La mitad de chicos y chicas argentinos de hasta 14 años vive en hogares pobres, según datos del Observatorio de la Deuda Social de la UCA; los y las niños/as adolescentes privados de su libertad padecen violaciones a los derechos humanos, las niñas y niños abusados sexualmente por sus progenitores son, en muchos casos, son obligados a revincularse forzadamente con quienes los lastimaron y los viajes de estudios o de egresados no cuentan con los controles suficientes para que lxs adolescentes puedan divertirse sin resultar lastimados. La pobreza, los abusos sexuales, la privación de la libertad, el gatillo fácil y los viajes de egresados son algunos de los temas en los que chicas y chicos necesitan que el Estado intervenga, se cumplan sus derechos y se garanticen controles a la implementación de políticas públicas. Sin embargo, el cargo de Defensor del Niño/a de la Nación sigue vacante desde que, hace doce años, se decidió su creación. La coalición Infancia en Deuda advirtió que es urgente la designación de una persona con voluntad política y experiencia real para proteger los derechos de niñas, niños y adolescentes y controlar el diseño e implementación de las políticas públicas orientadas a la infancia.
El defensor/a tenía que ocupar su puesto en el 2005. El puesto todavía sigue vacante. Pero el proceso sigue en marcha. En marzo de este año, después de un proceso judicial iniciado por Infancia en Deuda, se conformó la Comisión Bicameral del Congreso Nacional para designar, por concurso público, a quien va a ocupar esa función. La convocatoria se abrió el 25 de octubre y ya hay anotados 68 postulantes. Uno de los riesgos es que, entre sus aspirantes, hay quienes justifican el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP) o son proclives a dudar de la palabra de chicos y chicas en los juicios por abuso sexual o a fomentar revinculaciones forzadas. Por eso, es vital que la elección tenga perspectiva de género.
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