A Américo Ledesma le llevó 15 horas llegar a la Plaza de Mayo. Salió de Buena Esperanza, el pueblito donde vive, en San Luis, el martes a la tarde. Hizo dedo en la ruta hasta que lo acercaron a la capital provincial, donde se subió rumbo a Buenos Aires en un micro particular, con un pasaje que le pagó el hijo. Y el miércoles, en una plaza llena a pesar del frío invernal, se dio el gusto de meter l