"Que gane San Lorenzo". Esa fue la respuesta de Francisco a un periodista argentino que le pidió "una bendición para Argentina" a mediados de 2013, a poco de haber sido electo como Papa. Y es que a pesar de haber pasado más de 30 años sin mirar los partidos del Ciclón, el vínculo con el club de sus amores nunca se cortó.
El San Lorenzo que enamoró a Francisco
Socio número 88.235 de San Lorenzo, desde 2008 que pagaba religiosamente su cuota. Su padre jugaba al básquet en el club y le inculcó el amor por los colores. Pero hubo algo que transformó ese amor en eterno.
Bergoglio iba al Gasómetro, al de Avenida La Plata, a ver a San Lorenzo. Y a los 9 años quedó maravillado. Corría el año 1946. Diego García era el entrenador del equipo que quedaría en la historia grande del fútbol argentino. Tras un inicio un tanto irregular, encontró su forma en la segunda rueda, arrasó y acabó por consagrarse campeón.
Con 46 unidades los cuervos se alzaron con el trofeo. Atrás quedaron Boca y River con 42 y 41 respectivamente. Ese equipo metió 90 goles en 30 partidos. Un promedio de tres tantos por partido. Demoledor. Por ese motivo, esa delantera formada por Armando Farro, René Pontoni y Rinaldo Martino fue catalogada como "El Terceto de Oro".
Ese equipo quedó impregnado en la memoria de Francisco, que en 2018, ante la consulta de un periodista, lo recitó de memoria. Mirko Blazina; José Vanzini, Oscar Basso; Ángel Zubieta, Salvador Grecco, Bartolomé Colombo; Antonio Imbelloni, Armando Farro, René Pontoni, Rinaldo Martino y Oscar Silva.
Francisco y su amor por San Lorenzo siendo Papa
Bergoglio fue nombrado Papa a comienzos de 2013. En aquel momento se produjo un aluvión de socios internacionales que querían ser “del club del Papa”. Entre ellos Novak Djokovic, uno de los mejores tenistas de la historia.
El Papa confesó que desde 1990 no miraba televisión. Ni siquiera para ver a su amado club. "Un guardia suizo me pasa los resultados", contó en una entrevista.
En 2012 San Lorenzo tuvo que jugar la promoción para no descender, pero al año siguiente, en 2013, la realidad cambiaría radicalmente. Con Juan Antonio Pizzi al mando, el conjunto azulgrana se consagraría campeón del fútbol argentino en el Torneo Inicial de ese año. Ya desde su nombramiento, el Nuevo Gasómetro se llenó de banderas con su rostro y se le puso un parche suyo a la camiseta del primer equipo.
Pero la gran alegría se produciría al año siguiente. El gran deseo, que tan esquivo le había sido al club, era la Copa Libertadores. Pizzi se fue, llegó Edgardo Bauza y el Ciclón se consagró campeón tras vencer a Nacional de Paraguay en la final. "Tengo mis contactos a los que les dije que me informaran continuamente", contó en aquel momento Francisco, pues durante la vuelta de la final estaba viajando hacia Corea. El Secretario de Protocolo del Vaticano, Guillermo Karcher, fue el encargado de ir comentándole lo que sucedía en el Bajo Flores.
A los pocos días de esa consagración, una delegación de dirigentes y futbolistas viajó al Vatiacano para llevarle una réplica del trofeo y una camiseta. Al mostrarle la aureola que le habían puesto al escudo, entre risas y en un inconfundible porteño, Francisco les dijo: “Son unos caraduras”.
Una de las figuras de ese plantel campeón de América fue Ángel Correa. Surgió en las inferiores del club y se fue al Atlético de Madrid, donde aún juega. También fue parte de los planteles de la selección argentina que ganaron el Mundial 2022 y la Copa América 2024. “Él me hizo la comunión en una capilla, en una iglesia pequeña que inauguraron en San Lorenzo. Tuve la suerte de tomar la comunión y la confirmación con él”, reveló Angelito. Ni uno era Papa ni el otro un futbolista de primer nivel aun.
“Yo tenía 14 años, vivía en la pensión, estaba encerrado ahí todo el día, y vinieron a preguntarme a mí y a los demás chicos si queríamos confirmarnos, y aproveché la posibilidad. Al tiempo me enteré de que el tipo que me había confirmado es el Papa; no lo podía creer. Parece que le di un poquito de suerte, ¿no?”, contó el delantero en otra oportunidad.
La historia de Francisco con San Lorenzo tiene muchos más capítulos y "bendiciones". Cada vez que le hacían una referencia, un chiste o le pedían firmar una camiseta, él soltaba alguna frase para demostrar ese amor que mantenía por su equipo.
Marcelo Moretti, actual presidente de la institución, se reunió con el Francisco en septiembre del año pasado y le reiteraron un pedido que ya se le había realizado en 2016: el de ponerle su nombre al estadio que se construirá en Boedo. Emocionado, según consignó el club en un comunicado oficial, el Papa aceptó.
"El amor por San Lorenzo forma parte de mi vida, de mi historia", aseguró Francisco en más de una oportunidad.