Un presidente sacudió la modorra dominguera anunciando en sus redes sociales que mandatará a la Secretaría de Comercio a que instituya un impuesto del cien por ciento a películas filmadas en el exterior que quieran estrenarse en ese país. Podría pensarse que se trata de un comunista expropiador acérrimo, de esos que pregonan un estado fuerte que pisotee el progreso de sus industrias. Pero fue el mismísimo Donald Trump.

Su diagnóstico es que "la industria cinematográfica estadounidense está muriendo rápidamente" porque "otros países ofrecen todo tipo de incentivos para alejar" a sus cineastas y estudios de Estados Unidos, lo que hace que "Hollywood y muchas otras zonas estén siendo devastadas". "Es un esfuerzo conjunto de otras naciones y, por lo tanto, una amenaza para la seguridad nacional. ¡Es, además, mensaje y propaganda! ¡QUEREMOS CINE HECHO EN ESTADOS UNIDOS OTRA VEZ!", escribió, mayúsculas incluidas, en su red social Truth.

"Otros países le han estado robando las películas, la capacidad cinematográfica a Estados Unidos", agregó en una entrevista brindada anoche a la cadena televisiva C-SPAN. "Estamos haciendo muy pocas películas, Hollywood está siendo destruido. Ahora tienen un gobernador extremadamente incompetente –por Gavin Newsom– que permitió que eso sucediera, así que no sólo culpo a otros países. Si no están dispuestos a hacer una película en Estados Unidos, deberíamos imponer aranceles. Y no solo eso, porque los gobiernos están aportando grandes cantidades de dinero para apoyarlas financieramente. Eso, en cierto sentido, es una especie de amenaza para nuestro país."

Si bien no sería la primera vez que Trump anuncia nuevas impositivas y retrocede, tal como ocurrió con la hoy suspendida reciprocidad impositiva comercial que instauró un par de semanas después de asumir, lo cierto es que su implementación reconfiguraría las industrias audiovisuales de todo el hemisferio norte, incluyendo Estados Unidos. La mayoría de las principales producciones de Hollywood se filman en el exterior, por los beneficios impositivos que otorgan el Reino Unido, España, Australia o Irlanda.

Por ejemplo, Ballerina, el spin-off de John Wick, se rodó en República Checa; o Avatar: Fire and Ash, en Nueva Zelanda. Marvel es otra habitué de la itinerancia. Aunque hasta ahora las películas de Avengers se filmaron en Atlanta, Georgia (uno de los estados que mejores beneficios ofrece a las productoras), el estudio superheroico comenzó a rodar Avengers: Doomsday en el Reino Unido, donde se filmaría también la nueva Spider-Man.

Según consigna The Hollywood Reporter, el responsable del repentino interés de Trump por el cine es Jon Voight, uno de sus "embajadores especiales" en Hollywood. El actor y su representante estuvieron reuniéndose en estas semanas con referentes de los sindicatos y estudios para ver cómo impulsar la producción estadounidense con algún tipo de incentivo nacional. Siempre según el Reporter, en ese sentido iba la propuesta que le acercaron a Trump, quien sin embargo prefirió recurrir a los aranceles.