"No tenemos hambre, pero estamo' cocinando", cantaba C.R.O. en el trap "Rock and roll", poco antes de que arribara a la mitad de su show en el Movistar Arena, el viernes pasado. Apelando a ese pasaje de la canción, no hay duda de que el artista neuquino tiene una sazón especial. A pesar de que la letra toma prestado el imaginario del rock para depositarlo en la música urbana, la versatilidad del rapero le permitió moverse entre ambos universos. Su fama de "rockero" no la ganó sólo por las fábulas de "niño malo" que existen en torno a él, sino también porque es un género que forma parte de su identidad sonora. Si bien muchos colegas suyos flirtearon con esa impronta, entre los que destacan Neo Pistea o Duki, ninguno se atrevió a hacer un disco enteramente del palo.
Dillom podría encarnar la analogía más afín a la del igualmente integrante del dúo Bardero$, que C.R.O. comparte con Homer el Mero Mero, pero el de la Rip Gang apuntó hacia otro lugar: uno más próximo al post punk y al tetricismo, a manera de disparador conceptual. Lo que lo torna en algo todavía más freak y lejano. Sin embargo, el rock del álter ego de Tomás Manuel Campos bebe de lo clásico, de lo que puede dar constancia su álbum Mal de la cabeza (2021), inspirado en el heavy metal, el grunge y el hard rock. Y es que entre sus héroes está Layne Staley, desaparecido vocalista de Alice in Chains, por más que su madre, quien le inculcó su pasión por los yeites, le haya dicho que la mejor banda del mundo es Pantera. Aunque un tema como "Dame rock", incluido en el tracklist del álbum, tiene más sabor a Riff.
Justamente con esa canción el rapero inauguró el bloque rockero –el segundo de los tres con los que llevó adelante las dos horas de show–, acompañado por una banda en la que sobresalieron los violeros Francisco Cañardo y Joaquín Vázquez, a los que tuvo en calidad de cómplices en la grabación de ese material. Le secundó el tema que titula al disco, y entonces apareció uno de los primeros antecedentes de esta veta: el lento "Cada lágrima", de 2019. Por más que C.R.O. no tiene ningún prurito en dejar de lado las barras para cantar como Staley, su estilo meditabundo y oscuro se parece más al del boricua Robi Draco Rosa. En ese sentido, el instante experimental del show fue por cortesía de "Ruinas", con el que el patagónico se atrevió a ser más él al pelar la métrica del rap en una balada de guitarras eléctricas.
La fórmula se repitió en el inédito "Por vos" y en la seminal "Ciudad gris", para luego volver a levantar decibeles con dos temas más del disco Mal de la cabeza: el funk "Luz" y el blues "Infierno y roll", con el que el artista y su grupo cerraron el segmento. El tema restante de ese set fue "Aquella noche", R&B partícipe del último trabajo de Bardero$, el EP Inmortales (2022). Si bien este debut en el predio de Villa Crespo sirvió para despedir la gira del disco Malos cantores, la notable performance de su tándem con Homer el Mero Mero –ausente de la fecha porque tuvo una intervención quirúrgica a principios de mes– en el Buenos Aires Trap, en diciembre pasado (donde también la rompió solo), se podría considerar uno de los alicientes a los que se aferró C.R.O. para sumar ahora otro hito en su carrera.
Apenas irrumpió por el tablado, el MC, cantante y compositor salió a demostrar que, más que un icono, es un bicho raro en la escena musical argentina (no sólo la urbana, sino también en general). Y es que va a contramano de lo que marca la tendencia, lo que no le resta al condimento popular que ostenta su propuesta, por más que a veces pareció que reincidía en lugares comunes o en traducciones estéticas devenidas en distorsiones. Su cosmogonía es tan especial como versátil, de lo que pudo dar fe ese público que surfeó con él en cada ola. Sobre todo en el sector del campo del estadio, donde la tribu de los Cactus Jacks (pasamontañas verde manzana mediante) lideró pogos similares a lo de los recitales de rock y hasta osó bardear a la muchedumbre de las plateas por su tibieza.
Conexiones, trap épico (con dejo a Travis Scott) firmado en confabulación con la dupla de productores Oro600, destapó el repertorio; escoltado por el dance "Money". Tras ese arranque bien arriba, C.R.O. bajó un cambio con "Ella es una G" (esta vez sin compañía de Duki), el tema que grabó para la BZRP Music Sessions #29 y "Basura". A continuación, saltó a escena el primer invitado de la velada, el rapero uruguayo Mesita. Juntos volvieron a subir revoluciones de la mano del trap "Vida cara", pero no duró mucho. Al quedar nuevamente solo, el neuquino nadó hasta el fondo de la melancolía con el R&B "Reina", y continuó sumergiéndose en las emociones al rescatar "Alas". Sin embargo, "Del infierno me escapé", trap de síncope infame, se tornó en preludio de lo que estaba por venir.
Previo a meterse de lleno en el rock, el artista invocó a Bhavi y a Neo Pistea para hacer uno de los trap que grabaron: "Ocaso" (sólo faltó Khea para completar el feat), escoltado por "Ahora corren", hip hop malandra de Bardero$ en el que participaron, al igual que en el registro original, Franky Style, Chulu y su paisano Lil Troca. De la misma forma que salió del sonido urbano, "Cenfe" regresó para el desenlace del recital: por intermedio de un inmenso telón blanco que cubría todo el escenario. Cuando lo izaron, la puesta la protagonizó un murciélago, en referencia a uno de los tatuajes más significativos del rapero. Ahí se abrieron paso un grupo de seis vientos y Bhavi para interpretar en el pasillo que estaba conectado al tablado el trap epopéyico "Yo ya gané".
Neo Pistea repitió en "Hustlers" y más tarde tuvo un win-win en "Tumbando el club", lo que desató la locura en el estadio. A la misma estatura de lo que pasó con Cazzu, al momento de que la diva hiciera acto de presencia para desenvainar el pistero "After house". El puñado de colaboraciones lo cerraron Lil Troca y Franky Style en el trap de marca oriental "Diamante en bruto". En los momentos que estuvo solo, y sin evidenciar cansancio tras semejante trote, C.R.O. disparó el segundo single del disco cuya gira estaba despidiendo, "Metido en los verdes", seguido por "Hijo de la noche". Para el bis, se guardó, aparte del hoy clásico "Keta" y del rap "Que no pare", un par de himnos de Bardero$: "Bardo" y "Bardera". No obstante, antes de despedirse, espetó: "Gracias por hacerme pasar el mejor día de mi vida".