La nueva temporada de The Last of Us, que se transmite por HBO, coloca en el centro del debate el tema de la queerfobia en un escenario apocalíptico. En el estreno, Ellie, interpretada por Bella Ramsey, enfrenta insultos homofóbicos que reflejan las tensiones vividas por la comunidad LGBTQI+ tanto en la serie como en la realidad. Se muestra cómo, incluso en un mundo devastado por un brote zombie, la intolerancia persiste como una amenaza tan o más letal que los propios infectados. La interacción de Ellie con personajes como Seth (Robert John Burke) revela lo que muchos espectadores perciben como un reflejo incómodo de conflictos contemporáneos.
El contexto sociocultural de The Last of Us
La serie, basada en la franquicia de videojuegos del mismo nombre, ha sido elogiada por su representación de personajes queer y criticada por algunos sectores por promover lo que denominan una agenda LGBTQI+. Los creadores, Craig Mazin y Neil Druckmann, sostienen que el guion no intenta complacer a todos, sino mantener la autenticidad de la historia. La narrativa, que combina acción y drama, se desarrolla en un Estados Unidos postapocalíptico que evoca las tensiones sociales de 2003, pero proyecta una crítica social vigente en la actualidad.
Personajes como Joel (Pedro Pascal), cuya figura de protector de Ellie simboliza para muchos la aceptación y la resistencia ante prejuicios arraigados, refuerzan este enfoque. Además, el diálogo público de los creadores refleja una postura firme frente a la reacción cultural negativa que enfrentan por incluir temas LGBT+, sin temor a generar incomodidad.
Impacto social y feedback de la audiencia
Aunque la representación queer ha sido valorada por su autenticidad, el fenómeno de review bombing en plataformas como IMDb subraya el impacto divisivo de la serie en ciertos grupos. El episodio Long, Long Time destaca por su enfoque inclusivo, aunque algunos lo critican por alejarse de la trama convencional.
Estas calificaciones reflejan más una resistencia social que una crítica objetiva a la narrativa. Sin embargo, para muchos espectadores, la serie trasciende el entretenimiento y funciona como un recordatorio crudo de las luchas que la comunidad LGBTQI+ enfrenta fuera de la ficción.
El camino de Ellie como símbolo de resiliencia queer
Ellie, representada como una figura combativa y símbolo de la comunidad, es quien finalmente enfrenta estos desafíos sociales. Los episodios no evitan mostrar el impacto humano de la queerfobia, desde la vulnerabilidad al expresar afecto hasta la urgencia de construir redes de apoyo.
Al adentrarse en el caos, Ellie, junto a personajes diversos como Lev, exhibe la complejidad humana dentro de un escenario postapocalíptico. Las críticas hacia sus tramas subrayan que la inclusión es esencial para enriquecer la narrativa colectiva.
The Last of Us brinda voz y visibilidad a quienes experimentan discriminación real, exponiendo, inspirando y fortaleciendo la búsqueda de aceptación y libertad en una sociedad aún dominada por prejuicios. La serie sigue siendo un espacio clave para reflexionar sobre cómo se experimentan y desafían las diferencias en tiempos de crisis.