El Festival Shakespeare –al igual que la obra del homenajeado– se ha convertido en un verdadero clásico de la grilla cultural porteña. La trayectoria de este evento es extensa y atravesó varias etapas: empezó como un modesto festival independiente con unas pocas butacas disponibles en el barrio del Abasto, tuvo gran éxito de público, fue muy bien recibido por la prensa y no tardó en crecer. Este año celebra su 14° edición, que se desarrolla hasta el 26 de abril con foco en el British Arts Centre (Suipacha 1333), aunque también habrá actividades en Ítaca Complejo Teatral (Humahuaca 4027) y AMIA (Pasteur 633). Como cada año la oferta es variada y las entradas, gratuitas; se entregarán dos por persona en la boletería del teatro el día de la función (por orden de llegada), pero además se podrá adquirir un bono contribución disponible en Eventbrite para asegurarse el ingreso con prioridad y la ubicación en un sector especial.
El miércoles se presentó oficialmente la programación en la Embajada Británica, que desde hace algunos años acompaña al Festival. La embajadora Kirsty Hayes no pudo estar presente debido a un Buquebus averiado pero Robert Chatfield, director del British Council Argentina, habló en representación de la funcionaria y leyó el discurso que tenía preparado para la ocasión. Patricio Orozco, director del festival, anunció la programación y también entregó las tradicionales estatuillas: en esta ocasión el Premio Shakespeare a nivel nacional fue para la escenógrafa y vestuarista Graciela Galán ("una creadora indispensable que con su trabajo ha dado cuerpo, textura y atmósfera a algunas de las más grandes obras de teatro, ópera, cine y danza") y para la periodista Cristina Mucci ("su voz ha sido una guía generosa y rigurosa en el mundo del pensamiento, la literatura y las ideas, ha construido un espacio propio y necesario: Los siete locos"). A nivel internacional el galardonado fue nada más y nada menos que el actor británico Ian McKellen, conocido por sus trabajos en teatro pero también por haber interpretado al legendario Gandalf en El señor de los anillos, entre otros hits.
Chatfield destacó la "creatividad, el compromiso y el talento que demuestran los artistas de Argentina al adaptar las obras de Shakespeare" y agradeció la dedicación y el esfuerzo de Orozco y su equipo en la organización del festival para que "los espectadores de esta parte del mundo puedan acceder al autor inglés más universal de todos los tiempos". Orozco subrayó lo que quizás sea el acontecimiento más importante de este año: la celebración de las 10 ediciones del Festival Shakespeare en la Escuela, un evento único en el mundo que a lo largo de su recorrido contó con la participación de más de 15 mil alumnos de todo el país –de escuelas públicas y privadas, primarias y secundarias– para dar vida a la obra de Shakespeare a través de las más diversas expresiones artísticas: música, cine, poesía, teatro, artes visuales.
El menú, como de costumbre, será muy variado. Una de las actividades más curiosas propone revisitar un encuentro entre la escritora argentina Victoria Ocampo y el actor inglés Laurence Olivier, que en diciembre de 1947 dialogaron en Londres luego del estreno mundial de la adaptación cinematográfica de Hamlet. ¿Cómo fue la intimidad de aquella reunión? El sábado hubo una lectura a cargo de Leonor Benedetto, quien recuperó lo narrado por Ocampo en una crónica para Revista Sur, acompañada por imágenes de la película. El mismo día en Ítaca se presentó la obra Hamlet de Patagones, sobre un extranjero que llega como estudiante de intercambio a la única escuela en un rincón de la Patagonia, donde habitan las sombras de los espíritus originarios.
El miércoles 16 a las 18 se realizará en la AMIA un taller sobre Shakespeare y Verdi a partir de adaptaciones operísticas como Macbeth (1847), Otello (1887) y Falstaff (1893), a cargo de Claudio Mamud. La oferta cinematográfica tendrá varias citas: el jueves 17 a las 19.30 con la proyección de Rey Lear, adaptación dirigida por Jean-Luc Godard; el viernes 18 a las 19 con la proyección de Prospero's Books, de Peter Greenaway; y el miércoles 23 a las 19 con "Cine mudo y música", un ciclo de películas shakespeareanas de cine mudo de principios de siglo XX que serán musicalizadas en vivo por el maestro Claudio Peña para celebrar el natalicio del Bardo.
También habrá espacio para las clásicas lecturas dramatizadas, esta vez a cargo de Ana María Picchio (el viernes 18 a las 18 leerá "Querellas de un amante", poema narrativo que se incluyó al final de la primera edición de los Sonetos, en 1609) y Patricia Suárez (quien en Shylock, que se presentará el sábado 19 a las 18, reimagina los dilemas de El mercader de Venecia en una familia judía argentina). La grilla se completa con Hijas de Shakespeare (sábado 19 a las 20), un espectáculo en el que Julieta, Ofelia y Desdémona se encuentran para hacer de sus tragedias un acto de rebeldía y audacia; Yo también soy Ofelia (jueves 24 a las 19.30), versión contemporánea de la tragedia de Shakespeare definida como "un biodrama performático salvaje, punk y cursi"; Lady Macbeth está sola esta noche (sábado 26 a las 19), con dramaturgia de Patricia Suárez y "Lear y Neruda" (sábado 26 a las 20), un ciclo que se convirtió en otro clásico. Shakespeare y... Ya hubo cruces con Borges, Lorca, Storni y este año le toca a Neruda, en la voz de Antonio Grimau.
A modo de estrenos (y platos fuertes en la programación 2025) se presentarán dos filmaciones de versiones teatrales recientemente estrenadas en el West End: un Hamlet protagonizado por Ian McKellen (viernes 25 a las 19.30) y un Macbeth con David Tennant y Cush Jumbo (sábado 26 a las 20), ambas con subtítulos en castellano. "Creo que esto es un servicio a la comunidad. Traer este volumen de trabajo de Shakespeare donde tan bien se describe la condición humana y los recovecos del alma de cada uno de nosotros funciona como una especie de manual de supervivencia o autoayuda –expresó Orozco–. Ofrecerlo a la comunidad y dar un espacio para que los chicos lo transiten y empiecen a jugar con estos personajes supone también el ejercicio de reconocerlos. Creo que genera una especie de detección temprana de manipuladores, mentirosos, estafadores, celosos, ambiciosos, apasionados. Con este ejercicio de revisitar a Shakespeare podemos también reconocer esos personajes en la vida real, antes que nadie".