El nuevo largometarje de Gabriel Nesci, Mensaje en una botella, es una comedia dramática. Narra la historia de Denise, una sommelier que descubre accidentalmente que puede cambiar su presente a través de mensajes que pone en una botella de vino vacía con la etiqueta de un año específico. Sin embargo, en el primer intento se da cuenta de que no todo sale como esperaba por lo que vuelve a intentar varias veces, complicando cada vez más su vida y también las de quienes la rodean, lo que la lleva a quedarse atrapada constantemente en estos viajes en el tiempo. El film está protagonizado por Luisana Lopilato, junto a una gran cantidad de actores y actrices: Benjamín Amadeo, Luciano Cáceres, Rafael Spregelburd, Marina Bellati,  Valeria Lois, Damián Dreizik, Inés Estévez, Gabriel Corrado, Luis Machín, Eduardo Blanco y Benjamín Vicuña, entre otros. El film se estrena este jueves en salas. 

Consultada acerca de lo que más le interesó de la historia para aceptar el protagónico, Lopilato señala: "Nunca había hecho una película que viajara en el tiempo. Como actriz me parecía re interesante poder hacer diferentes etapas de Denise. Me costó mucho al principio y cuando me entregaron el libro no lo entendía. Decía: 'No, pero si yo no lo entiendo, la gente no lo va a entender'. Había algo que me gustaba, pero no podía todavía definir qué era. Y cuando me junté con el director, Gabriel, tenía la película, la venía escribiendo hace diez años, más o menos, trabajando en el libro. La tenía re clara, sabía lo que quería lo que quería transmitir. Me gusta el mensaje que tiene. O sea, el mensaje final, que no lo quiero decir. Pero es muy lindo". 

-La película plantea una encrucijada: ¿es realmente beneficioso alterar el pasado? ¿Vos qué pensás?

-Yo creo que si me tuviera que mandar un mensaje al pasado, quizás sería a mis 18, 20 años. Cuando sos joven querés que pase todo rápido. Después, con el tiempo te das cuenta de que todo te va a llegar en el momento que te tenga que llegar. Hay que ir por los sueños, por las cosas que uno quiere lograr. Hay que ir detrás de eso, pero con paciencia. Y decirte: "Tranquilo, va a llegar, no te apures".

-¿Y qué es lo que modificarías?

-No sé si modificaría, pero eso que te digo, de la paciencia. Me acuerdo que antes, a mis 18, vivía todo muy aceleradamente, como que era la última vez que iba a vivir ese momento. Está bien, por un lado, pero quizás con más paciencia uno toma mejores decisiones.

-A la vez la película intenta o propone reflexionar acerca de que desenterrar el pasado no siempre conduce a lo que esperamos, ¿no?

-Un poco Denise hace ese camino. Quiere buscar y poder ver si realmente ella puede arreglar algunas cosas del pasado. Algunas relaciones frustradas que tuvo las quiso cambiar, relaciones familiares. 

-Y también está el tema del juego del remordimiento. O sea, uno quiere modificar decisiones del pasado porque, de algún modo, se arrepiente de algo. ¿Para vos qué es peor: arrepentirte de algo que hiciste o de algo que no hiciste?

-No sé, me dejás helada. Yo creo que hice todo lo que quise, o al menos lo que me hacía feliz. Trabajo desde muy chica, pero no me arrepiento de haberme perdido cosas, tipo momentos que vive una chica normal de la secundaria. Me he perdido muchas reuniones, viajes de egresados, cosas que no viví. Pero el otro camino que tuve me llenó de gratificaciones que me hicieron muy feliz también. Entonces, es un poco de tira y afloja.

-¿Crees que el tema del vino es también algo simbólico en la película? El vino cuanto más añejo, mejor es, mientras que el ser humano se supone que evoluciona con el paso del tiempo...

-Imaginate que también el tiempo también te hace aprender un poco de tus aciertos y de tus desaciertos. Un poco vas marcando el camino también. Por lo menos, no todo el mundo es así. Hay gente a la que le gusta seguir golpeándose con la misma pared. Yo soy muy de aprender, de decir: "Bueno, me pasó esto, che, no quiero volver a hacerlo". En todo tipo de decisiones.

¿Y desde chiquita mostraste interés por el mundo del espectáculo?

-Sí, me gustó siempre. Quería actuar en el colegio, maquillarme, vestirme, ser parte. Había un acto y quería hacer algo.

-En 2013, interpretaste a una joven víctima de un cáncer en la segunda temporada de En terapia. ¿Fue una actuación muy intensa? La pregunta es porque se te vio en un registro mucho más dramático, alejado tal vez de la frescura que suelen tener tus personajes.

-En este camino vas eligiendo proyectos. Ahora tengo 37 años, pero de chica me pasaba que iba probando y decía: "Che, esta propuesta me gusta. ¿Es para mí? ¿No es para mí?". Te vas moldeando un poco en el camino, que es muy largo. Me acuerdo que cuando me llamó Ale Maci, el director, yo dije;: "Che, ¿lo podré hacer?". Venía de hacer otras cosas que nada que ver. Estaba embarazada de mi primer hijo. Y era re alejado porque tenía pura vida, pero tenía que hacer a alguien que no tenía pura vida. Me encantó formar parte de ese proyecto. Me gustó transitarlo. Se me abrieron otras puertas en lo que es la actuación. Pude tocar otros registros que no había transitado antes. Creo que En terapia fue la puerta que me abrió la posibilidad de tocar esas partes más dramáticas. Y trabajar también con Peretti. Es de esos actores con los que aprendés un montón. 

-Se te va a ver próximamemnte en La Pistolera (La leyenda de Pepita), inspirado en la vida real de Margarita Di Tullio, que se convirtió en la mujer más famosa de la historia criminal argentina. ¿Qué podés contar del trabajo con Lucía Puenzo?

-Estoy con los ensayos, ya hace un montón. Y ya con ganas de estar en el set. Es también un desafío. Por lo menos así lo siento yo. Estoy trabajando con Pepita la Pistolera desde hace un año y ya quiero estar en el set y que digan "¡Acción!". 

-¿El cine es el lugar de expresión que más te interesa en la actualidad?

-Sí.

-¿Y tiene que ver con que al vivir en el extranjero no podés hacer televisión?

-No, no es eso. Es el camino que tengo ganas de seguir haciendo y que me da la posibilidad de tomarme el tiempo y poder elegir los proyectos que hoy en día me hacen feliz.