Son las 15.40 en una Buenos Aires consumida por el tránsito, el calor como caldo de cultivo y piquetes por doquier. En uno de los edificios de la calle Oro, en Palermo, un chico de 2.01 metros de altura abre la puerta. El común de las personas no tendría inconvenientes en entrar al ascensor, pero seguro que él, mínimamente, debe de realizar un par de maniobras más para subir. Luego de acomodarse en el sillón apoya su celular sobre la mesa y empieza con sus chistes. A todo le tiene una refuta. A cualquier frase le cambia el color.
“Está mal redactada esa pregunta”, dice en tono jocoso mientras la entrevistadora trata de mantener las formas en la conversación. “Ahí es cuando yo me quedo callado y vos seguís tratando de arreglar algo que no hay que arreglar”, interrumpe luego. Así es el humor de Germán Johansen, un voleibolista que con 22 años fue la gran figura de la selección Sub 23 que salió campeona del mundo en agosto pasado, en Egipto. Pero los chistes no sólo son para la entrevistadora, más de 8 mil personas lo ven y escuchan por YouTube bajo el seudónimo de Mister Giordi. Ahí hace humor de cualquier cosa, de anécdotas suyas, de lo cotidiano… desde un vaso hasta un lavarropas. Su video más conocido es en el que habla sobre Pokemon Go (alcanzó 150 mil visitas en dos meses).
-¿Qué te llevó a decidirte por el vóley?
-Durante la primaria hice seis deportes al mismo tiempo: básquet, vóley, esgrima, fútbol, natación y si no me acuerdo del otro es porque no era tan lindo. Un día me llamaron de Club de Amigos y mi vieja no quiso que yo vaya porque era de noche y lejos. Entonces fui a Ferro, mi club de toda la vida. Ahí empecé a conocer lo que era el deporte. En séptimo grado me hicieron dejar todo porque me estaba yendo muy mal en el colegio, era vago. Me quedé con el vóley porque es un deporte en el que casi no me chocan… corrés, saltás y es muy tranquilo.
-¿Luego terminaste el secundario?
-Me recibí, después de haber repetido dos años, y ya estaba en la Selección. Fui a un colegio acelerado para poder terminarlo porque entre los partidos del club y los de la Selección no tenía tiempo ni de ir a estudiar y tenía muchísimas faltas.
-También sos muy cercano al automovilismo por tu papá.
-Desde que tengo dos meses él ya corría. Hasta que tuve 12 años, cuando se retiró por la edad, estuve cerca del automovilismo. Siempre fue mi sueño ser automovilista. Quizás estaba dos o tres horas por día andando en simuladores, corriendo en juegos. Actualmente me sigue apasionando (mientras observa el volante que tiene en frente el monitor de su computador).
-¿Cómo viviste tu debut en la Selección?
-Debuté a los 16 años, en Cipolletti, una ciudad de Río Negro. Aún guardo la foto en la que fuimos tapa del diario local con el anuncio del partido. Muchas veces no me doy cuenta. Mi primer partido fue muy inconsciente.
-¿Y en qué momento te cayó la ficha?
- Hasta el día de hoy no quedé afuera de ninguna concentración, por suerte. A los 17 ya pensaba que este podía ser mi futuro, algo que podía significar un trabajo más adelante. Sin embargo, realmente lo supe cuando me lesioné. Ahí lo vi como un trabajo y también caí en la cuenta de que no quería ser solo un jugador de vóley. Pense: ‘Me dedicaré a ser el mejor jugador que yo pueda hasta que me retire’. Y al mismo tiempo empecé por el lado del humor, para hacer eso que me hacía falta para ser una persona feliz en mi vida.
-¿Y que pasó con esa lesión? ¿Hubo bronca ahí?
-Fue en 2014. Una sucesión de hechos inoportunos. Venía cargado con muchas cosas, por ahí no del deporte, pero sí de la cabeza. Me había tomado tan en serio el “quiero jugar bien, ser profesional” que en una jugada salto el banco de suplentes, sigo corriendo, veo que está la pelota, veo que hay una puerta e intento sacarla como puedo. No lo logro y de la bronca le pego una piña a una puerta que tenía un espejo en círculo y me corto.
-¿Entonces ahí fue cuando empezaste con el humor por YouTube?
-Sí. Para alguien que venía haciendo doble turno. Casi cuarenta horas semanales de entrenamiento pleno, más colegio, estar un mes y medio parado era imposible. Más con un yeso en la mano. Tenía desde muy chico la faceta de hacer reír a la gente contando chistes. Se dio porque estaba mirando a dos ejemplos de youtubers (Luzu y JPelirrojo) que hablaban de lo que iba a ser el futuro de los youtubers. Me acuerdo patente que me acosté a las 23.00, después de mirar ese video, y hasta las 7.00 estuve mirando ideas para ser humorista. A partir de eso empecé a hacer videos, y me sentí muy feliz, a pesar de que mucha gente estaba en contra.
-¿Quiénes no te apoyaban?
-El resto que no era yo. Las personas no te toman más en serio porque te ven haciendo ridiculeces en un lugar en el que no están acostumbrados. Muchos me dicen que si hubiese empezado con stand up y después me sumaba al vóley, me hubieran aceptado mucho más. Mucha gente (entrenadores, jugadores, amigos) se fue separando de mi lado en el mundo del deporte por ser un rarito. La verdad que me sentí más cómodo así, porque significa que tenía gente a mi lado a la que no le simpatizaba y no me daba cuenta.
-¿Y por qué elegiste llamarte virtualmente @MisterGiordi?
-Me decían Giordi desde que era muy chiquito porque usaba el pelo largo, era muy flaquito y caminaba muy mal. Parecía un modelo de Giordano. Y como no podía ser modelo, era el hijo de Giordano entonces empezó el Giordi y quedó.
Había dos o tres youtubers que ya tenían el Mister. Los uní y salió.
-¿Consideras que ser opuesto en la Argentina conlleva una carga extra? En el sentido de la cantidad de expectativas que están puestas ahí.
-Se cree un tema tabú. Yo lo tomo como que somos pocos los que entrenamos en esa posición y me siento aliviado en cierta parte chiquita por el hecho de ser pocos. Sin embargo, a veces sentía mucha presión porque la gente me decía que yo iba a ser el próximo crack de la Selección y sólo tenía 15 años. Pero pasó el tiempo y me di cuenta que eso era ‘lo que decía la gente’. Si en un futuro me toca ser ese que todos quieren y que saque campeón del mundo a la Argentina, bienvenido sea. Yo sigo entrenando.
Germán es hincha de Ferro por herencia de su familia paterna. Actualmente ocupa la mayoría de su tiempo en jugar con River Plate, pero eso no le impide tener sus tiempos para hacer reír. Y trata de instruirse lo máximo posible. Acude a Paseo La Plaza, donde estudia stand up porque se dio cuenta que las tendencias en videos cambiaron. “Los videos que hacía no tenían la audiencia que yo buscaba ni el crecimiento que esperaba”, comenta.
-¿Qué pudiste ver que se modificó en torno a los videos?
-La gente ahora está haciendo parodias de música. Por ejemplo, sale una canción nueva de Maluma, entonces todos salen a hacer algo relacionado porque es el tema tendencia. Y con ese tema hacen humor, cosas feas, ya que se arma ‘puterío’ entre youtubers, pero yo no quiero participar de eso.
- Rememoremos un poco la final contra Rusia en la Liga Mundial, en Egipto…
- Ganamos y mientras me fijaba en los mensajes, me fueron a buscar de la Organización para darme el premio ¡al mejor armador! Yo tenía dos premios en la foto que sale en todos lados, el del MVP y el otro. Un tipo vino corriendo y en árabe me decía que fuera a buscar. Yo no sabía qué significaba la palabra ‘setter’. Entonces lo agarro y me mandan al podio. Siguen dando los premios y al lado me ponen a un brasileño, ¡con la pica que nos tenemos! Entonces yo, como no se ni portugués ni inglés, le escribo ¿MVP?, para saber quien era el mejor del torneo. “Muy difícil saberlo”, me respondió. No terminó de decir difícil y me nombran MVP por el altoparlante del estadio. ‘Seguí participando’, dije a la pasada y me reí. Hay otra foto con un solo premio, salgo con cara de tristeza… pensando en nada. En realidad estaba pensando qué era ‘setter’. No era opuesto porque opuesto en inglés es ‘opposite’.
-¿Trabajás y soñás por Tokio 2020?
-No lo tomo como un objetivo. Los Juegos Olímpicos son lo máximo para un deportista y eso hace que quiera ir. Como así también el Mundial del año que viene. Pero antes de eso tengo que hacer un montón de cosas que me permitan pelear ese puesto. Paso a paso. Y si se da, se da, y sino bien.
-¿Qué cosas le gustan a Germán?
-Me gusta competir, trabajar en mis videos, alegrar a la gente. Todos los días trato de, a las personas que no conozco, sacarlas de su zona de confort. Por ejemplo, voy al kiosco y al encargado le hago una pregunta que lo haga salir de su rol de vendedor para que sea él mismo. Le pregunto: ‘¿cuál chocolate te gusta a vos?’. Me gusta esto que estoy viviendo ahora. Vivo solo, tengo un montón de desafíos y cada vez me sorprendo de mi mismo.
-¿Y qué cosas no te gustan?
-No me gusta que haya gente que le de vagancia de hacer algo y lo deje porque requiere mucho esfuerzo, el ruido molesto de mis vecinos (mientras suena un golpe de un martillo incesantemente proveniente del piso de arriba). No me gusta el tránsito, mas si tiene que ser en micro. No me gusta viajar incómodo, ¡y es imposible no estar incómodo!
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