla que tenemos que abrir. Desde eso, hasta Pullaro persiguiendo a los trabajadores. Hoy el enemigo para Pullaro son los trabajadores públicos. Para Pullaro los privilegiados en esta provincia no son los dueños de Vicentin que se robaron la guita de todos los argentinos, sino una maestra que se enferma y no puede dar clases, y monta todo un aparato para generar consenso político atacando a los más débiles. Eso es el modelo de crueldad de Milei. No solamente hacer un ajuste, no solamente pagar malos salarios, sino también lastimar públicamente porque con eso puede generar simpatía en otros sectores. A esa crueldad y a ese autoritarismo le podemos poner un freno con esta lista.