Estados Unidos salió victorioso de la Segunda Guerra Mundial con la derrota de Alemania, Italia y Japón. Pero, cuando esperaban que volviera una época de hegemonía única, tuvieron que vérselas con la URSS y el llamado campo socialista.

Tuvieron que vivir con la existencia de un mundo bipolar durante toda la Guerra Fría. Con el fin de la URSS y del campo socialista, Estados Unidos volvió a soñar con un mundo en el que sería la única potencia hegemónica.

Una vez más, tuvieron que enfrentarse a un mundo bipolar con el surgimiento de los BRICS. Pero esta vez debe enfrentarse a un polo antagónico más dinámico y, en cierta medida, más fuerte que el suyo.

Estados Unidos sigue siendo la mayor economía del mundo, secundada por China. Pero tecnológicamente, donde los norteamericanos siempre se han jactado de estar a la vanguardia mundial, los chinos ya los superan. Lo cual supone un golpe psicológico muy duro para los norteamericanos.

Al combinar la fuerza económica de China con la fuerza militar de Rusia y la emergente fuerza política de Brasil, a la que se han sumado Arabia Saudita y otros países productores de petróleo, Estados Unidos tiene que hacer frente a una situación única. Si desde finales de la Segunda Guerra lideraba el mundo económica y políticamente, está perdiendo esa posición privilegiada.

Toda la primera mitad del siglo XXI estuvo marcada por el declive de la hegemonía norteamericana en el mundo, fenómeno que marcó toda la segunda mitad del siglo XX. La caída no es sólo de Estados Unidos, sino de todo el bloque que lidera. 

Europa está debilitada porque está atravesada por posiciones de derecha y extrema derecha y está dividida internamente. Además de haber perdido importancia y peso en el mundo, Asia recuperó espacio y protagonismo en el mundo, en el siglo actual.

La consolidación de los BRICS como centro del Sur global representa la confirmación del declive de América del Norte en el mundo. Rusia supera el boicot económico que le impone y, aliada con China e incorporada a los BRICS, vuelve a ser más fuerte. 

China se proyecta como la mayor economía del mundo, por su propia fortaleza y por convertirse en el principal socio de la mayoría de las economías del mundo, incluidos todos los países latinoamericanos y el propio Estados Unidos.

El gobierno de Trump, a su vez, representa otro paso en la caída de la hegemonía norteamericana. Cerrarse en sí mismo aísla aún más a Estados Unidos en el mundo y deja más espacio para la expansión de China y de los propios BRICS. 

Una nueva división internacional del trabajo reserva un espacio más pequeño para Estados Unidos. La primera mitad del siglo XXI está marcada por este declive.