Lo radiofónico sigue vigente porque su razón de ser no radica en el dispositivo técnico que envía o recibe contenidos sonoros, sino que debemos entenderlo como una conjunción de modos expresivos, formatos y diversas prácticas de consumo, cuya materialidad es el sonido.
Hoy vemos lo radiofónico en streams y podcast.
Ahora bien, lo radiofónico también ha mutado con respecto a las finalidades que atiende. Es verdad que nació para informar y entretener a una audiencia masiva, pero también dio respuesta a otras necesidades en función de los usos y las formas de apropiación de esta tecnología.
Aquí nos convoca cómo lo radiofónico ha permeado en los ámbitos educativos. Las primeras experiencias datan de mediados del siglo pasado en escuelas radiofónicas para atender al alto analfabetismo en Latinoamérica. En nuestro país, estas experiencias fueron resignificadas con la vuelta a la democracia y comenzaron a aparecer radios escolares, en las que ya no existía un emisor centralizado, sino que se multiplicaron las voces de docentes y estudiantes.
En un trabajo de 2023, analicé las grandes desigualdades en cuanto a posibilidades de comunicarse e informarse que existen entre pueblos y ciudades de Chubut. ¿Las consecuencias de la mala conectividad? Campos que van quedando vacíos, estudiantes migran por oportunidades educativas o laborales, y crece la amenaza extractivista en la meseta.
Por eso, en ese contexto donde la comunicación no está garantizada como sucede en las grandes ciudades, las radios escolares son una herramienta que trasciende los fines educativos. Especialmente en localidades donde estas emisoras son la única al aire, como Puerto Pirámides o Telsen. Entonces, docentes y estudiantes logran visibilizar sus voces y reclamos, construyen ciudadanía comunicacional, desarrollan habilidades como el trabajo colaborativo, la oralidad y el compromiso con proyectos locales. En fin, en algunos pueblos de nuestro país, las radios siguen vigentes, más allá del avance de las tecnologías digitales.
Ahora bien, no podemos desconocer que la subjetividad de niñas, niños, adolescentes y jóvenes está atravesada por un proceso de digitalización de la cultura, ante el cual no podemos mantenernos al margen. En otras palabras, dispositivos móviles, plataformas, pantallas ubicuas y nuevas prácticas prosumidoras (es decir, de producción y de consumo) interactúan y se transforman permanentemente. El gran desafío pedagógico actual radica en resolver cómo hacemos para aprovechar este contexto tecnológico que nos atraviesa a diario. Porque cabe recordar: lo digital entra a las aulas, queramos o no. Sin embargo, hay docentes y estudiantes que aún no desarrollaron suficientes competencias digitales, mediáticas e informacionales.
Ahí vuelve a entrar lo radiofónico. Hoy brotan experiencias de podcast educativos en plataformas como Spotify, que como estrategia y recurso didáctico demuestran interesantes resultados. Se destacan casos como: "La Rondita Salvaje" (un jardín de Esquel visibiliza las voces de las infancias); "Radio La 35" (una escuela técnica que aprovecha el fanatismo por los fierros); "Asummanera" (centros de estudiantes porteños se organizan para compartir experiencias); y "Radio Turismo 90.3" (promociona actividades turísticas de Chubut).
Como analizo en un artículo recientemente publicado en una revista española, hay un paralelismo entre el mensaje radial y el discurso docente, al potenciar la imaginación y la creatividad, interpelar a la memoria y los sueños, y estimular la reflexión colectiva y el encuentro de voces. La pantalla nos obliga a prestar constante atención y consumir contenidos acabados, además de exponer la imagen de estudiantes.
Lo radiofónico es el teatro de la mente porque demanda mi imaginación y creatividad. En fin, ventajas comunicacionales, pedagógicas y sociocomunitarias ubican al podcast como una oportunidad para mejorar los procesos educativos formales y no formales.
* Licenciado y profesor en Ciencias de la comunicación (UBA), Licenciado en Educación (UNQ)