“El 8 de abril llegaron diez personas de CMPC Biopackaging, la empresa chilena que es dueña de FABI. Nos reunimos a las 8 y media de la mañana y nos dijeron que a partir de las 9 y media FABI no existía más”, cuenta Sergio Urrutia, delegado de Fábrica de Bolsas Industriales o FABI, como se la conocía en Colonia Hinojo.

Hinojo se encuentra a 15 kilómetros de Olavarría, uno de los municipios más castigados por el rumbo económico que planteó el Gobierno nacional. El 2024, tras el parate de la obra pública nacional impuesto por Javier Milei y un desplome de la actividad económica, cerró con una caída del despacho de cemento superior al 30 por ciento en la localidad que aglutina a Loma Negra, Cemento Avellaneda y decenas de canteras de piedra que tienen como destino la construcción.

FABI, tal como señala Urrutia, no escapó a la ola de efectos que produjo el gobierno libertario. De esta manera, cerca de 150 trabajadores entre empleados de planta y tercerizados quedaron en la calle. Son 150 personas en un pueblo que supera levemente los 3 mil habitantes, por lo que se espera un escenario muy oscuro para el devenir comercial de Hinojo.

Como representante del Sindicato Obrero de la Industria del Papel y el Cartón, Urrutia asegura a Buenos Aires/12 que la decisión “fue una sorpresa”. “Si bien la empresa había bajado la producción por debajo del 50 por ciento y el año pasado tuvimos adelanto de vacaciones, veníamos repuntando, por lo que no imaginábamos una situación así”, agrega.

La división Sack Kraft de CMPC Biopackaging, según detallan en su página web, es un proveedor continental de sacos multipliego de papel, filial de CMPC, una de las mayores compañías del mundo en la industria forestal, celulosa y del papel. Además de la que funcionaba en Hinojo, tiene siete plantas industriales "estratégicamente localizadas" en Brasil, Chile, México y Perú.

Precisamente, de Perú proviene el gerente regional de la firma, y Urrutia indica que “trascendió que vino a hablar con Loma Negra para hacer las bolsas en Perú y traerlas de ahí”.

Sin embargo, la principal preocupación de los trabajadores es cómo continuar y reinsertarse en el mercado laboral en un contexto más que difícil para seguir teniendo un ingreso. “Lamentablemente el panorama es muy sombrío porque no hay trabajo, las industrias no toman más gente y otras van sacando gente, de uno o dos, las canteras están sacando gente, las caleras también, la incertidumbre es total y el ejemplo más cercano que tenemos es lo que pasó en Cerro Negro”, explica el dirigente gremial.

Hace referencia a los 96 telegramas que recibieron los trabajadores de la planta de cerámica Cerro Negro. Tal como contó este medio, los despidos llegaron sin previo aviso y por fuera de cualquier tipo de negociación a las pocas horas de la votación en el Congreso a favor acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Para Urrutia, el devenir de su situación tras casi 30 años en la fábrica que producía bolsas de cal, cemento, premezcla de revestimientos, de harina, de azúcar, leche en polvo e, incluso, fertilizantes, deja una conclusión: “Comprendimos que somos un numerito y que no hay humanidad”.

¿Y ahora?

Urrutia cuenta que ingresó a FABI en 1996. Hoy tiene 59 años y señala que el plantel que quedó en la calle tiene a la mayoría de sus trabajadores con más de 20 años dentro de la planta. Así, de un día para el otro, la fábrica con 65 años de historia cerró sus puertas y el margen para el reclamo es ínfimo.

Sucede que la firma Chile dueña de FABI ofreció a cada empleado la indemnización correspondiente más un 15 por ciento. A su vez, comunicaron que brindarán asesoramiento para la inserción laboral a través de una consultora luego del fin de semana largo de Pascuas.

 

 

“Se dio intervención al Ministerio de Trabajo, al sindicato y desde la Federación del Papel. Hablaron, pero en lo que hacen no hay nada ilegal, así que se llevan la maquinaria a Chile y la que no puedan, la venden”, detalla Urrutia.

No deja de repetir lo inesperada que fue la mañana del 8 de abril. “En el 2001 estuvimos peor que ahora, con la planta parada y con gente suspendida, y nunca se habló de cerrar”, repasa.

 

En paralelo, dice que a lo largo de la campaña electoral hubo una fuerte impronta del sindicato para advertir sobre las consecuencias de un triunfo de Javier Milei. “Muchos en la fábrica no pensaron como nosotros y hoy estamos padeciendo los costos de este modelo”, apunta el sindicalista mientras recuerda que ya se perdieron 800 puestos de trabajo en Olavarría en lo que va del año. 

Antecedente y una voz de la política

El cierre de la planta FABI en Olavarría se suma al centenar de despidos en la empresa ceramista, Cerro Negro. Desde el arco político, César Valicenti, ex diputado provincial y dirigente de La Cámpora, oriundo de Hinojo, expresó en redes sociales: “Ayer Cerro Negro, hoy FABI, mañana serán más puestos de trabajo de PYMES e industrias en Olavarría y en el País”. En un segundo mensaje, remarcó: “La mayoría eligió un modelo económico que prescinde del entramado industrial, del trabajo y del consumo que reactive el circuito económico. Es causalidad”, en referencia al rumbo impulsado por el gobierno nacional.

En paralelo, comenzó a circular un comunicado anónimo bajo el título “El modelo de Milei destruye la industria nacional y el trabajo en Olavarría”, que denuncia los efectos del ajuste, la apertura de importaciones y el desfinanciamiento productivo. El documento fue compartido por referentes locales, legisladores y vecinos.

 

La fábrica ceramista Cerro Negro de Olavarría ya había cesado 96 contratos en marzo. En ese caso, tampoco hubo preaviso ni diálogo previo. La respuesta sindical fue una huelga espontánea mientras el Ministerio de Trabajo provincial dictaba conciliación obligatoria. Sin actividad en planta y con la producción detenida, las negociaciones con la patronal continúan estancadas al cierre de esta edición, según informaron desde el área legal del sindicato a Buenos Aires/12.