Una docente de la ciudad de General Pic, en La Pampa, Ana Cecilia Contreras, fue condenada por un episodio en el que los padres de una alumna judía la acusaron de "maltrato" a la adolescente por un mero comentario en una clase sobre derechos humanos, cuando alguien hizo una consulta sobre la masacre ocurrida en Israel el 7 de octubre de 2023. La condena implica una multa de $913.800 por "maltrato psíquico".
Según el juez Boga Doyhenard, "los comentarios ofensivos atribuidos a la imputada en la denuncia existieron en el contexto referido por la estudiante y sus compañeras". En la denuncia, el padre de la adolescente sostuvo que la docente, "aun teniendo conocimiento del origen israelí de su hija, de haber vivido su infancia allí, de tener familia y amigos en la zona del conflicto", afirmó que "el presidente de Israel es una persona de derecha y, por lo tanto, tenía ideas retorcidas; que lo que estaba haciendo el grupo Hamas estaba bien, acerca de la matanza de civiles e infantes; que todo el que vivía en Israel era un genocida o terrorista; y que todo era culpa del pueblo judío".
En diálogo con Página/12, la docente contó que los hechos fueron totalmente distintos: "Soy profesora de filosofía y doy materias en el área de sociales. Ese año, trabajábamos los 40 años ininterrumpidos de democracia en Argentina, dado que el Ministerio de Educación de La Pampa nos pidió profundizar en derechos humanos. Armé cuatro trabajos prácticos: el primero sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el segundo sobre la ONU, el tercero sobre terrorismo de Estado en Argentina y el último sobre memoria y negacionismo. Ese día, estaba dando el tercer tema. Para contextualizar, les expliqué que hay debates entre historiadores sobre si el terrorismo de Estado en Argentina puede considerarse un genocidio. En medio de la clase, una alumna preguntó si eso tenía relación con lo que pasaba en Medio Oriente. Los chicos empezaron a hablar de un video de TikTok que habían visto: era una imagen muy perturbadora, una chica herida en la fiesta cerca de Gaza. Todo había sucedido hacía muy poco, y les dije que, primero que todo, teníamos que determinar si la imagen era real, lo que les digo siempre cuando usan TikTok como fuente. Les expliqué que las guerras son complejas y que la situación en Gaza era trágica para todos los civiles."
—Recién entonces sucedió el episodio que originó el juicio.
—Sí, ahí comencé a explicarles que el país se había originado tras la caída del Imperio Otomano y que se trataba de una zona donde las principales religiones de Occidente tenían lugares sagrados, lo que generó (y sigue generando) numerosos conflictos. Y que el mapa de Palestina se fue reduciendo, mientras que el de Israel se expandió. Y que la tensión llegó a tal punto que, mediante resolución de la ONU, Palestina reconoció al Estado de Israel. Sin embargo, hasta la fecha, Israel no ha reconocido de manera recíproca a Palestina. En mi reflexión, mencioné lo trágico que resulta este conflicto para todos los involucrados. En las guerras, los civiles son quienes más sufren. La población palestina, en particular, es muy joven: hay muchos niños, y los niños no son terroristas. Esta realidad me parece profundamente triste. Nunca dejé de mencionar que, así como Israel tiene un presidente de ultraderecha —cuyo anuncio de respuesta tras el 7 de octubre evidenciaba el riesgo de genocidio y limpieza étnica (conceptos que profundizaron el año siguiente en Antropología)—, también se venía una oleada de antisemitismo en paralelo. En ese momento, mi alumna de origen israelí levantó la mano y dijo: 'Pero Hamas quiere eliminar todo lo judío'. Yo le respondí: 'Sí, en su carta fundacional está ese llamado'. Consideré en ese momento que había tenido espacio para decir lo que pensaba y que su profe se lo había ratificado. Luego de eso, pidió permiso para ir al baño y, para cuando retornó a los minutos, tocó el timbre. Cuando volví a mirarla, estaba abrazada a su compañera de banco, a la cual le pregunté: '¿Está todo bien?'. Y me dijo: 'Sí, profe, andá'. ¿Dónde está el hostigamiento en todo esto? ¿Y cómo terminé con una carátula de violencia psicológica sin que la fiscalía haya solicitado siquiera una pericia psicológica? Un caso basado en lo que sostiene su psicóloga y una cámara Gesell, que es un instrumento de recolección de un testimonio que tiene como objetivo no revictimizar, no una prueba certera de una situación."
Según Contreras, durante la cámara Gesell la chica dijo cosas que nunca pasaron: "que yo sabía que era judía y que la hostigaba por eso, que hablé mal de su hermana (que había sido mi alumna años antes), que cuestioné su religión porque le pregunté por qué no comía jamón durante meses de darle a algún compañero sus sanguches, e incluso inventó que le había dado un codazo. Nada de eso es real. Su padre ya tenía un historial de conflictos con la escuela. Quería ser presidente de la cooperadora, se metía en decisiones pedagógicas y antes había denunciado a otra profesora. En el juicio, una compañera de mi alumna declaró a mi favor, diciendo que el padre actuaba por rencor por una nota baja que le puse a su hija mayor años atrás. El juez dictaminó que yo 'justifiqué a Hamas' y apoyé la matanza de civiles israelíes. Pero lo único que hice fue confirmar un dato histórico: que en la carta fundacional de Hamas hubo un llamado a la violencia (que después se modificó). Estos son datos históricos comprobables; yo no di mi opinión personal ni defendí a ningún grupo. Ahora, mi condena se basa en testimonios manipulados. La familia mezcló todo: desde supuestas marchas feministas (que nunca organicé) hasta acusaciones de adoctrinamiento. Pero lo más doloroso es que una discusión pedagógica se convirtió en un juicio mediático. No sé cuánto debería enfatizarlo, pero esa alumna era, de hecho, una de mis alumnas más queridas (sus notas eran todos 10). No solo destacaba académicamente, sino que también era emocionalmente inteligente y muy afectuosa. Le encantaba hablar sobre el Medio Oriente."
—Usted había sido amenazada antes por el padre.
—Ya me había dicho que me iba a denunciar luego de una clase de ESI a la que asistió la hermana mayor y en la que se propuso la visualización de la película XXY. Ese año había un alumno muy maltratado por estar atravesando su transición, y por lo cual yo decidí trabajar identidad de género. Este conflicto se resolvió por los canales habituales que tiene la escuela para estos casos y quedó en el ámbito educativo, pero para el padre resultaron insuficientes y sostuvo que la próxima vez que pasara algo habría denuncia.
De alguna manera, a Contreras la acusan de politizar el aula. Ella se defiende diciendo que solo siguió las consignas del Ministerio: hablar de derechos humanos, democracia y memoria. Pero en un contexto donde cualquier debate se lee como toma de posición, "terminé siendo la cara de algo que no elegí; hoy, lo único que pido es que se respete la ley: que la justicia no invada las aulas, que los docentes podamos trabajar sin miedo y que las palabras no se conviertan en armas. Durante 13 años enseñé en espacios relativos a la filosofía y las ciencias sociales. Hoy no solo soy una profesora condenada, sino que mi caso sienta un precedente peligroso para todos mis colegas."
El juez contravencional de General Pico, Maximiliano Boga Doyhenard, condenó hoy a la docente Ana Cecilia Contreras a la pena de 60 días-multa, equivalente a $913.800, por ser autora de la figura de maltrato psíquico a una adolescente.
La sanción está prevista en el artículo 121, inciso 1° del Código Contravencional de La Pampa. En cambio, la absolvió de las contravenciones previstas en los artículos 95 y 96, inciso 3° del Código, por no haber acusación de la fiscalía.
El magistrado le impuso a la imputada una interdicción de cercanía respecto a la víctima (una alumna de cuarto año), consistente en la prohibición de toda forma de comunicación y/o contacto con ella —aunque ya no es docente y no la ve hace dos años— por el plazo de un año. Además, le aplicó una amonestación y la exhortó a que no vuelvan a repetirse "hechos de esta naturaleza".
Contreras quedó obligada a asistir al seminario "Convivencia y participación escolar: el proceso de una construcción grupal", propuesto como oferta formativa por el Ministerio de Educación, de carácter gratuito y dictado en forma virtual por la Universidad Nacional de La Pampa, de la cual es docente, "con la finalidad de modificar los comportamientos que han incidido en la realización de las conductas por los que fuera condenada".