El gobierno de Macri propone un conjunto de medidas de reforma de la legislación laboral con el objetivo lograr una mejora de la competitividad, enunciando los siguientes principios:
a. Entre los principales fundamentos se habla de: “marco institucional que rodea lo laboral comprime las virtudes de las fuerzas sociales, manteniéndolas en un entorno que ha quedado sumergido en la imprevisión de su desenvolvimiento y el la asfixia de su entorno regulatorio”, que impiden el desarrollo de las empresas en sus aspectos productivos, de innovación, eficiencia y competitividad y que es necesario eliminarlas para poder crear puestos de trabajo.
En ese sentido la dirección a la que apuntan los cambios propuestos es de quitar derechos y protecciones que la legislación da a los trabajadores, hacer más baratos los despidos, generalizar el empleo temporario, facilita la tercerización quitando responsabilidad a la empresa para la que realmente cumplen funciones los trabajadores tercerizados, eliminar castigos a quienes tuvieron trabajadores en negro, y bajar los aportes y contribuciones desfinanciando el sistema de seguridad social. Muchos de estos puntos ya se experimentaron anteriormente en Argentina durante la dictadura militar en 1976 y en la década del ‘90 bajo el mandato de Carlos Menem. En ninguno de los casos se crearon puesto de trabajo y fueron períodos de crecimiento del desempleo.
Una reforma laboral no puede crear empleo; es el desempeño de la economía y la inversión productiva la que debe generar puestos de trabajo. Analizando la actual economía real y la situación de cualquier empresa que tiene un excedente de dinero que podía invertir para aumentar la producción y generar empleo, es muy difícil que elija ese camino hoy: con las altas tasas de interés que pagan los bonos del Banco Central (Lebac) es mucho más rentable y menos riesgosa la timba financiera que la inversión productiva.
b. Un aspecto notable del proyecto y muy contradictorio con el discurso modernizante es la filosofía general acerca de cómo la propuesta concibe al marco institucional del trabajo, entendiendo a éste como una cooperación entre iguales como era considerada en el 1900. La modernización del derecho del trabajo ha venido de la mano de reconocer al contrato de trabajo como una relación desigual, compleja y asimétrica, donde justamente la ley regula a favor del más débil una relación que de por sí es desigual.
c. Los dos puntos anteriores, llevan a entender que el gobierno piensa que las relaciones del trabajo deben manejarse como un mercado de subasta:
i) El trabajo humano es una mercancía, y cada trabajador va a ofrecer su trabajo solo si el salario ofrecido por el patrón le satisface, si no tiene toda la libertad de no aceptarlo. Este punto es una abstracción que no coincide con la realidad para la mayoría de los trabajadores, puesto que el empleo es una necesidad imperiosa y su único medio de vida, por lo que si están desempleados se verán obligados a aceptar trabajos aunque sea en condiciones menos beneficiosas.
ii) La única variable que analiza una empresa a la hora de contratar más trabajadores es el precio del trabajo, así a más bajos salarios una empresa contratará más trabajadores. En Argentina, el 90 por ciento de las empresas son pymes que viven del mercado interno, por lo cual el salario si bien es verdad que es un costo para la firma, también es base del consumo y de desarrollo mercado interno que hace posible la vida de estas empresas. Una empresa que no tiene a quien venderle no contrata trabajadores por más bajo que sea el nivel de salarios.
Un resumen de las propuestas es el siguiente:
1. Se establece un régimen de regularización de las relaciones laborales en donde los empleadores podrán blanquear trabajadores con una condonación total de deudas de aportes, contribuciones, multas e intereses, prescribiendo además toda responsabilidad frente al incumplimiento de la ley penal tributaria. El trabajador registrado por este método, cualquiera sea su antigüedad no podrá computar más de 5 años de antigüedad y pierde el derecho a la indemnización por incumplimiento en la registración.
2. Se reducen los aportes patronales desfinanciando el sistema de seguridad social. Por ejemplo, durante el menemismo con el mismo objetivo de impulsar el empleo y blanquear puestos de trabajo las cargas sociales se redujeron a la mitad; el resultado fue que el empleo no registrado subió del 25 al 50 por ciento, mientras el desempleo aumentó del 8 al 23 por ciento.
3. En caso de tercerización, se elimina el principio de solidaridad y responsabilidad compartida entre la empresa contratante y la empresa para la que el trabajador presta servicios realmente. De esta manera, las empresas pueden evadir responsabilidades laborales a través de la subcontratación.
4. Se anula la irrenunciabilidad a derechos adquiridos en contratos individuales. Este cambio va a poder permitir que en momentos de aumento del desempleo algunos trabajadores acepten peores condiciones con tal de mantener el empleo.
5. Se aumenta el poder del empleador para poder modificar las formas y modalidades del contrato de trabajo.
6. Se reduce la indemnización por despido, eliminando de la misma todo componente que no sea de periodicidad mensual, normal y habitual; por ejemplo el aguinaldo.
7. Se crea a la vez un fondo para financiar el pago de indemnizaciones mediante la cual se espera que éstas dejen de ser una obligación del empleador y pase a ser financiada por un fondo en el que si bien aportan los empleadores el efecto es que aleja a los mismos de la responsabilidad directa, por lo que incentiva los despidos.
8. Se crean nuevas formas laborales, como el trabajador independiente y el trabajador económicamente dependiente y la practicas para estudiantes, todas figuras que tienden a generalizar la existencia de trabajadores sin los derechos establecidos en la institución contrato de trabajo.
Todas estas figuras se presentan como necesarias para mejorar la competitividad de la economía. Objetivo noble, pero difícil de lograr con presupuestos de Educación y de Ciencia y Tecnología a la baja. Un repaso de las experiencias de mejora de la competitividad muestra que una competitividad genuina en la economía del conocimiento se logra mejorando la educación, la ciencia y la tecnología y vinculando a éstas al sistema productivo
* Docente de la UBA y de la Universidad Nacional de Quilmes.