El triunvirato de la CGT anunció anoche que “si hay decreto de necesidad y urgencia se realizará un paro nacional por 24 horas”. La decisión se tomó cuando se enteraron de que el presidente Mauricio Macri evaluaba aplicar la reforma previsional a través de esa vía. De todas formas, ratificaron el estado de sesión permanente y determinaron que, a partir del lunes, se analizará “la profundización de la protesta ante el cuadro de situación imperante”. Para los dirigentes gremiales, el hecho de que el oficialismo haya fracasado en su intento por sesionar en Diputados al tiempo que lanzó una feroz represión en las inmediaciones del Congreso, es una señal de debilitamiento del oficialismo.
Durante la conferencia de prensa, el triunviro Héctor Daer aseguró que la CGT “va a esperar a ver qué sucede y sería lamentable que cuando la política del Congreso le dijo no a este reforma se utilice el DNU para generar este acto de sustracción de los salarios a los jubilados”. Es más, precisó que si se firma el decreto la central obrera “realizará una medida de acción directa, un paro a partir de cero hora. De no ser así, convocamos a todos los actores a rediscutir este tema”.
Tras repudiar la represión, Daer aprovechó para enviar un mensaje al Gobierno: “Llamo a las autoridades del Poder Ejecutivo y del Legislativo a buscar entre los que más tienen y más ganan la solución a sus problemas fiscales y no entre los más vulnerables, que son los jubilados y desocupados”.
A su turno, Juan Carlos Schmid señaló que “sería lamentable que si el Congreso dijo hoy ‘no’ a la reforma, el Presidente utilice la figura del DNU. El proyecto previsional es una mera sustracción salarial. Lo que debe hacer el oficialismo es una amplia convocatoria para rediscutir el tema”. Incluso afirmó que “el blindaje del Congreso y sus adyacencias y la represión de trabajadores y ciudadanos no resolverá ninguno de los problemas sociales del país. Esto debería saberlo la ministra de Seguridad (Patricia Bullrich). Se asiste a una realidad en la que primero se dispara y luego se pregunta”.
Enterados de esta decisión, Sergio Palazzo y Eduardo Berrozpe, secretario general y de prensa de la Asociación Bancaria, respectivamente, aseguraron que el gremio se sumará a la huelga general que anunció la CGT, al tiempo que llamaron a definir “un plan de lucha hasta que se retiren y/o cesen las medidas contra jubilados o activos”.
La reunión del consejo de la CGT duró poco más de dos horas y la decisión adoptada se tomó prácticamente sin disidencias, porque el único que propuso una alternativa fue el titular de Aeronavegantes, Juan Pablo Brey, quien se mostró proclive a la realización de asambleas de cuatro horas. Lo escucharon casi como oír llover. Unos pocos de los que estaban en la reunión habían pasado la tarde bajo los gases lacrimógenos y las balas de goma, como el metalúrgico Francisco “Barba” Gutiérrez y el titular de Alimentación, Rodolfo Daer, y no se movieron de la necesidad de realizar un paro general. Gutiérrez mocionó el paro con movilización y obtuvo acuerdo. Poco después llegó la información del posible DNU. Entonces, en la sala de reuniones se desplegó una pantalla para que todos pudieran ver lo que transmitían los canales de noticias. Los participantes de la reunión entendieron que el tiempo de espera se extendía más de lo conveniente y decidieron que el paro se realizará luego de que se firme el DNU, si eso ocurre.
Durante el análisis realizado por los participantes del Consejo Directivo, varios coincidieron en señalar que el fracaso parlamentario y la impresionante represión son una muestra de debilidad del Gobierno. Como lo expresó Rodolfo Daer, el recurso del DNU podría ser comparado con la implementación del Estado de Sitio bajo la presidencia de Fernando de la Rúa, lo que marcó el comienzo del fin del gobierno de la Alianza en diciembre de 2001.
Por otra parte, también acordaron en la fortaleza que tuvo la convocatoria al paro y la consideraron como una de las razones del tropiezo del Gobierno en su intento por sancionar una ley de ajuste para los jubilados y beneficiarios de los planes sociales. La conclusión habilitó a que algunos de los dirigentes cegetistas consideraran que la CGT había eclipsado el protagonismo de la Corriente Federal de Trabajadores. Más allá de que así sea, lo cierto es que los dirigentes gremiales deberán sopesar también las ausencias que tuvieron tanto la reunión del Consejo Directivo de ayer como la del miércoles. Por caso, volvieron a faltar los denominados independientes, como Andrés Rodríguez (UPCN) y Gerardo Martínez (Uocra) y, desde el sector de los Gordos, el líder de uno de los gremios indispensables para el éxito de un paro, como el jefe de la UTA, Roberto Fernández. Incluso estas organizaciones sindicales no participaron orgánicamente en la movilización de ayer. No hubo siquiera banderas de estos gremios como tampoco se vieron la de camioneros que hace poco más de una semana había protagonizado junto a la Corriente Federal, las dos CTA y organizaciones sociales una movilización frente al Senado.
A pesar de que el miércoles el triunvirato avaló la movilización fueron pocos los miembros del Consejo que marcharon al frente de sus columnas de afiliados. Además de Gutiérrez, Antonio Caló (UOM) y Daer (Alimentación) también estuvo Omar Plaini (canillitas). Los metalúrgicos y los canillitas sufrieron las balas de goma y los gases de las fuerzas de seguridad. Habían logrado llegar con sus columnas hasta cerca de la esquina de Avenida Rivadavia y Callao. Allí estaban esperando el inicio de la sesión cuando Caló, Gutiérrez y Plaini se vieron dentro de una nube de gases lacrimógenos. A Caló lo ayudaron unos colaboradores que lograron alejarlo, pero el “Barba” Gutiérrez, junto a otros militantes, corrió por la calle Rodríguez Peña buscando un poco de aire; no pudo avanzar mucho porque una cuadrilla de motos de la Policía Federal apareció y, sin mediar palabras, lanzó una lluvia de perdigones de goma. No fueron los únicos: Luis Cáceres, del gremio de ladrilleros, vivió una situación similar en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Entre Ríos.