Sin levantar demasiado el avispero, la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, sostiene una gira silenciosa por la provincia de Buenos Aires, actitud que enciende las alarmas en los diversos sectores políticos.
El último paso de la titular del Senado por tierras bonaerenses se dio en Saladillo, distrito de la Séptima sección electoral, hasta donde llegó de manera totalmente sorpresiva para todos. De hecho, el intendente radical José Luis Salomón ni siquiera fue advertido de la llegada de la vice.
“Si yo fuese él, la esperaría a la salida del frigorífico al que fue y le pido por el proyecto de la Universidad, que quedó totalmente frenado en el Congreso”, evaluó ante Buenos Aires/12 un referente boinablanca del distrito.
Si bien no tuvo contacto con la política local, diversos actores con los que tuvo contacto este medio evaluaron que se trata de “un desembarco importante” aunque “totalmente sorpresivo”.
Según pudo conocer Buenos Aires/12 la llegada de Villarruel al distrito estuvo gestionada a través de la Fundación Marzano, organización ligada a la Iglesia y a sectores rurales de fuerte peso en la región.
Por caso, visitó la Escuela Agraria conocida como CFR Las Margaritas y más tarde se acercó hasta el Frigorífico Regional Saladillo (FRS). Los medios locales dieron cuenta de que luego tuvo paso por Cicaré, la único que fábrica de helicópteros en Argentina y Sudamérica.
Alejada y con una relación totalmente rota con Javier Milei y de todo el esquema de La Libertad Avanza, la vicepresidenta hace lo que el presidente no: recorrer el territorio y establecer diálogo con empresarios y dirigentes de diversas organizaciones.
La semana pasada, Villarruel ya había pasado por Luján, Suipacha y Chivilcoy y en todas las visitas tuvo la misma agenda: paso por firmas clave del sector productivo local y acercamiento a los referentes del sector agropecuario en esas regiones. Solo en el paso por la Cuarta visitó al intendente, el vecinalista Guillermo Britos.