No hubo organizaciones políticas, ni militancia. Tampoco se corearon nombres, ni se abuchearon políticos. La asistencia de un presidente le da a las celebraciones por el Día de la Bandera un peso innegable. Se ve en la concurrencia: no es mucha la gente presente a las diez de la mañana, un día feriado, para presenciar el acto tradicional. Todo un alivio para los encargados del operativo de seguridad, que no tuvo el despliegue del año pasado. Doce meses atrás, la gente se agolpaba detrás de las vallas para ver en persona a Javier Milei que vino, dio su discurso y se fue en poco menos de dos horas, sin reunirse con ninguna autoridad local ni provincial. Ayer el escenario fue completamente distinto.
El presidente eligió no venir a Rosario y armó su propio acto en el Campo Argentino de Polo, en el barrio porteño de Palermo. Tampoco envió a ningún representante del Ejecutivo nacional al acto. A pesar de eso, Victoria Villarruel dio el presente. Eligió salir del ostracismo al que fue relegada por el triángulo de hierro que gobierna el país y se desmarcó del faltazo oficial, que en la ciudad siempre enoja. Lo hizo como una ciudadana más, sin representar al Ejecutivo, por eso no pudo participar de los discursos protocolares. Sin embargo, no se privó de hablar. Un breve contacto con la prensa le alcanzó para hacer un poco de ruido y dejar en claro que la relación con el presidente está rota. "No me invitaron, pero vengo a Rosario que es como mi casa”, respondió Villarruel la consulta sobre su presencia en la ciudad, en lugar de asistir al acto en Buenos Aires. “Estoy muy contenta de estar en Rosario en el Día de la Bandera. Qué mejor lugar para estar honrando al general Manuel Belgrano que acá en Rosario. La verdad que no hay otro lugar en Argentina para estar hoy. El Monumento a la Bandera es nuestro símbolo más distintivo”, aseguró Villarruel una vez finalizado el evento.
El acto tuvo como protagonista al intendente Pablo Javkin, que en su discurso hizo foco en la nueva cara que muestra la ciudad, con la baja en el número de homicidios y las estadísticas vinculadas a la violencia. También al gobernador Maximiliano Pullaro, que se mostró un poco más enérgico en el reclamo al gobierno nacional para la quita de retenciones al agro y la defensa de la industria local. Ambos fueron críticos por la ausencia del presidente, aunque no fue el único que pegó el faltazo.
Del acto participó casi toda la plana política provincial y local: la vicegobernadora de Santa Fe, Gisela Scaglia; la presidenta de la Cámara de Diputados provincial, Clara García; el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, Roberto Falistocco; la presidenta del Concejo Municipal de Rosario, María Eugenia Schmuck; entre otras autoridades. También asistieron ministros y legisladores provinciales. Lo que llamó la atención fue la ausencia de la oposición: casi no se vieron dirigentes del peronismo –a excepción del senador nacional Marcelo Lewandowski– ni tampoco de La Libertad Avanza, que el año pasado copó el monumento para recibir a Milei.
La situación no pasó desapercibida por el intendente. “Siempre queremos que este sea el acto central de la Argentina. El presidente estuvo presente el año pasado y este no pudo venir. Nos comunicó que iba a participar de otro acto y nos hubiese gustado a lo mejor más presencia del gabinete nacional. Pero también me hubiera gustado ver a los concejales de todos los bloques de mi ciudad. El presidente es más difícil que venga y se mueva, los concejales están cerquita, podrían haber venido”, cuestionó en rueda de prensa.
Luego del acto protocolar, alumnos de todo el país juraron lealtad a la bandera. La tradicional ceremonia tuvo varios capítulos a lo largo de la semana por la cantidad de alumnos que viajaron desde distintos puntos del país, algo que fue destacado por las autoridades locales. Participaron alumnos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, Santa Cruz, San Luis y Santa Fe. Como telón de fondo, el evento tuvo el nuevo mural de Manuel Belgrano sobre el Pasaje Juramento, que se llevó todas las miradas. También, los andamios y lonas ubicados en distintas zonas del monumento, como una suerte de recordatorio de las obras de refacción, que el año que viene cumplirán una década de iniciadas.
Críticas por acá y por allá
Javkin fue el encargado de abrir los discursos de la jornada, con un mensaje que giró en torno a las dificultades que atravesó la ciudad en materia de seguridad en los últimos años. “Todos los que estamos acá sabemos lo que hemos vivido. Y no lo vamos a olvidar. Rosario sufrió mucho. Pagamos con vidas el abandono de algunos; pagamos con horror el silencio cómplice de otros. Soltaron presos, se liberaron las cárceles y nos dejaron solos en manos del terror. Pero pesa sobre sus conciencias una certeza: Belgrano jamás hubiera hecho eso”, cuestionó el mandatario, en alusión tanto a la gestión de Omar Perotti a nivel provincial, como al gobierno de Alberto Fernández.
No obstante, para el intendente hoy Rosario muestra otra cara. Incluso habló de una “resurrección” de la ciudad. “Cuando creyeron que nos habían tumbado nos pusimos más de pie que nunca. Volvió Rosario. Antes los viajeros nos preguntaban si podían venir, hoy nos preguntan si se pueden quedar unos días más. Antes los colegios temían venir a prometer a la bandera y hoy el monumento está más lleno que nunca”, expresó y agregó: “Antes se hablaba de Rosario para contarnos los muertos. Ahora se habla de Rosario para contar que algo está pasando, que vuelven los ídolos, las fiestas, los eventos”.
En ese marco, el intendente también sostuvo que todos los años “deberían estar los líderes nacionales” en la ciudad, para homenajear a Belgrano. “Los esperábamos para agradecerles el aporte a nuestra paz recuperada, para contarles todo lo que estamos haciendo y también para pedirles que no paren las obras que les corresponden. Y si no, para dejarles claro que no tenemos problemas en tomarlas nosotros. Pero que nos dejen hacer, que acá sabemos cómo”, señaló. “No habrá acto en otra ciudad del país, por muy privilegiada que sea, por muy mantenida con nuestro esfuerzo que sea, que opaque jamás el 20 de Junio en la ciudad de Rosario”, sentenció.
Por su parte, Pullaro dio un discurso un poco más crítico que en otras oportunidades. Primero, cuestionando –aunque sin mencionarlo– al presidente por no asistir al acto en la ciudad. “No dejemos que desde Buenos Aires nos roben el protagonismo de la historia, somos los que hicimos grande al país”, criticó y agregó: “Cada vez que desde Buenos Aires quisieron acallar a las provincias, allí estuvo el brigadier Estanislao López para levantar la voz del interior”.
En otro pasaje, el gobernador también destacó la “recuperación” de Rosario, luego de haber sido “abandonada y olvidada” por las anteriores gestiones. En esa línea, aseguró que la ciudad se está pacificando e iniciando un nuevo período: “Hoy podemos mostrar que esta ciudad tiene menos delitos que muchas ciudades de la Argentina y se viene la segunda etapa, que es la de la reconstrucción, la de las grandes obras, la Rosario cultural y turística. La etapa en que Rosario se va a convertir en la capital del interior de la Argentina”.
Las críticas al gobierno nacional estuvieron direccionadas a la política productiva. El gobernador insistió con la eliminación de “las malditas retenciones” para el campo y aseguró que Santa Fe va a cuidar su industria de las importaciones ilimitadas. “La única manera que Argentina va a salir adelante es si fortalece a su sistema productivo. Por eso necesita obras de infraestructura, rutas nacionales en condiciones, energía, gas y electricidad para tener la potencia que necesita la industria”, expresó. “Tenemos que volver a esa nación federal y exigir que los recursos que se van del interior todos los años puedan volver a las obras que nosotros necesitamos”, finalizó.