Cuando Goofy, La película se estrenó en cines hace treinta años, su recepción fue moderada. Sin embargo, la historia del torpe pero querible Goofy y su hijo Max se fue abriendo paso, de forma discreta, en el corazón de miles de espectadores. Uno de los factores clave para su resurgimiento ha sido la influencia que ejerció en toda una generación de animadores.

Orígenes inesperados de una producción atípica

Goofy, La película no siguió el camino convencional de las producciones de Disney. Desarrollada por un equipo joven y ambicioso, la película se realizó entre California y París, con las etapas iniciales de diseño de personajes y guion gráfico elaboradas en Burbank.

Aunque no fue un éxito inmediato, su combinación de humor y emotividad conectó con una audiencia que crecía junto a los personajes. El filme representó una propuesta distinta a las narrativas épicas de la época, como El Rey León.

Un legado que traspasa generaciones

Los testimonios de animadores contemporáneos reflejan el afecto y la inspiración que la película sigue provocando. En su momento, Goofy y Max rompieron moldes con su dinámica padre-hijo. Esa conexión emocional trascendió a espectadores de todas las edades, y hoy muchos de quienes crecieron con la cinta han encontrado en ella la motivación para dedicarse a la animación. Es el caso de Jeff Trammell, de Marvel Animation, quien reconoció que esta historia única marcó su trayectoria profesional.

Homenaje a tres décadas de influencia

Para celebrar su 30 aniversario, Disney estrenó en Disney+ el documental Not Just a Goof, que detalla el trasfondo de un proyecto que superó expectativas. Incluye entrevistas con el reparto y el equipo original, además de material de archivo que muestra los desafíos y logros del proceso creativo. Este trabajo busca honrar no solo la película, sino también reafirmar su papel crucial en la evolución de la animación de Disney. Un tributo que reaviva memorias en quienes atesoran esa etapa de su infancia.