“Probablemente intransitable y sin servicio durante el invierno”, alerta el cartel de tránsito en uno de los planos iniciales de Trapped. Al costado de la ruta domina un paisaje áspero y conmovedor, lleno de volcanes y un cielo que duele, se trata de una fisonomía que desconoce casi por completo la vegetación, y está poblada por poco más de trescientos mil sujetos que comparten el mismo código genético. La producción de diez episodios oriunda de Islandia, y que se puede ver por Netflix, es una excusa perfecta para conocer la cultura de ese pueblo escandinavo. Baltasar Kormákur creó un policial apegado a ciertos preceptos de Nordic Noir aunque casi como excusa. Bajo ese formato el espectador puede quedar aislado entre glaciares, lava, un cuerpo desmembrado y conflictos familiares.
Un torso aparece flotando en sus costas en ese lugar acostumbrado a vientos polares y pescadores curtidos. Hecho macabro en la localidad costera de Syoisfjorour cuyo delito más común es el de alguien que estaciona su coche delante de una boca de incendios y los policías dedican su tiempo a jugar al ajedrez en computadora. Hasta Reikiavik parece una metrópolis al lado de este confín marítimo. El jefe de policía local, Andri (interpretado por Ólafur Darri Ólafsson), sin embargo, se adueña de la investigación. Este tipo robusto parece entusiasmado con oficiar de detective, forense, controlador fronterizo, todo al mismo tiempo. Lo primero que hace es impedir que alguien salga del trasbordador lleno de turistas del que se lanzó el cuerpo. El capitán del barco, por otro lado, es un sujeto arrogante y entre sus pasajeros hay un lituano marcado en rojo por la Interpol. “Malditos daneses, creen que somos un depósito de cadáveres”, lanza en medio de la investigación el alcalde que sueña con convertir ese territorio en una ruta marítima entre China y Estados Unidos.
Es un policial escandinavo y cada crimen está atado a alguna pandemia social. Si el cadáver mutilado de otra serie nórdica como Bron/Broen destapaba las tensiones entre Dinamarca y Suecia, en este caso, el cuerpo del delito servirá para desnudar miserias como la trata de personas, junto con el carácter y las particularidades del pueblo islandés. El motor de la serie será, obviamente, el de resolver el crimen pero por detrás, Trapped presenta reclusiones de varios órdenes. La más evidente es la geográfica pero también hay una más íntima. Andri atrapado en ese lugar, viviendo en un cuarto de la casa de sus ex suegros, criando a sus hijas en la misma localidad a la que había emigrado por su mujer. El mismo día en el que descubren el cuerpo, se desata una tormenta de las fuertes y su ex esposa regresa a casa con novio nuevo. “Se desató el caos”, dice alguien mientras Syoisfjorour comienza a llenarse de desconocidos, un barco gigante está demorado en el puerto y un asesino anda dando vueltas.
Trapped responde a la máxima de “pueblo chico infierno grande”, porque además del cadalso personal del protagonista, está el de Hjortur, quien retorna al pueblo tras haber sido señalado como responsable de la muerte de su novia en un extraño incendio siete años antes. “Es un gran escenario ya que en un pueblo como este, todos tienen una historia. Hay una conexión entre ellos”, señaló Kormákur quien especificó que su intención era la de presentar un drama bajo la apariencia de un policial con un hueso por roer.
El entorno agobiante e hipnótico es otro de los fuertes de la serie, en la que la fotografía se detiene en grandes panorámicas, graficando la falta de sol, las tempestades y la incomunicación. Lo mismo puede decirse de otras producciones como Fortitude o Wallander con ese resabio de exotismo gélido. Pero en Trapped la búsqueda está en primer plano. Allí está su majestuosa y simplísima apertura donde cuerpos desnudos se mezclan con avistajes del hábitat natural. Es singular como la anatomía del ambiente parece adueñarse de los lugareños (y de los residentes a la fuerza) donde el clima hostil es omnipresente. “En Islandia, el clima es el mayor personaje con el que lidiás cada día. No hay nada más relevante en tu vida”, explicó Kormákur que ya está trabajando en la segunda temporada de la ficción. “Lo propio de lo islandés es que, sea como fuere, estamos atrapado en la isla. Estuvimos atrapados aquí por cientos de años. Por eso quería que todos los personajes estuviesen atrapados de nada más que lo islandés”, añadió Kormákur. Y vaya si lo ha logrado.