“No sé si es mañana, pasado o el 21 de diciembre”, dijo el canciller Jorge Faurie en relación a la firma de un principio de acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. “Estamos a la expectativa de acordar los lineamientos para este gran acuerdo del que por supuesto después vamos a tener que trabajar en la letra chica”, sostuvo el funcionario ante la pregunta de periodistas en un pasillo del Hotel Hilton, donde se desarrolla la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Como anticipó este diario, los gobiernos del Mercosur se encaminan a firmar un acuerdo político que le permita a Mauricio Macri y a Michel Temer mostrarse como los paladines del libre comercio. Para más adelante queda la definición de temas como el acceso al mercado europeo de carnes y etanol, patentes y compras públicas.
El acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea es uno de los ejes políticos de la reunión de la OMC en Buenos Aires. Los presidentes Macri, Temer, Tabaré Vázquez (Uruguay) y Horacio Cartés (Paraguay) mantuvieron el domingo un encuentro reservado en el marco de la cumbre de la OMC en donde ratificaron su voluntad política de avanzar con el acuerdo.
“No estamos tan lejos. Nuestra gente dice que lo que quieren es un acuerdo político y económico con la Unión Europea. Si esto lleva 24 horas, 48, 72 o una semana, no cambia. Nosotros aspiramos a una definición que es tener un acuerdo político, estratégico, de comercio, inversiones y tecnología con la Unión Europea. Tenemos que tener en claro que una vez que acordemos el corpus, la parte sustantiva de esto, tendremos prácticamente casi 6 o 7 meses de redacción, más 2 a 3 años de proceso de aprobación”, detalló ayer Faurie. En una línea similar se manifestó Michel Temer, al anticipar que el convenio podría firmarse en Brasilia el 21 de diciembre.
La semana pasada hubo una ronda negociadora en Bruselas en donde fueron mejoradas las ofertas de rebaja arancelaria de parte de ambos bloques, aunque desde Europa no apareció la oferta superadora en carnes y etanol, dos rubros sensibles de la negociación. Mientras los productores agropecuarios europeos se quejan del acuerdo y por ahora consiguen cierta intransigencia de los negociadores, las industrias del Viejo Continente son las principales ganadoras. Por eso, la industria argentina presenta una situación defensiva. “Con este acuerdo estamos entregando miles de puestos de trabajo. Si se van a seguir vendiendo productos agropecuarios a cambio de nuestra industria, vamos a tener problemas, que se suman a la caída del consumo interno y la suba de importaciones”, dijo ayer Ariel Aguilar, presidente de la Cámara de Manufacturas del Cuero.
Por su parte, Faurie justificó que “hemos compartido el curso de la negociación con todos los actores que van a tener un papel importante en el proceso. Hemos hablado con el sector político, empresarial, con las organizaciones no gubernamentales. Es un factor de dinamización increíble para nuestra vinculación”. En cambio, Marcelo Fernández, presidente de CGERA, advirtió que “por versiones periodísticas estamos viendo que el acuerdo está cerrado, que no se permite ninguna discusión. Esperamos que el Senado pueda pedir que se abra ese libro, para tener información”.