El norteamericano Ronald Noble, ex secretario general de Interpol, tuvo que salir ayer nuevamente al cruce de la insólita alianza que de manera repentina conformaron el gobierno de Mauricio Macri, sus medios aliados y el juez Claudio Bonadio nada menos que con el “enemigo”, Irán. Los protagonistas vernáculos tomaron como verdad revelada una carta del actual canciller iraní, Javad Zarif, en la cual afirmó que en la negociación del Memorándum se acordó levantar las órdenes de captura con alertas rojas que penden sobre los sospechosos iraníes del atentado a la AMIA. Noble reiteró lo que ya dijo hasta el cansancio: que lo real es que las alertas no se levantaron y que Interpol emitió un comunicado, poco después de la firma del Memorándum, donde dejó constancia que el tratado no significaba ningún cambio en el status de las alertas rojas. “Entre 2005 y 2014 –recordó Noble ayer–, Irán solicitó a Interpol remover las alertas rojas AMIA en muchas ocasiones. Sin importar los dichos de Irán ahora, el registro de lo que pasó en 2013 es claro: las alertas rojas AMIA continuaron inalteradas con posterioridad al Memorándum. De hecho, entre 2007 y noviembre de 2014, cada una de las solicitudes hechas por Irán –con anterioridad y con posterioridad al Memorándum– para remover las alertas rojas AMIA fueron rechazadas”. 

PáginaI12 se comunicó ayer con la Embajada de Irán en Buenos Aires para conocer los motivos de la carta. La persona encargada contestó gentilmente que la carta fue enviada desde la cancillería de Irán a la embajada en Buenos Aires y que la delegación diplomática la entregó a su vez al Ministerio de Relaciones Exteriores argentino. No hubo más explicaciones. 

Un dato llamativo de la misiva es que señala que el Memorándum entró en vigencia porque se acordaron, tras la firma en enero de 2013, otras dos reuniones en noviembre del mismo año en Zurich y en marzo de 2014, ya que, “siguiendo la voluntad política de ambos gobiernos, las instituciones legislativas y competentes de ambos países lo corroboraron y confirmaron”.

Lo concreto es que el Memorándum nunca entró en vigencia ya que no hubo el intercambio de cartas reversales, no existe ningún comunicado de Irán diciendo que aceptó el acuerdo, nunca siquiera se esbozó la llamada Comisión de la Verdad prevista en el acuerdo y menos aún se planeó el viaje a Teherán del juez y el fiscal de la causa AMIA, ni la disposición a declarar de los sospechosos. El argumento de que se frustró porque la Sala I de la Cámara Federal declaró la inconstitucionalidad del tratado es burdo porque eso sucedió el 15 de mayo de 2014, mucho después de las supuestas reuniones previstas.

Ronald Noble fue, antes de ser secretario general de Interpol, el subsecretario del Tesoro Norteamericano a cargo del Servicio Secreto; responsable de la AFT, la agencia del control de armamentos en tierra estadounidense, y de la oficina de control de Lavado de Dinero. A un funcionario de esa envergadura Bonadio prácticamente lo acusa de haber tapado a Timerman en el encubrimiento del caso AMIA.  

Como lo señaló el propio Noble, la realidad es que las alertas rojas estuvieron siempre vigentes y siguieron así después que él se retiró de Interpol para vivir en Dubai. Nunca hasta hoy hubo ningún cambio. 

Este diario ya señaló en octubre que el Gobierno, Bonadio y sus aliados mediáticos trataron de presentar una addenda puesta después de la firma del Memorándum como una flexibilización de las alertas. El juzgado difundió que el texto flexibilizador que se puso en la ficha de Interpol de los sospechosos fue el siguiente: “Interpol ha sido informado que se firmó un acuerdo entre la Argentina e Irán en relación con el atentado de la AMIA en la búsqueda de resolver esta controversia a través de recursos diplomáticos”. Supuestamente eso alivianaba la situación de los iraníes imputados. 

La jugada entonces fue esconder que el texto no terminaba ahí, sino que continuaba con la siguiente frase: “El status de la presente alerta roja sigue igual, tal como lo decidió la Asamblea General de Interpol de 2007”. O sea que Interpol dejó en claro que no había ninguna modificación a las órdenes de captura con alertas rojas. 

Ayer se insistió con esta maniobra, mencionando otro texto que se agregó a las fichas de los iraníes buscados: “Cabe señalar que las autoridades argentinas informaron a la Secretaría General que los tribunales argentinos declararon inconstitucional el referido acuerdo en virtud de la legislación argentina. La Secretaría General no se pronuncia respecto del acuerdo y observa que su situación es una cuestión bilateral entre la Argentina e Irán”.

Este texto seguramente fue agregado a pedido del actual gobierno, ya que la inconstitucionalidad quedó firme recién cuando Mauricio Macri ingresó a la Casa Rosada y desistió del recurso ante la Corte Suprema. Pero además, el párrafo señala que lo que es una cuestión bilateral es el acuerdo, no las alertas rojas, que como explicó nuevamente Noble ayer, “acorde a las reglas de Interpol, sólo el juez argentino que solicitó las alertas rojas AMIA (o la Oficina Argentina de Interpol) podrían haberlas removido. Ningún secretario general de Interpol puede anular la decisión de la Asamblea General”.

Para rematar, Noble remite al comunicado público, oficial, de Interpol, del 30 de mayo de 2013, poco después de la firma, en el que señala en el quinto párrafo que “el secretario general Noble reafirma la postura de la organización referida a las alertas rojas en el caso: en una carta dirigida al ministro argentino, con fecha 15 de marzo de 2013, el consejero general de Interpol estableció que el Memorándum no produce ningún cambio en las mencionadas alertas rojas. Además, el doctor Noble aprovechó la oportunidad para expresar su satisfacción por los hechos de cooperación entre ambos países para solucionar el caso del atentado contra la AMIA”.

En la realidad, ni se levantaron las alertas rojas ni entró en vigencia el Memorándum, más allá de lo que diga ahora Irán. En la carta conocida ayer, hay un componente tácito que también apareció en algunas conversaciones entre los imputados, cuando se enteraron de que las alertas no se habían levantado: “El judío ese (por Timerman) nos cagó”, comentaban. 

Más allá de todo, lo asombroso es que Irán, el enemigo, de golpe se hizo merecedor de credibilidad para la coalición política, mediática, judicial que juega para la Casa Rosada. Pese a que los hechos, respaldados además por las declaraciones de Noble, demuestran todo lo contrario. 

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