El diputado del PRO por la ciudad de Buenos Aires, Pablo Tonelli, promovió una intrépida forma de ver los efectos de la reforma previsional que promueve el oficialismo. “Están perdiendo plata, pero no poder adquisitivo”, indicó ante un periodista que le había señalado que con la nueva fórmula el aumento será de 570 pesos en lugar de los 1.200 que correspondería con la fórmula anterior. La reforma previsional tan particularmente defendida por el diputado Tonelli responde a las recomendaciones realizadas por el FMI en el marco del artículo IV del organismo.
Tras su visita a la Argentina de 2016, emitió su reporte 16/346 donde señala que “restaurar un sistema de pensiones sostenible requeriría reformas paramétricas, que incluyen la indexación de los beneficios a la inflación, la reducción de la tasa de reemplazo (relación entre el beneficio y el último salario ganado) y el aumento gradual de la edad de jubilación para las mujeres”.Sobre el efecto de la alternativa escogida por el oficialismo, el documento del fondo señala: “Los beneficios de pensión están vinculados al crecimiento salarial y al crecimiento de los ingresos de ANSES por beneficio desembolsado. Esta fórmula hace que los beneficios aumenten a tasas superiores a la inflación del IPC, y que aumenten más rápidamente cuando el crecimiento en el número de beneficiarios se desacelere. La indexación de los beneficios a la inflación realizada desde 2019 en adelante reduciría el déficit actuarial en aproximadamente 20 puntos porcentuales del PBI”.
La visión del FMI y el gobierno de ahorro fiscal a costa de los jubilados se basa en una mirada optimista sobre el rumbo de la actividad económica, la inflación y los recursos de la ANSES, y en la idea de reducir el porcentaje de beneficiarios de la seguridad social sobre la población. Respecto a las perspectivas económicas, las mismaspueden tener cierto realismo para 2018 y 2019, donde el acceso al endeudamiento externo puede permitir continuar con la reducción de la inflación basada en el dólar barato, y cierta recuperación de la recaudación y los ingresos de la ANSES, de la mano de la mano de una leve reactivación de la economía y, en menor medida, del empleo, junto a una mayor recaudación de derechos de importación por la política de apertura comercial.
Sin embargo, en el mediano plazo, la reforma se puede transformar en un boomerang para el oficialismo, cuando el ciclo de endeudamiento encuentre su límite, con la consiguiente contracción de la actividad, el empleo, la recaudación y los ingresos del ANSES. Entonces, la previsible disparada del dólar impulsará un alza de los precios y de las jubilaciones de acuerdo a su nueva fórmula. A modo de ejemplo, los dos últimos años de contracción económica y devaluación, las jubilaciones aumentaron en promedio un 29,1% y los precios un 36,6% en 2014 y en 2016 las jubilaciones lo hicieron un 30,1% y los precios un 39,1%. Con esos antecedentes, una política prudente de la oposición puede ser avalar una aplicación gradual de la nueva fórmula, para que la indexación se aplique en unos años protegiendo a los jubilados de la próxima crisis de sobre-endeudamiento.
@AndresAsiain