La reforma tributaria, que ya contaba con media sanción del Senado, obtuvo ayer dictamen de comisión en la Cámara de Diputados y se encamina a ser aprobada la semana próxima con cambios y retrocesos respecto de lo anunciado originalmente. Con el acompañamiento del Bloque Justicialista, que se mostró muy activo negociando modificaciones principalmente de forma al proyecto de reforma fiscal que impulsa el oficialismo, contó con la firma de la mayoría de los integrantes de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Desde el massismo y el FpV-PJ se presentarán el miércoles con dictámenes propios. Entre los cambios se impuso un mínimo no imponible de 40 gramos de azúcar por litro para las gaseosas endulzadas, una menor reducción en la alícuota sobre el gravamen a cigarrillos, que pasará del 75 a 73 por ciento y, pese a que el Gobierno había prometido no aumentarle la carga a la cerveza, se duplicarán los impuestos internos a este bebida. También se reducirá el IVA a pollos y cerdo y se eliminó la exención sobre Ganancias para extranjeros que compren Lebac. Se combinó además incorporar el revalúo contable e impositivo, que había ingresado por separado pero estaba dentro del paquete oficial.
El presidente de la Comisión, Luciano Laspina (PRO), dio inicio a la reunión detallando los principales cambios que se habían negociado con el Bloque Justicialista y otros que significaron incumplir lo pactado con algunos sectores productivos, como sucedió con bodegueros y cerveceros. El proyecto contiene una serie de medidas de alivio fiscal para el sector empresario, en especial para las grandes compañías, pero castiga a las economías regionales y aumenta la carga en bienes de consumo masivo, como bebidas alcohólicas, cigarrillos y gaseosas. Al conocer la letra chica de la reforma, bodegueros y cerveceros solicitaron negociar una menor tasa o seguir exentos y el Gobierno se comprometió a tenerlos en cuenta en una muestra de “diálogo”. Ayer se supo que la cerveza seguirá con la propuesta original de subir la alícuota del actual 8,7 por ciento a un 17 nominal. Lo mismo sucede con los espumantes, que quedaron fuera de la exención y pagarán el 17 por ciento. El vino quedó finalmente exceptuado del impuesto a bebidas alcohólicas.
Los cambios
Para las bebidas azucaradas, que había generado otro debate por quejas de empresas de bebidas y cañeros, el impuesto interno será de 3,4 centavos de peso por gramo de azúcar, con un mínimo de 40 gramos por litro, o de 50 gramos en el caso de que sean elaboradas con un 20 por ciento mínimo de jugo de frutas. En el capítulo de tabaco, se subió el impuesto mínimo que estaba originalmente en 22 pesos por atado de cigarrillos a 25 pesos. Originalmente iba a escalar a 28 pesos, en tanto se reduce la alícuota del 75 a 73 por ciento y no al 70 previsto. Este cambio atiende en parte el reclamo de British American Tobacco (ex Nobleza Piccardo), que produce las marcas más económicas, que ahora tendrán un menor incremento de la carga tributaria, a la vez que se achica el beneficio para Massalin Particulares, que se concentra en las marcas más caras y recibirán una rebaja del impuesto menor al original.
Otro de los cambios incluidos en el dictamen es la disminución del IVA a la mitad, del 21 al 10,5 por ciento, para carne de pollo y cerdo, con lo cual se alinea con la vacuna. Por otra parte, el proyecto mantuvo la baja de impuestos internos a automotores de gama media-alta.
Otro de los cambios está relacionado con el impuesto sobre la renta financiera. En este caso quedarán alcanzados por Ganancias los rendimientos de las Lebac cuando sean adquiridas por compradores que no tengan residencia en el país. Esta inclusión pretende desestimular la bicicleta financiera que se gestó a partir de las altas tasas de interés en pesos en comparación con la media mundial y el libre ingreso y salida de divisas. De todos modos, el diferencial de tasas continúa siendo suficientemente abultado para que el impuesto no haga mella en la maniobra especulativa. Además se mantuvo el tope de 82.000 pesos de salario bruto para las cargas patronales.
En materia legal, se considerará evasión agravada a partir de los 15 millones de pesos, cuando en el proyecto anterior era de 10 millones y hoy es de 4 millones. La AFIP podrá realizar acciones de demanda penal, con montos que irán de 10 a 15 millones de pesos de evasión agravada, y sólo abogados podrán litigar en el tribunal fiscal. Las mutuales tendrán una deducción especial de 1 millón de pesos en gastos culturales. El proyecto anterior eliminaba toda exención de mutuales y cooperativas con actividades de seguro o financieras.
El debate
El diputado Axel Kicillof (Fpv-PJ) expresó que el bloque está en desacuerdo con el texto y con el método y adelantó que el bloque presentará un dictamen de minoría. “Desconocemos los efectos económicos de esta reforma, porque no tenemos evaluados los impactos, porque teníamos una versión provisoria”, aseguró el ex ministro de Economía. “Este Gobierno ha decidido cambiar los impuestos de la República a ciegas. Subió el déficit porque quitaron impuestos a los sectores más privilegiados. Están bajando impuestos a los que más tienen”, insistió Kicillof. El legislador se sumó al reclamo de ilegalidad de las mutuales y cooperativas que deberán pagar impuesto a las Ganancias.
Del mismo espacio, Guillermo Carmona dijo que la reforma “es absolutamente regresiva”. En referencia a las bebidas azucaradas, planteó el hecho de que no existía una diferencia entre las endulzadas con azúcar o mosto de las que utilizan jarabe de maíz. “Venimos advirtiendo que el tratamiento no puede ser el mismo; el jarabe de maíz ha sido calificado como un veneno”, aseguró el mendocino. Al respecto, Laspina defendió la propuesta asegurando que se están siguiendo “las recomendaciones del Ministerio de Salud”. Carmona también se quejó de que no se mantenga la exención para los espumantes. Nicolás del Caño (FIT-PTS) subrayó que las propuestas contenidas en la iniciativa, en especial la rebaja de cargas a la seguridad social, beneficia centralmente a grandes empresarios.
Desde el oficialismo, el radical Luis Borsani destacó el trabajo conjunto y ejemplificó con las incorporaciones plasmadas en el proyecto, las cuales en algunos casos son volver a la iniciativa original. “No será la reforma perfecta, en materia tributaria queda mucho por hacer, pero es un gran paso”, se sumó Luis Pastori, del mismo espacio.
Diego Bossio (Partido Justicialista) aseguró que en el país “hay un problema de estructura económica, no sólo de diseño tributario”. “Esta no es una ley que va a cambiar estructuralmente los impuestos en la Argentina”, agregó el diputado, uno de los más activos en la negociación con el oficialismo, que garantizó la firma de dictamen. El ex titular de la Anses solicitó sin éxito que se incorpore un mínimo no imponible de incentivo a cervezas artesanales, una actividad de moda e impulsada por el Gobierno como una forma de “emprendedurismo” para compensar el menor empleo. Por el massimo, Alejandro Grandinetti alertó que a las pymes les subirá el aporte patronal y que el Frente Renovador no acompañará ese punto del proyecto.