Secreto en voz alta
Esta semana, la francesa Michelin –la más famosas de las guías gastronómicas– , dio a conocer sus premiados en Argentina, enfocándose en Buenos Aires y Mendoza. De 80 restaurantes elegidos, sólo diez entraron en la ambicionada categoría Bib Gourmand, “los restaurantes con la mejor relación calidad/precio”, según explican desde la propia guía. Entre ellos, la sorpresa de este año fue sin dudas MN Santa Inés, ese secreto en voz alta escondido en la Isla de la Paternal.
MN Santa Inés es creación de Jazmín Marturet, cocinera con ya dos décadas de experiencia, que en este lugar dio rienda suelta a caprichos y creatividad en partes iguales. El local supo ser una vieja panadería de barrio, de esas con enorme sala de producción y horno de ladrillos, reconvertida ahora en restaurante, manteniendo muchos de sus detalles originales, con patio techado al medio, salón delantero que funciona casi como museo y cocina al costado donde se puede ver cómo los cocineros trabajan los platos de la semana. El lugar es canchero, hermoso, honesto, hecho a pulmón, pero con mucha conciencia y trabajo.
La carta de MN Sana Inés es corta, con cuatro platos que suelen funcionar de entrada, otros cinco de principales y dos más de postre. Pero esa brevedad se compensa con creatividad, ya que es una carta que cambia cada 15 días, jugando siempre con una paleta de sabores intensos, que pueden saltar de la tradición argentina al continente asiático, todo con soltura y desenfado. Ejemplos: tacos de cerdo y piña en tortilla de maíz a $10500; mbeyú con ensalada de huevo poché, mandioca y pesto a $7500; coliflor a la plancha con hierbas y miso a $15000; o un arroz blanco con ojo de bife, maní y salsa picante a $18000, entre otros. De postre, la pavlova a $6500 es uno de los clásicos que suelen estar. Hay vinos ricos, agua de Jamaica a $1700, vermut y más.
MN Santa Inés abre solo de mediodía (sábados y domingos se llena siempre, es necesario reservar), pero vale muchísimo la pena tomarse un rato en la semana e irse de vacaciones a la Paternal. Sabores muy personales, a precios de oferta.
MN Santa Inés queda en Ávalos 360. Horario de atención: martes a domingos, de 12.30 a 15.30. Whatsapp: 11-5848-6888. Instagram: @mnsantaines.
La joya de la abuela
Este abril, Reliquia festeja su tercer aniversario con la noticia de haber sido nuevamente elegido como un Bib Gourmand por Michelin. Reconocimiento merecido para uno de los mejores restaurantes de la ciudad porteña, a costa de una cocina creativa y delicada, servicio atento, todo en un lugar pequeño que da la bienvenida con corazón y alegría.
Detrás de Reliquia hay una pareja, el cocinero Branko Vaccaro en los fuegos y la sommelier Julia Bottaro en el servicio. Juntos armaron un precioso espacio, sin alardes ni alto presupuesto: en un costado está la cocina abierta (hacen malabares para evitar ruidos y olores que molesten a los comensales), con un salón que mezcla elegancia hogareña y gestos contemporáneos. Por ejemplo, un antiguo mueble que exhibe cristalería de calidad, las mesas de madera desnudas contrastando con las fotos en blanco y negro que cuelgan de las paredes. Es un restaurante precioso, con la cuota justa de intimidad sin caer en clichés.
Dicho todo esto, lo mejor de Reliquia es su cocina, inteligente y sabrosa. Branko trae experiencia de fine dining a sus espaldas, y la traduce en platos repletos de detalles. El pan brioche con manteca ahumada es un comienzo inmejorable: lo cobran $4500, y vale cada centavo. El recorrido podrá sumar zanahorias asadas con radicchio, miel fermentada y avellanas ($13000), tartare de bife alla puttanesca, con anchoas y polvo de olivas negras ($16000), unos todavía veraniegos tomates reliquia con gazpacho de pepino, sandía y aguachile ($14500). Más contundente, el magret de pato grillado con ciruelas, cebolla confitada y demi-glace (de los platos más caros, $40000), pero siempre hay que probar alguna de las pastas, como los agnolotti de humita con caldo de maíz y aceite de pimentón ($25000). El alfajor helado de café y cacao con nueces caramelizadas y toffee sirve de ejemplo de postre ($12500).
Julia conduce la sala, arma la carta de vinos, recomienda sin imponer. Un restaurante que compite en la alta gama, con precios similares a los de tanto restaurante de poca monta de ese mismo Palermo donde se ubica.
Reliquia queda en Carranza 1601. Horario de atención: martes a sábados de 20 a 24. Instagram: @reliquia.restaurante.
El más querido
No era necesario que la Guía Michelin elija, una vez más, a La Alacena Trattoria como uno de sus Bib Gourmand de 2025: desde hace ya más de una década que este restaurante es reconocido en la ciudad como uno de sus grandes baluartes. Se trata de una casa italiana especializada en pastas (aunque hay mucho más) que trabaja con productos de estación a precios imbatibles para la media local.
La historia arranca en 2014, cuando Julieta Oriolo y Mariana Bauza se unen con la idea de mostrar una cocina fresca y delicada, arraigada en una tradición italiana que se aleja de los más repetidos giros ítaloporteños que abundaban –y abundan– en Buenos Aires. El lugar nació pequeño, pronto se convirtió en un éxito; y como efecto secundario de la pandemia, creció sobre la vereda con decks y mesas, triplicando su capacidad. Todo, sin perder nunca su esencia.
Dentro de los antipasti, hay un carpaccio con zucchini, alcaparrones, mostaza, parmesano y pangratatto ($16900), también unos últimos higos frescos con ricota cremosa, aceto di Módena, miel, peperoncino y chiacchiere ($16500) o unos perfectos porotos pallares con calamaretti a la sartén, guanciale y salsa verde ($17200). El capítulo de las pastas (de masa de sémola, con dente firme) va de los tagliolini al pesto, con peperoncino, parmesano y pistachos ($21500) a los maravillosos tortelloni de ricotta y espinaca con manteca de limón y pecorino ($21500), pasando por unos mucho más intensos ravioli de ternera con crema de paté, hinojos caramelizados y salvia ($23000) o una clásica lasagna alla bolognese con mozzarella fior di late ($23000), entre otros.
Quien quiera evitar las pastas (¿por qué alguien querría eso?), puede ir por la porchetta de cerdo con fagioli ($24500) o un pescado a la sartén con caponata ($23500). De postre, claro, el tiramisú a $13500, pero también la mil hojas de crema pastelera curd de frambuesas a $12500, entre otros.
Ambiente informal, siempre largas colas (se puede reservar), ánimos amigables: La Alacena es ya un clásico porteño.
La Alacena Trattoria queda en Gascón 1401. Horario de atención: lunes a viernes de 12 a 16 y de 19.30 a 23.30; sábados y domingos de 12 a 16.30. Instagram: @laalacenapastificio.