La Escuela de Educación Técnica Profesional 471 de Rosario cumple 90 años y fue la primera en la ciudad en ofrecer un título provincial técnico. Inaugurada en abril de 1935 con el nombre “Escuela de Artes y Oficios de Barrio Arroyito”, abrió sus puertas contando con dos especialidades, Electrotécnica y Mecánica y un plan de tres años de estudio. El proyecto que dio origen a la creación de la escuela había sido presentado formalmente en la legislatura santafesina en 1933. Al año siguiente se otorgaron las partidas de dinero necesarias para el alquiler del inmueble de calle Vélez Sarsfield 641 y se nombró al primer director, el Ingeniero Federico G. Weihmüller- reconocido como un pionero en el campo de la aviación por el diseño y construcción de dos aeronaves en 1909 en nuestra provincia.
En plena Década Infame, y en un contexto marcado por las consecuencias de la crisis internacional de 1929 y el golpe de Estado de 1930, surge la necesidad de sustituir los productos manufacturados provenientes de otros países. Se empieza a desarrollar entonces una industria nacional para el mercado interno: electrodomésticos, maquinaria agrícola, textiles y productos químicos y farmacéuticos. Este proceso requería mano de obra especializada. Aparecen entonces las primeras escuelas técnicas de oficios.
“Escuela de Electromecánica y Mecánica de Rosario” fue el segundo nombre del flamante establecimiento, el cual fue adoptado a las pocas semanas de la inauguración de su primer ciclo lectivo. De un total de 43 inscriptos a primer año en 1935, 19 de ellos llegaron a completar la carrera a término y egresaron en 1937. Los que obtenían el título de Mecánicos estaban capacitados para desempeñarse como ajustadores y torneros, y dibujantes técnicos; mientras que los Electrotécnicos obtenían un perfil profesional que los habilitaba como instaladores, montadores, bobinadores y obreros en talleres de reparación. Sin lugar a dudas, la escuela era parte de un contexto barrial en donde se destacaban las industrias, los talleres del FCCA (Ferrocarril Central Argentino), los conventillos, las fondas y una vasta actividad social en clubes y bibliotecas. Solo para mencionar un ejemplo, la Biblioteca Homero inició sus actividades en 1936 en un local alquilado sobre calle Vélez Sarsfield en la vereda de enfrente a la de la escuela.
En 1940 un nuevo director fue nombrado, el Ingeniero Elías Díaz Molano, quien posteriormente en 1962 fuera uno de los miembros fundadores de la Sociedad de Historia de Rosario, además de destacarse como docente, investigador y periodista. Díaz Molano participó en la redacción de los nuevos planes de estudios a partir de los cuales se amplió la enseñanza a cuatro años y se sostuvo la exigencia de seis meses de práctica en un taller o establecimiento industrial como requisito para la obtención del título de egresado. Fausto Hernández, destacada figura en el campo literario de nuestra ciudad, fue docente de literatura en los inicios de la década de 1940, y hoy en día es su nombre el que identifica a la biblioteca de la escuela.
Y si se trata de aludir a personalidades reconocidas durante los primeros años, no podemos dejar de mencionar que Ernesto Hayes, mítico delantero del club Rosario Central, fue parte de la conformación de la primera Asociación Cooperadora constituida hacia finales de 1935. También transitó las aulas y culminó sus estudios el artista plástico Domingo Polichiso, fundador del Círculo de Escultores Rosarinos y presidente de la Sociedad de Artistas Plásticos de Rosario. En 1941 ingresó Luis Pecchenino, remero campeón de regatas nacionales e internacionales quien participaría en 1948 de los Juegos Olímpicos en Londres y a quien la ciudad homenajea con una placa baldosa en el Paseo de los Olímpicos en calle Pellegrini.
A partir de mediados de 1948 y en base a un decreto provincial que ya contaba con un año de sanción, la escuela recibió el nombre de Escuela Fábrica de Industrias Electromecánicas de Rosario, abarcando el estudio de especialidades tales como Electricidad, Tornería, Motores, Ajuste, Carpintería, Fundición, Herrería y Galvanoplastía.
En el año 1955 el establecimiento se nacionalizó denominándose “Escuela Fábrica Nro 223”. Desde entonces, la escuela fue adaptándose a las necesidades sociales y a los cambios promovidos a partir de las distintas políticas educativas implementadas. En 1959 cuando se creó el CONET (Consejo Nacional de Educación Técnica), la escuela volvió a renombrarse, en este caso como “Escuela Nacional de Educación Técnica Nro 223”. Años después, recibió el nombre “Escuela Nacional de Educación Técnica Nro 10 de Rosario”, con el posterior agregado de “Rodolfo Rivarola”.
La primera alumna mujer hallada en el material de archivo que resguarda la biblioteca de la escuela y que nos ha permitido gran parte de la reconstrucción de la historia institucional brevemente trasmitida en este texto, data de 1984. Su situación era bastante particular porque habiendo ya cursado estudios terciarios, requirió ser inscripta al ciclo superior fundamentándose en la necesidad de obtener un título técnico.
En 1993 la escuela fue trasferida a la jurisdicción provincial bajo el nombre “Escuela de Educación Técnica Nro 471 Rodolfo Rivarola” y se comenzó a tramitar el edificio propio en un sector del predio en calle Junín, entre Canning y Echeverría, perteneciente al otrora FCCA. A mediados de los 90, las escuelas técnicas pasaron a depender del INET (Instituto Nacional de Educación Tecnológica). Los que siguieron no fueron años sencillos para los estudiantes y docentes de la “ex-técnica 10”: dictado de materias teóricas en la sede de Vélez Sarsfield y talleres en los galpones en donde aún se encontraba material ferroviario; traslado de herramientas y equipos; robos y condiciones poco favorables para el dictado de clases teóricas y prácticas. Finalmente, y después de 22 años de idas y vueltas y de reclamos permanentes, a mediados de 2017 se realizó la mudanza definitiva a las nuevas dependencias, Junín 641.
Una larga historia para resumirla en unos pocos párrafos. Con la mera intensión de brindar un recorrido que abarque los principales hechos en la crónica institucional, presentamos esta semblanza que no intenta ser más que una interpelación a la memoria y a la necesidad de valorar la trayectoria de una de las tantas instituciones educativas públicas de la ciudad. Hoy, la EETP Nro 471 recibe estudiantes en el turno diurno y vespertino y no renuncia, como lo viene haciendo desde hace 90 años, a brindar una educación pública, gratuita y de calidad.
Profesora