Google monopolizó el mercado de la publicidad en internet, dictaminó una jueza federal de Estados Unidos, al considerar que los demandantes probaron que el gigante tecnológico realizó una serie de acciones "anticompetencia" para conseguir sus objetivos. El gobierno de Joe Biden había llevado a Google ante un tribunal federal de Virginia en enero de 2023 y el juicio se celebró en noviembre de 2024. "Google emprendió deliberadamente una serie de acciones anticompetencia para adquirir y mantener el poder monopólico" de la publicidad en línea, determinó la jueza federal Leonie Brinkema.

"Durante más de una década, Google vinculó su servidor de publicación de anuncios y los intercambios de anuncios mediante condiciones contractuales e integración tecnológica, lo que permitió a la empresa establecer y proteger su posición de monopolio en estos dos mercados", prosiguió. Para Brinkema, la compañía "aseguró su monopolio imponiendo políticas anticompetitivas a sus clientes".

De esta forma, concluyó, Google causó un "daño significativo" a sus clientes y había impedido que el resto pudiera competir. La jueza dio a la empresa siete días para presentar un calendario de medidas correctivas. Google anunció el jueves que recurrirá la sentencia. "Hemos ganado la mitad del caso y vamos a recurrir la otra mitad", declaró en un comunicado Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta de Asuntos Reguladores de Google.

"Los monopolios de Google le permiten obtener beneficios excesivos, dejando menos para los trabajadores y empresas cuyo sustento depende de la publicidad en línea", consideró la fiscal general de Nueva York, Letitia James, cuyo estado participó en la demanda. "Todos, desde grandes medios hasta pequeños blogueros independientes, han sido perjudicados por la conducta de Google", agregó.

"Triple monopolio"

El gobierno de Donald Trump puede dar un giro de 180 grados a este caso. El presidente sugirió en octubre pasado, en la recta final de la campaña de cara a las presidenciales de un mes después, que no era partidario de fragmentar Google, ya que esto afectaría a EE.UU. en la escena internacional. El gobierno de Biden había acusado a Google, entre otros, de controlar el mercado de los "banners" publicitarios en los sitios web, incluidos los de numerosos medios de comunicación, y de aprovecharlo para fijar precios elevados y repartir los ingresos de forma desigual. Según la acusación, el grupo se apoyaba en tres programas informáticos de gestión publicitaria considerados imprescindibles por la mayoría de las páginas web.

"Google tiene un triple monopolio", argumentó en la vista el representante del Departamento de Justicia, Aaron Teitelbaum. La abogada de Google, Karen Dunn, denunció la mala interpretación de la ley por parte del Departamento.

La empresa se defendió diciendo que las acusaciones se basaban en una versión anticuada de Internet, ignorando el contexto actual, en el que también se colocan anuncios en los resultados de las búsquedas, las aplicaciones móviles y las redes sociales. En otro juicio, un jurado de un tribunal federal de Washington declaró a Google culpable de prácticas anticompetitivas en las búsquedas por internet.

La mirada de la economista

Consultada por Página/12, la economista Cecilia Rikap opinó que el hecho de que Google haya sido encontrado culpable de concentrar el mercado de publicidad digital, es para ella una buena noticia, pero insuficiente: "no solo porque llega muy tarde, sino porque si Google fuese obligado a desinvertir parte de la concentración que tiene en toda la cadena de valor de publicidad online, aún así podría seguir operando como una empresa líder de cadena global de valor, que es lo que este tipo de grandes empresas de tecnología digital hacen. Es decir, tienen una capacidad de control por fuera de la propiedad --capturan renta de las noticias de los diarios-- y controlan los procesos de trabajo en empresas que no son propias. Entonces, aunque se lo obligara a Google a desinvertir, eso no significaría que terminaría su monopolio en ese mercado. Solo significaría que se reconfiguraría la cadena en una forma tal, en la que emergerían potenciales empresas que se sumarían al séquito de empresas subordinadas a Google que ya existen. Si se quisiera terminar con el poder que tienen estas empresas, habría que ir al origen de ese problema, y es la capacidad que tienen de concentrar intangibles y transformarlos en sus activos, tanto la concentración de datos como de conocimiento. La concentración de datos que obtienen mejora sus algoritmos. Esto luego les permite --aun si se empujara el surgimiento de empresas que les compitan--, que esas empresas no puedan subsistir, o que no sean elegidas por el público. Esto pasa en la Unión Europea, donde las aplicaciones de Google ya no son instaladas por default en los celulares, pero sin embargo esa empresa sigue concentrando el 97% del mercado. Además, hay que ver qué pasa con este juicio que no está terminado. El primer juicio contra Google data del 2010, por privilegiar a Google Shopping en las búsquedas que se hacen sobre Google: lo inició la Comisión Europea, que lo declaró culpable. Hasta ahora Google ni siquiera pagó una multa por ninguno los juicios que ha perdido. En el contexto del gobierno de Trump, las posibilidades ciertas de que este progreso parcial se concrete, también hay que ponerlas en duda".

Google perdió un juicio contra el Departamento de Justicia.


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