Tujuayliya Gea Zamora, médica universitaria y referente wichí del norte salteño, es candidata a diputada provincial por el departamento San Martín. Postulada por el Frente Salta va con Felicidad (lista 405), denuncia el abandono histórico de las comunidades indígenas y criollas empobrecidas, critica la ineficacia de las políticas públicas en salud, educación y género, y exige representación real en la Legislatura. Su campaña, construida desde abajo y sin financiamiento estatal, busca convertirse en una voz territorial dentro del recinto.

Ver que el departamento sigue igual que cuando era niña fue lo que me decidió. Salí, estudié, volví, recorrí, y nada había cambiado", expresó en diálogo con Salta/12. Cambiaron los rostros pero no las condiciones, agregó. "Las representaciones siguen siendo las mismas, las decisiones siguen viniendo desde afuera”, afirmó con una voz firme, pero que no oculta la carga emocional que implica volver al lugar de origen y encontrarlo atrapado en la pobreza estructural.

Tujuay, como es conocida, no aparece desde un repentino entusiasmo electoral. Su militancia arrastra historia: es hija de los fundadores de Tewok Nechaiek (Nuevo Río o Nuevo Pilcomayo), el primer partido político de base indígena y popular del norte argentino, surgido en los años 90 como una respuesta directa al bipartidismo salteño. Su madre es la pionera mujer wichí Octorina Zamora, y del docente y militante social Néstor Gea, ambos fallecidos en el transcurso de los últimos dos años. “Mis padres caminaron estos mismos territorios reclamando derechos que aún no han sido reconocidos. Acompañé esas luchas de chica, y después desde la medicina, porque entendí que la salud también es política”, explicó.

Herencia política y luchas territoriales

El Tewok Nechaiek fue una de las experiencias más importantes de organización indígena de la década neoliberal. En ese entonces, la consigna era clara: construir una alternativa desde los pueblos, desde la tierra misma. Hoy, Tujuay retoma ese legado con una pregunta dolorosa: “¿Cómo puede ser que 30 años después sigamos sin agua, sin salud, sin protección frente a la violencia de género?”.

Octorina Zamora, en 1992

"El Estado llega hasta la plaza central del municipio. Dos cuadras más allá, la gente vive en casas de lona, sin luz, sin servicios básicos. Ahí están los indígenas y criollos empobrecidos de San Martín”, denunció. El reclamo mantiene un sustento reconocido por el propio Estado provincial, que viene prorrogando la emergencia sociosanitaria, la emergencia hídrica y la emergencia por violencia de género en el departamento.

En este contexto Tujuay no eludió la responsabilidad legislativa que busca asumir. Al contrario, aseguró que quiere ocupar una banca para cuestionar y exigir rendición de cuentas: “¿Qué se hizo con las emergencias? ¿Dónde está el financiamiento? ¿Qué políticas se ejecutaron? Hay mujeres con denuncias sin avanzar hace años, madres separadas de sus hijos por criterios coloniales sobre la maternidad indígena, sin dispositivos de acompañamiento. No hay nada. Literalmente, nada”.

Uno de los ejes más fuertes de su plataforma es la salud. Como médica, habla con autoridad cuando cuestiona la implementación de la Ley de Salud Intercultural: “La ley es insuficiente. Y lo poco que tiene, no se cumple. Ayer una familia me dijo que no quiere operar a su abuelo porque no confían en los médicos. Eso es grave. No es una cuestión cultural solamente. Es una falla total del sistema sanitario y su forma de relacionarse con nuestros pueblos”.

La educación tampoco escapó a sus críticas; cuestionó que se abren carreras, mayormente desde los terciarios presentes en el Chaco salteño, que no transforman la vida de quien las estudia. "Los jóvenes egresan y no consiguen trabajo, no pueden profesionalizarse. Es una contención temporal que no cambia la estructura. Necesitamos políticas educativas con proyección, no más paliativos”.

Y, aunque su discurso incomoda a las grandes esferas del poder, no se priva de manifestarlo. Reiteradamente cuestionó que los gobiernos hacen eventos, muestran obras, pero "vos vas al lugar y la gente vive igual o peor". Y recriminó que "los legisladores están preocupados por castigar a docentes en huelga, no por generar condiciones dignas. Eso también es violencia política”.

Representación o exterminio

En un contexto nacional signado por el recorte de derechos, la candidata consideró que su postulación también es un acto de defensa. Recordó que el gobierno nacional avanzó contra los pueblos originarios al derogar la ley de emergencia de la propiedad comunitaria indígena, recortar el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y desfinanciar programas."Desde acá, el gobierno provincial ni se inmuta. No hubo una sola propuesta para proteger a las comunidades. Ni una. San Martín tiene la mayor población indígena de Salta. Y nadie levantó la voz por nosotros”, manifestó. 

Para Tujuayliya, la falta de representación real tiene un costo directo que termina con la exclusión, marginación y criminalización de las formas de vida originarias. Por eso sostuvo que deben "levantar nuestras voces, ocupar los espacios, no esperar más que otros hablen por nosotros”.

Una campaña territorial

Sin acceso a grandes recursos, sin aportes partidarios ni respaldo empresarial, la campaña de Tujuayliya Gea Zamora avanza gracias al apoyo directo de vecinas, vecinos y comunidades. Rifas, ventas solidarias, colectas y donaciones individuales permiten costear los traslados, la impresión de materiales y las visitas a los distintos parajes del departamento San Martín. 

No tenemos estructura ni financiamiento estatal, pero tenemos convicción y organización. Estamos haciendo una rifa para cubrir los últimos viajes y seguir caminando el territorio”, contó la candidata.

Durante la recorrida de campaña

La propuesta de la candidata wichí se impulsa desde abajo, sin asesores de imagen. Las reuniones son en casas de familia, en patios comunitarios, en espacios recuperados por las organizaciones. “Cada comunidad que visitamos nos fortalece. La gente quiere ser escuchada, no usada cada cuatro años”, señaló.

En ese sentido, insistió en que su objetivo no es ocupar un cargo para beneficio personal, sino transformar la relación entre el Estado y los pueblos originarios. Ocupar un lugar en la Legislatura salteña es, dijo, obtener "una banca que sea territorio, no despacho. Una banca desde el dolor, pero también desde la dignidad. Porque si no nos representamos nosotres, nadie lo va a hacer”.

Esperamos que el pueblo de San Martín confíe en nuestra representación. Somos el Frente Salta va con Felicidad, lista 405. Vótennos. No por mí, sino por todos los que han sido silenciados históricamente”, concluyó.