La Unión Europea (UE) allanó ayer el camino para que las conversaciones con el Reino Unido sobre el Brexit pasen a una segunda fase dedicada a la futura relación, sobre todo comercial, entre Londres y Bruselas. Nueve meses después de que el Reino Unido pusiera en marcha el proceso de dos años para dejar el bloque, los líderes de los otros 27 países de la UE, en una cumbre en Bruselas, acordaron ayer pasar a la nueva etapa, que prevén aún más complicada.
“Los líderes de la UE acuerdan pasar a la segunda fase”, dijo el presidente de la cumbre europea, Donald Tusk, en un mensaje de Twitter en el que además felicitó a la primera ministra británica, Theresa May. La premier, que sólo participó ayer del primer día de la cumbre, dijo desde Londres que la decisión de la UE era “un paso importante en el camino” para asegurar una salida “tranquila y ordenada”.
Desde marzo, la UE ha mostrado un alto grado de cohesión sobre el Brexit que contrastó con el confuso y hasta por momentos caótico manejo de las negociaciones por parte del gobierno de la conservadora May. Las negociaciones venideras podrían poner a prueba esa unidad en el bloque comunitario, dadas las grandes diferencias que existen en la relación comercial de los restantes 27 países con el Reino Unido.
No obstante, el tiempo sigue corriendo para el Reino Unido, ya que la UE quiere un acuerdo para octubre del año próximo a fin de dar tiempo a su ratificación parlamentaria en los Estados miembro antes de marzo de 2019, cuando debe concretarse el Brexit. Para pasar a la siguiente etapa, el Reino Unido tuvo que satisfacer a la UE en tres cuestiones que dominaron la primera fase de las discusiones sobre el Brexit, aprobado por los británicos en un histórico referéndum celebrado en junio de 2016. En la cumbre, los líderes de la UE dijeron que se realizó el “progreso suficiente” sobre el dinero que Londres deberá pagar por salir del bloque, los derechos de los ciudadanos europeos y británicos a uno y otro lado del Canal de la Mancha y los esfuerzos por evitar una frontera “dura” entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.
La luz verde de la UE da un muy bienvenido espaldarazo a May, que esta semana perdió una crucial votación en el Parlamento que da a los diputados la última palabra sobre cualquier acuerdo final al que las partes lleguen sobre el Brexit. Luego de meses de críticas y varios ultimátum a May de sus pares europeos por la lentitud del proceso de negociaciones y la falta de claridad de Londres, la premier fue aplaudida anoche en la cumbre al dar un breve discurso sobre los progresos en las discusiones. “Algunos, entre los que me incluyo, piensan que (May) hizo grandes esfuerzos y que eso debe de ser reconocido”, dijo hoy el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
El primer asunto a discutirse en la segunda fase de negociaciones, en conversaciones previstas para el mes próximo, serán los términos de un periodo de transición de unos dos años posterior a la salida del Reino Unido de la UE, el 29 de marzo de 2019. Se espera que, durante esta transición, el Reino Unido no tendrá ningún rol en la toma de decisiones dentro del bloque pero permanecerá dentro del mercado común y la unión aduanera europea y deberá seguir cumpliendo con todas las reglas del bloque.
El periodo de transición fue un pedido de May para restarle brusquedad al abandono del bloque y dar certidumbre a las empresas. Muchas compañías británicas, en particular del sector financiero, han advertido que deberán implementar pronto planes de contingencia que podrían incluir la necesidad de trasladar sus actividades a la UE. Durante cualquier transición, la UE exige que Londres deje vacante su asiento en las cumbres europeas, pierda todos sus legisladores en el Parlamento Europeo y retire a sus jueces de los dos órganos que conforman el Tribunal de Justicia Europeo (TJUE).
Sin embargo, el Reino Unido deberá seguir cumpliendo con todas las leyes de la UE y respetar la primacía del TJUE sobre sus propios tribunales. “La segunda fase es considerablemente más difícil que la primera, y la primera fue muy difícil”, afirmó ayer Juncker, quien indicó que ahora habrá que “formalizar el acuerdo” ante las instituciones europeas antes de “negociar nuestra futura relación”.
May ya dejó claro que el Reino Unido abandonará la UE, el mercado común europeo y la unión aduanera, pero aspira a que el país mantenga una “relación profunda y especial” con el bloque. Juncker añadió que la posibilidad de que el Reino Unido permanezca en la UE “depende del Parlamento y del pueblo británico”, luego de que los diputados británicos aprobaran esta semana una ley que da al Parlamento la facultad de votar el acuerdo final del Brexit. “No nos corresponde a nosotros decir lo que tienen que hacer los británicos”, declaró el máximo responsable del Ejecutivo comunitario.