El Gobierno decidió que el operativo de seguridad para la sesión del próximo lunes en la Cámara de Diputados en la que intentará aprobar la cuestionada reforma previsional esté a cargo de la Policía de la Ciudad y que no participe la Gendarmería. Los gendarmes reprimieron en forma brutal a quienes el jueves fueron a protestar contra el ajuste a las jubilaciones y golpearon y le arrojaron gas pimienta incluso a diputados opositores. La Casa Rosada no quiere que esas imágenes se repitan en los medios y por eso desplazó a la Gendarmería de la escena.
El operativo de seguridad que montará el Gobierno se terminará de definir entre hoy y mañana. Por más que falten los detalles, lo seguro es que la Gendarmería no estará en la primera línea como el último jueves, cuando tuvo un rol protagónico junto a efectivos antidisturbios de la Policía Federal. Esa fuerza sí participará seguramente con refuerzos en el despliegue que se hará ante el nuevo intento del oficialismo de avanzar con el recorte de los haberes jubilatorios.
La convocatoria a la sesión especial de Diputados del próximo lunes quedó allanada luego de una reunión en la que el Gobierno presionó a un grupo de gobernadores para destrabar la aprobación de las reformas previsional y tributaria. El oficialismo fracasó en su intento de aprobarlas el último jueves por la brutal represión contra los manifestantes fuera del Congreso y por los incidentes que hubo dentro del recinto de la Cámara baja.
Los gremios y los movimientos sociales reaccionaron de inmediato al anuncio de que el Gobierno volverá a la carga para la sanción de las reformas. La Multisectorial Federal, en la que confluyen la Corriente Federal de Trabajadores, las dos CTA y organizaciones populares, dispuso un cese de actividades y marchará al Congreso. La CGT dijo que instrumentará “las medidas de fuerza correspondientes” y no descarta sumarse a la movilización.
En apoyo de la Policía de la Ciudad podrían sumarse, además de los federales, efectivos de la Prefectura y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Entre todos garantizarían el número que el Gobierno considera necesario. La idea es que la Gendarmería intervenga sólo donde se requiera y con una dotación mínima alejada del centro de la escena.
En segundo plano quedará la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, denunciada penalmente por la oposición por la represión de la que fueron víctimas también diputados opositores. La funcionaria cuestionada por su inquebrantable apoyo a las fuerzas de seguridad fue criticada hasta por Elisa Carrió. "No se necesitan tantos gendarmes. Transité en 2001 el país y no son necesarios tantos gendarmes. La ministra de Seguridad tiene que parar. Pueden ponerlos sin uniformes, tanta ostentación de la fuerza no es buena", dijo la socia de Mauricio Macri en otra de sus diferenciaciones del Gobierno por la forma en que se está manejando la cuestión de la reforma previsional.
La actitud a tomar frente a las protestas callejeras genera desde hace tiempo tensión entre la administración nacional y la porteña. Los conocedores en la materia sostienen que la crítica de Carrió a Bullrich tiene que ver con eso. La líder de la Coalición Cívica tejió un fuerte vínculo en la última campaña con Horacio Rodríguez Larreta. A partir de allí pasaron a ser aliados la interna del oficialismo.
Con la Policía de la Ciudad a la cabeza del operativo, por más que pueda haber un comando unificado, el mando quedará en manos del ministro de Justicia y Seguridad, Martín Ocampo, y el secretario de Seguridad, Marcelo D´Alessandro. Y la responsabilidad política estará sobre los hombros de Rodríguez Larreta.