El ministro de Defensa, Oscar Aguad, no tiene pensado concurrir en los próximos días al Congreso, como exigieron ayer los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan. En el Gobierno, tampoco hubo respuesta al pedido de que se cree una comisión bicameral que investigue lo ocurrido y es improbable que el presidente Mauricio Macri emita otro decreto de convocatoria a extraordinarias para sumarlo al temario. La búsqueda del submarino, en tanto, continuará mientras así lo disponga la Armada. Las autoridades políticas quieren que sean los jefes navales los que tengan que anunciar que se cancela la búsqueda. En tanto, recrudecen las internas dentro de la Armada luego del desplazamiento de dos altos mandos. Y ya hay quienes hablan de que la Prefectura quiere sacar tajada de la crisis de la Armada y quitarle funciones.
En el Gobierno no hubo ayer respuestas sobre los pedidos de los familiares en el Congreso. Lo único que quedó claro es que, de momento, no está en los planes del ministro de Defensa ir al Parlamento a dar explicaciones por lo ocurrido con el submarino. Él y el jefe de la Armada, Marcelo Srur, todavía lidian con el principio de insubordinación que tienen en la Marina. Srur pasó a disponibilidad a su posible sucesor, el comandante de Adiestramiento y Alistamiento, contraalmirante Luis López Mazzeo. Además, suspendió al comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío Claudio Villamide, que siguió el camino del contralmirante Gabriel González, quien había pedido el paso a retiro.
En la Armada, los dos últimos pases a disponibilidad, en el marco del sumario administrativo que se instruye, podrían haber sido digeridos: tenía lógica dado que se trataba de los responsables en la cadena de mandos del submarino desaparecido. Lo que hizo estallar la rebeldía militar fue la separación de López Mazzeo. Se trata de un marino con ascendencia sobre los altos mandos. La prueba de esto fue que cuatro altos oficiales pidieron el pase a retiro en solidaridad con López Mazzeo: nada menos que los comandantes de la Aviación Naval, contraalmirante Gustavo Vignale; la Infantería de Marina, contraalmirante Bernardo Noziglia; y la Flota, contraalmirante Rafael Gerardo Prieto, y el Jefe de Mantenimiento, contraalmirante Eduardo Luis Malchiodi. Ante esto, Aguad solo atinó a decir que no “tolerará la indisciplina” y que los pasará a retiro.
En su última conferencia de prensa, el capitán Enrique Balbi, confirmó el pase a disponibilidad de López Mazzeo. El vocero de la Armada intentó revestir la decisión política (y cargada de internas) con un ropaje técnico-procedimental: “La suspensión de López Mazzeo es un tema previsto en la reglamentación”, aseguró Balbi, quien acumuló adjetivos sobre la medida: “Temporaria”, “preventiva”. “Hay una investigación interna, y la suspensión es una situación normal mientras continúa la investigación”, sostuvo. Luego anunció que discontinuará las conferencias diarias, una primera señal de que la búsqueda decae.
A López Mazzeo, en el Gobierno le imputan haber tenido responsabilidad en la demora en comunicar lo que ocurría con el submarino y estar detrás de la resistencia a entregar información a la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yañez. Quienes conocen el sector dicen que hay malestar en la cúpula de la Armada y un fuerte descontento en la tropa.
Si bien Srur consiguió desplazar a su posible reemplazante, no significa que Aguad tenga pensado conservarlo en el cargo. “Aguad lo conserva a Srur porque si no se le complica más la relación con la Armada”, indicaba un hombre que conoce el Edificio Libertad. En el Gobierno, esperan a que concluya la crisis del submarino para poder cambiar las cúpulas de las tres Fuerzas Armadas. “Tuvimos que ser nosotros los que dijimos que estaban muertos, porque ellos no tuvieron el valor. Ahora que anuncien el final de la búsqueda”, sostenían ayer en el macrismo.
Algunos de los candidatos a ocupar la jefatura de la Armada son el actual director general de Comunicaciones e Informática de la Armada, contraalmirante Osvaldo Vernazza, y el de Relaciones Institucionales, contraalmirante Rodolfo Larrosa. También podría sumarse algún nombre del Estado Mayor Conjunto, según fuentes vinculadas al sector.
Para complicar las cosas, además de las internas entre Aguad y la Armada y las internas dentro de la fuerza, hay quien ve la mano de Prefectura –cuya rivalidad con los marinos es histórica– en algunas publicaciones de la prensa. Señalan que el proyecto original de Aguad era cambiar las funciones de la Armada y relegar a Prefectura a la custodia de ríos y lagos. Y que ahora, con la crisis del submarino, la Prefectura podría conseguir no perder las jurisdicciones que querían quitarle e incluso quedarse con más funciones. En medio de la tragedia del submarino, toda conspiración cierra.