El movimiento Fatah, del presidente palestino Mahmud Abbas, llamó a manifestarse dentro y alrededor de Jerusalén el próximo miércoles contra la visita del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, en protesta por la decisión de Estados Unidos de reconocer la Ciudad Santa como capital de Israel.
Al mismo tiempo, miles de palestinos participaron en los funerales de dos de los cuatro palestinos muertos el viernes a manos de soldados israelíes en la Cisjordania ocupada y en la Franja de Gaza, donde continuaron algunas protestas esporádicas el ayer contra la polémica decisión sobre Jerusalén del presidente estadounidense, Donald Trump. Estos funerales fueron una nueva ocasión para los palestinos de rebelarse contra Estados Unidos y corear mensajes hostiles contra Donald Trump, además de quemar banderas israelíes y estadounidenses. Hombres con la cara cubierta dispararon al aire durante los funerales en Beit Ula, cerca de Hebrón, y en Anata, entre Jerusalén y Cisjordania.
Señal de que el enfado palestino no amaina, Fatah, que domina la Autoridad Palestina internacionalmente reconocida y presidida por Abbas, llamó a manifestarse el día de la visita de Pence a Jerusalén, tras una breve parada en Egipto. “Llamamos a manifestaciones a las entradas de Jerusalén y de la Ciudad Vieja que coincidirán con la llegada del vicepresidente estadounidense’’ el miércoles, indicó en un comunicado.
La Casa Blanca, a pesar del enfado palestino, dice querer aprovechar la visita de Pence para renovar los esfuerzos por relanzar el proceso de paz israelo-palestino, en punto muerto desde 2014, aunque no da detalles de cómo lo hará. Abbas afirmó que Estados Unidos ya no estaba en posición de interpretar su papel histórico de mediador de paz y se negó a recibir a Pence, que tuvo que anular la cita palestina de su gira.
A Mike Pence lo acompañar Jason Greeblatt, el enviado de Donald Trump para Oriente Próximo, que no volvió a reunirse con los responsables palestinos desde la decisión estadounidense sobre Jerusalén. Anunciada el 6 de diciembre, la decisión, que rompe con décadas de diplomacia estadounidense e internacional, continúa provocando alarma en todo el mundo y manifestaciones en los Territorios Palestinos y en varios países árabes y musulmanes, principalmente. Para los palestinos, esta decisión no solo perjudica el resultado de las negociaciones de paz, que deberían centrarse en el estatuto de Jerusalén. Sino que además niega la identidad árabe de Jerusalén Este, ocupada y anexionada por Israel, y mina su aspiración de establecerla un día como capital de su futuro Estado. Israel proclama todo Jerusalén como su capital “indivisible’’.
Avivando un poco más el conflicto, un alto responsable de la Casa Blanca afirmó ayer que el Muro de las Lamentaciones, situado en Jerusalén Este, debería permanecer en cualquier caso bajo control israelí. El Muro de las Lamentaciones es el lugar más sagrado del judaísmo y se encuentra situado justo debajo de la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar santo del islam.
“Esta declaración prueba una vez m s que la administración estadounidense se ha excluido del proceso de paz. No aceptaremos ninguna modificación de la frontera en Jerusalén Este’’, dijo Nabil Abu Rudeina, portavoz de Abbas, hablando de una política estadounidense “totalmente inaceptable’’.
Pero aunque no desencadenó la espiral de violencia que se temía, la decisión de Trump y los altercados que la siguieron provocaron la muerte de ocho palestinos, dejaron cientos de heridos y causaron decenas de detenciones desde su anuncio. Ayer tuvieron lugar nuevas manifestaciones en Belén y en Ramalá, en Cisjordania. Acentuando la movilización, Fatah había llamado el viernes a una nueva jornada de manifestaciones, mientras que Hamas, que instó a una “nueva intifada’’, pidió hacer de cada viernes un “día de la ira’’ tras la decisión de Trump. El líder de Hamas, Ismail Haniyeh, afirmó ayer que “Jerusalén pertenece únicamente a los palestinos y nadie en el mundo puede cambiar esta verdad’’.