Más de la mitad de los equipos de la Superliga Argentina de Fútbol cambiaron de entrenador durante la primera parte del año y, aunque ninguno fue despedido, quedó claro que los largos ciclos son meras excepciones. De los 28 participantes tuvieron que cambiar 15 de conducción, durante los 108 días en los que transcurrieron las primeras 12 fechas del torneo de Primera División. Del uruguayo Gustavo Matosas, quien dirigió apenas tres fechas a Estudiantes, a Marcelo Gallardo, el técnico de River que lleva tres años y medio en el cargo, durante la primera mitad de la flamante Superliga quedó claro que los proyectos en el país no son viables.
Si bien en ninguno de los 14 casos hubo un despido formal, el puesto de entrenador sigue siendo inestable y siempre es el primer fusible que salta, cuando los resultados no son los esperados.
El que inició la extensa lista fue el uruguayo Matosas, quien llegó a Estudiantes luego de una serie de desaciertos de la dirigencia, y apenas dirigió las primeras tres fechas del campeonato. No obstante, su salida se selló luego de la temprana eliminación en la Copa Sudamericana, ante Nacional de Paraguay. Un caso similar fue el de su compatriota Diego Aguirre en San Lorenzo, ya que su renuncia estuvo ligada a la eliminación en cuartos de final de la Copa Libertadores ante Lanús. Inclusive, el uruguayo no había perdido en los tres partidos del torneo doméstico. La que resultó llamativa fue la renuncia de Nelson Vivas en Defensa y Justicia, luego de apenas dos meses en el cargo. El ex defensor del seleccionado argentino no soportó las sugerencias de la dirigencia, precisamente del hijo del presidente José Lemme, Diego, para el armado del equipo y pegó el portazo.
También fue sorpresiva la partida de Sebastián Méndez de Belgrano, después de seis fechas, pero en este caso también influyeron situaciones por fuera de la campaña de la Superliga. Mario Sciaqua, abrumado por los malos resultados decidió irse de Olimpo. El entrenador santafesino había logrado dejar al equipo en la máxima categoría en la temporada pasada, pero el mal arranque con cinco derrotas en seis partidos lo debilitó y decidió dar un paso al costado.
Algo similar sucedió con Gustavo Alvarez en Temperley, ya que la ancha espalda que había forjado luego de lograr la agónica permanencia se achicó luego de ganar solo uno de los ocho partidos que dirigió en la Superliga.
La misma cantidad de encuentros condujo Omar De Felippe en Vélez, pero su ciclo terminó cuando alguien lo escupió en la cancha, según relató el propio entrenador.
También luego de la octava fecha se fue el uruguayo Paolo Montero de Central. El ex defensor se fue luego de la eliminación en semifinales de la Copa Argentina, pero también tuvo que ver su floja campaña en la Superliga, ya que había sumado la misma cantidad de empates y derrotas.
Luego de perder el clásico ante Independiente en la décima fecha, Diego Cocca renunció en Racing, pero esa caída con el rival de toda la vida solo sirvió de excusa para terminar una mano que venía torcida. La eliminación de la Copa Argentina y de la Copa Sudamericana, y la mala relación con los referentes del plantel fue un combo explosivo para cortar el segundo ciclo del técnico que había salido campeón en 2014.
La sufrida lucha por la permanencia también dejó sin entrenador a Chacarita, ya que Walter Coyette dio un paso al costado luego de perder con Olimpo, un rival directo. El entrenador que devolvió al equipo a la máxima categoría luego de siete años, no pudo conseguir los exigentes números que debe sumar un equipo recién ascendido para mantenerse y decidió irse.
Tres de los cuatro equipos que están en zona de descenso ya habían cambiado de entrenador, y el “póker” lo completó Humberto Grondona con su salida de Arsenal, luego de perder con Independiente en el último compromiso del año.
El hermano del presidente del club de Sarandí finalmente dio un paso al costado con fuertes críticas a la institución, que fundó su padre ya fallecido.
El tercer ciclo de Ricardo Caruso Lombardi tuvo un final poco feliz, ya que con un triunfo en 12 partidos se vio obligado a irse luego de armar un plantel completamente nuevo con 28 incorporaciones.
El uruguayo Mauricio Larriera, una de las tantas apuestas que realizó Godoy Cruz para el cargo de entrenador, tampoco resistió el ritmo del fútbol argentino, y luego de algunos cortocircuitos con la dirigencia y el plantel decidió no continuar. Un caso distinto a todos fue el de Jorge Almirón en Lanús, debido a que él eligió irse luego de perder la final de la Copa Libertadores con Gremio de Brasil. El ex conductor de Independiente podía seguir en el club, donde fue despedido como un ídolo, e incluso tenía la posibilidad de dirigir a San Lorenzo, pero prefirió incursionar en el fútbol europeo y aceptar la propuesta del humilde Las Palmas de España.
El que cerró la extensa lista fue Rubén Forestello, quien sorpresivamente se fue de Olimpo luego de seis partidos en el cargo. El renunció luego del cambio de autoridades que tuvo el club, y aunque había arreglado su continuidad con el nuevo presidente Mauro Altieri, a las pocas horas cambió de opinión.
Este histriónico fútbol argentino también abre escenarios impensados, ya que los resultados obtenidos como interinos le permitieron a Claudio Biaggio en San Lorenzo, y a Leonardo Fernández en Central, ser confirmados en el cargo. También se destaca el ida y vuelta de Néstor Gorosito en San Martín, donde terminó renovando el vínculo, y todavía es duda la continuidad de Eduardo Domínguez en Colón. El entrenador y la dirigencia tienen la idea de seguir unidos, pero todavía deben acordar algunos temas para confirmar el nuevo contrato.
En tanto, Arsenal, Chacarita, Godoy Cruz, Olimpo, Racing y Tigre todavía no definieron a los entrenadores que estarán al frente de la segunda parte de la Superliga.