En apenas un minuto la final de la Copa Argentina tomó color. River, que había arrancado mejor y dominaba las acciones, se puso en ventaja a partir del olfato goleador de Scocco. Pero la alegría le duró muy poco al equipo de Marcelo Gallardo. En la siguiente jugada, a los 11 minutos, Luis Miguel Rodríguez la empujó en el corazón del área para poner nuevamente las acciones iguales. En los dos gritos hubo desacoples defensivos. En el gol de River la defensa tucumana abandonó el área tras una pelota parada, pero Aliendro quedó enganchado y habilitó a Scocco, que primereó al arquero  Sánchez y puso por arriba el 1-0.

En la réplica fueron los centrales de River los que fallaron: Pinola salió a cortar lejos a la banda izquierda, y no pudo bloquear el centro al medio para Rodríguez. La pelota también superó a Maidana y el emblema de Atlético definió ante un cierre tardío de Montiel.

Fue un primer tiempo electrizante. Sin pausa. River, por jerarquía individual llevaba las riendas del juego, y Atlético elegía refugiarse cerca de su área y apostar al contrataque. Los de Zielinski encontraban ahí ventajas, ya que los defensores de River nuevamente mostraron falencias. Saracchi subía más de lo que bajaba, Pinola lucía impreciso y Maidana ya no es el zaguero con la impronta ganadora de antes.

Gervasio Núñez tuvo su chance entrando a la carrera por el costado izquierdo, pero exigido tiró la pelota por arriba. Y luego fue Luis Rodríguez el que definió alto con un cabezazo. Con el correr de los minutos, el dominio de River se fue diluyendo, y la pelota pasaba poco por Martínez.

Pero en el segundo tiempo otra vez Atlético salió desatento, y River lo aprovechó de entrada con un golazo de Fernández. El zurdo controló en el ingreso al área y acarició la pelota con una comba perfecta, para clavarla en el ángulo superior derecho. El escenario de la primera mitad se repitió. El equipo de Gallardo tenía el terreno fértil para liquidar la final (Scocco desperdició un pie a mano clarito que tiró por arriba), y los tucumanos de contra generaban peligro más por errores de la defensa de River que por méritos propios.

En una falla en la salida de Maidana, Rodríguez tuvo la chance del empate pero la picó por encima de Bologna y la pelota se fue alta. El final encontró a River bien agrupado en su campo, y los tucumanos buscando con centros desesperados para tratar de llegar a la igualdad. De todas maneras, no tuvieron una jugada clara para poder vencer a Bologna.

River venía de ganar uno de los últimos seis partidos, tres puntos sobre 18 disputados, como consecuencia de apostar todo a la arena internacional en detrimento de la Superliga. Pero pudo volver a festejar en este torneo, de la misma manera que lo hizo el año anterior ante Central. River campeón.