El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, analizó este viernes por la 750 lo que dejó el nuevo paro general de la CGT contra el Gobierno de Javier Milei y no sólo dijo que “salió bien y era necesario”, sino que aseguró que fue “significativo” e “importante”, pese a los intentos del Gobierno y los medios de comunicación de desestimarlo.

El editorial de Víctor Hugo Morales

En una ciudad de tres millones de personas no puede dejar de llamar la atención que la cuarta parte, o tal vez un tercio, dejen la sensación de una actividad importante. La realidad es que el paro, pese a la campaña televisiva que solo mostraba las zonas donde se registraba movimiento, fue significativo. Fue un paro importante.

El drama de la suspensión de tareas por parte de los trabajadores es que, al otro día, todo sigue igual. Ahí tienen a Morvillo, una empresa de Avellaneda cuyos trabajadores son víctimas de una quiebra. Morvillo es una gráfica ocupada por sus propios empleados, al borde de la desesperación desde el 26 de febrero. Pero el sistema no da tregua.

Según Bullrich, el paro es un sistema vetusto del sindicalismo argentino, que defiende solo sus intereses porque, dice, "la gran mayoría quiere trabajar". Sí, claro que quieren. Pero sin que les roben salarios, derechos, jubilaciones. Lo de Bullrich, tan cruel como es, resulta un desatino que resume la inhumanidad del gobierno.

Se pelea con un rival atroz que celebra, con grandes titulares, el hecho colonial de la llegada del secretario del Tesoro norteamericano. Y mientras tanto, empujan a los que están relativamente cómodos en contra de los más pobres.

Hay demasiada gente que necesita a alguien a quien despreciar. Sentirse superior al otro alivia los fracasos. Es necesario que haya alguien peor, para estigmatizarlo y perseguirlo.

Y mientras tanto, sucede la implosión. Porque eso ya ocurre, aunque se vea poco a poco. No será demasiado tiempo antes de que los canales más infames muestren una calle con autos para decir que el paro fracasó. Como cuando exhiben a una familia devastada para hablar de pobreza en tiempos de gobierno popular.

Ayer estaban en eso. Pretendían que el día era normal. Consiguieron una cierta presencia con la UTA porque, habiendo UTA, los dueños de restaurantes y otros negocios tienen a sus empleados como rehenes de la situación. Si tenés transporte, tenés que venir. Y si no, no vengas más. Está como para perder un trabajo...

El paro salió bien y era necesario. Pero al gobierno no le importa. Su falta de empatía con el pueblo, su intrínseca crueldad, están en las notas celebratorias de los círculos rojos, de los departamentos de Estado, del trumpismo, de todo lo que auspicia a los gobernadores coloniales.