Desde Lima
El presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) se tambalea peligrosamente, golpeado por el escándalo Odebrecht. La sombra de una renuncia o de una vacancia presidencial ha comenzado a planear sobre Palacio de Gobierno. PPK negó una y otra vez haber tenido algún vínculo con la constructora brasileña, cuyas prácticas corruptas han gatillado un cataclismo político y empresarial en el Perú, pero las evidencias lo desmienten y lo complican seriamente. Documentos revelan que Kuczynski recibió pagos de Odebrecht cuando fue ministro, entre 2004 y 2006, y que esas entregas continuaron luego. El presidente deberá responder por esto ante la fiscalía el próximo jueves 21, y al día siguiente deberá hacerlo ante una comisión del Congreso que maneja el fujimorismo. La mayoritaria oposición parlamentaria le ha exigido su renuncia a la presidencia.
De acuerdo con información entregada por Odebrecht a una comisión investigadora del Congreso que controla el opositor partido fujimorista -y que el fujimorismo hizo rápidamente pública-, la constructora brasileña le pagó a Westfield Capital, una empresa de asesoría financiera de la que Kuczynski es el único propietario, 782 mil dólares por consultorías realizadas entre los años 2004 y 2007. Los pagos comenzaron cuando PPK era ministro del gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006), hoy prófugo en Estados Unidos acusado de recibir sobornos de Odebrecht.
Una segunda empresa ligada a PPK también le cobró a Odebrecht. Entre los años 2006 y 2014, la consultora First Capital recibió de la constructora brasileña 4 millones 43 mil dólares por el rubro de asesorías. PPK ha negado tener vínculos con esta consultora financiera internacional, pero en este caso las evidencias también lo desmienten. Esta consultora es propiedad del chileno Gerardo Sepúlveda, un vejo socio de Kuczynski en varios negocios, y sus oficinas y las de Westfield Capital están en la misma dirección de Miami. En documentos de First Capital, PPK figura como importante funcionario de la consultora. Kuczynski ha reconocido que a través de First Capital realizó una consultoría financiera para un proyecto de irrigación de Odebrecht en el norte del país, algo que antes había negado.
Entre febrero de 2004 y julio de 2006, periodo en el que se realizaron parte de estos pagos, los que luego continuaron, el actual presidente peruano fue ministro de Economía y primer ministro, cargos desde los cuales tuvo un importante papel en el proceso de licitación para la construcción de una carretera que ganó Odebrecht, previo pago, según propia confesión de la empresa, de un soborno de 20 millones de dólares. Funcionarios de la constructora brasileña han confesado que el pago por supuestas consultorías era un mecanismo recurrente para ocultar la entrega de sobornos y que las coimas se pagaban en varios tramos, pagos que se prolongaban incluso cuando el funcionario público había dejado el cargo.
Poco después de conocidos los documentos que lo comprometen, el presidente dio un breve mensaje al país. Fue una débil defensa, que dejó más dudas que certezas. Con voz monocorde aseguró que nunca ha favorecido a alguna empresa desde los cargos públicos que ha ocupado, habló de su supuesta honestidad profesional y señaló que en sus ingresos “no hay nada indebido”. “Estoy dispuesto a aclarar lo que tenga que aclarar”, dijo, pero en su brevísimo mensaje no aclaró nada de los cargos que se le hacen. Después, en un discurso en una ceremonia castrense, se quejó de que en el país “hay muchos obstáculos, muchos rumores, una lucha fratricida” y pidió “unidad”, pero, otra vez, no se refirió a los graves cargos en su contra. Desde que estalló la crisis, no ha respondido preguntas de la prensa. Esa falta de respuestas complica más la difícil situación de Kuczynski.
Buscando sacar provecho propio a esta crisis, el fujimorismo le pide explicaciones a PPK en nombre de la lucha contra la corrupción, lo que en su caso suena groseramente contradictorio con su pasado y su presente, y le exige su renuncia. Ayer, el vocero parlamentario del fujimorismo, Daniel Salaverry, le ha dado al presidente un plazo de 24 horas para que dimita. Desde el oficialismo se quejan de que se pidan la renuncia del presidente sin haber escuchado sus descargos.
El fujimorismo anunció que si PPK no renuncia activarán los mecanismos para un juicio político que declare la vacancia presidencial por incapacidad moral. Para destituir al presidente se necesitan dos tercios de los votos del Congreso unicameral, es decir 87 votos. Los fujimoristas tienen 72 curules, pero otras fuerzas políticas ya han anunciado que apoyarían la vacancia si la defensa del mandatario no resulta convincente.
El fujimorismo, que en los últimos días ha acusado el golpe por el avance de una investigación fiscal a su jefa Keiko Fujimori por el supuesto financiamiento de Odebrecht a su campaña electoral, busca utilizar la crisis que afecta al gobierno para tapar los graves cargos en su contra y promover un adelanto de elecciones que esperan les permita llegar al poder y bloquear las investigaciones judiciales que los comprometen.
El presidente Kuczynski le ha dado al partido de los Fujimori las armas que necesitaba para avanzar en sus objetivos de poder e impunidad. Y PPK, que todavía no cumple un año y medio en el gobierno, parece avanzar hacia un final prematuro. Hacia una salida imprevista y vergonzosa.